La peculiar carrera de Cobo

Dejaré el comentario sobre la sanción de por vida para el italiano Danilo Luca (y del road show de Armstrong) para otro artículo. Hoy quiero hablar de Juanjo Cobo, que anunció esta semana que ficha por el conjunto continental de Turquía Torku Sekerspor. Allí correrá junto al también español David de la Fuente. De hecho, según ha declarado el propio Cobo, la opción de correr esta próxima temporada en el conjunto turco se debe en gran medida a De la Fuente, amigo y cántabro como él. Es un indudable paso atrás para Cobo, cuya trayectoria merece un comentario más a fondo. No olvidemos que estamos hablando de un ganador de la Vuelta Ciclista a España (la de 2011) ante un tal Chris Froome. Dos años sólo han pasado de aquello. Dos años en los que el rendimiento de Cobo en Movistar ha sido mediocre. 

"Las circunstancias no eran las más favorables después de mis dos años en el Movistar Team y de la situación actual del ciclismo. Era complicado encontrar un hueco en el pelotón del ProTour y por eso empecé a buscar la posibilidad de equipos menores", relata Cobo en una entrevista en Biciciclismo. Gracias a una llamada de David de la Fuente, explica, surgió esta posibilidad que, según fue pasando el tiempo y no salieron otras opciones más atractivas, ha terminado aceptando. 

Ya digo, la carrera de Cobo es peculiar. Quizá, la historia de lo que pudo haber sido. Tal vez, la de lo que fue y no volverá. Quién sabe. El caso es que, ya cuando el cántabro ganó la Vuelta en 2011, recuerdo que se habló mucho sobre su carrera, sobre la mala racha personal que había pasado antes de conseguir ese triunfo con el Geox. Después de ese triunfo, todo apuntaba a una recuperación de la mejor versión del apodado como Bisonte de La Pesa por su potencia en las subidas. Veamos cómo ha sido su trayectoria. En 2004, Cobo debuta como profesional en el Saunier Duval, después de varios triunfos conseguidos en categorías inferiores. El corredor cántabro no encuentra el golpe de pedal, no logra adaptarse en este salto a profesionales. Pasa dos años muy complicados y, como se relató en 2011 tras su triunfo en la Vuelta, llamó incluso a Matxin para decirle que iba a colgar la bicicleta. El director deportivo le convenció para que no lo hiciera y en 2007 Cobo consigue la victoria final en la Vuelta al País Vasco, junto a dos etapas. Un año después, mostró un buen rendimiento en el Tour de Francia. Fue segundo en una etapa que ganó su compañero de equipo Leonardo Piepoli, que después fue calificado por dopaje. Un año turbio, pues el equipo se retiró de la ronda gala por el escándalo de Ricardo Ricó. 

En 2009, dejá vù. Cobo piensa en retirarse del ciclismo. De nuevo, Matxin le convence para que siga adelante,en este caso con el Fuji-Servetto. Otra vez, el cántabro vuelve a mostrar su potencial. Gana una etapa de la Vuelta a Castilla y León y termina décimo en la general. Igual resultado que en la Vuelta, donde logra un triunfo parcial (en la Granja de San Ildefonso) y terminar en el top 10. Cobo ficha en 2010 por el entonces Caisse d´Epargne, el actual Movistar. No cuaja. Pasa un año sin pena ni gloria. En 2011, de nuevo Matxin acude al rescate. El director con el que Cobo ha logrado sus mejores resultados lo recluta para el equipo Geox. En mayo de ese año, tercera ocasión, Cobo se siente alicaído y piensa en abandonar el ciclismo. Otra vez es convencido para seguir. 

Llega entonces el gran momento en la carrera profesional de Juanjo Cobo hasta el momento: el triunfo en la Vuelta a España. En el camino hacia la ronda española, Cobo fue tercero en la Vuelta a Burgos. Cobo mostró en la Vuelta que tenía fuerzas (físicas y, aquí residía la novedad, mentales) para llevarse el triunfo final. Su formidable victoria en el Alto del Angliru termina de convencer a los escépticos. Mientras, en el Sky, la jerarquía sitúa a Wigigns al frente del equipo, por delante del hombre más fuerte del conjunto británico (y probablemente de toda la ronda) en aquella Vuelta, Chris Froome. Tarda mucho el Sky en darse cuenta de que, si quieren ganar la Vuelta, deberán darle plenos poderes al corredor nacido en Kenia. Muchos pensamos todavía que, si las decisiones del Sky ese año hubieran estado dictadas desde el principio por lo que indicaban las fuerzas de los corredores en la carretera y no por las jerarquías, el resultado final de la carrera podría haber sido otro. En cualquier caso, esto no resta méritos a Cobo, que protagonizó una carrera magnífica y estuvo de diez de principio a fin en la Vuelta (imborrables escenas de ciclismo con mayúsculas, como el mano a mano con Froome en Peña Cabarga). 

Tras su arrollador triunfo en la Vuelta, Cobo renueva con el Geox pero esta marca da la espantada y deja al equipo abandonado y sin sponsor. El Movistar se interesa entonces por Cobo. No había triunfado el cántabro en su anterior paso por el bloque de Eusebio Unzué, pero se dieron una segunda oportunidad mutua. No ha funcionado. Los dos años que ha estado en el equipo, Cobo no ha sido ni una sombra de lo que fue. No ha vuelto a dar muestras de la grandeza que demostró en 2011, de esa fortaleza física descomunal que destrozó a sus rivales en la ronda española de aquel año. 

Las dudas han sido compañeras de Cobo desde el comienzo de su carrera. Ha tenido complejos y falta de confianza y autoestima. Como hemos contado, fueron varias las ocasiones en las que el ciclista cántabro pensó seriamente en colgar la bicicleta. Después de ganar la Vuelta, lo que a todas luces debió de ser una enorme inyección de moral para él, esperábamos quedarnos ya para siempre con esa versión de corredor potente y ganador que nos mostró Cobo en 2011. No ha podido ser. Desconozco las circunstancias personales que hayan podido influir en ello. Ahora Cobo marcha a un equipo turco de segunda fila. Puede que ser el paso atrás que necesite para tomar carrerilla. Ojalá. Salvando las distancias, con él pasa como con otros ciclistas con enorme potencial a quienes intuimos calidad y talento de sobra para alcanzar altas cotas en el ciclismo, pero a quienes no ha acompañado una fuerza mental necesaria para ello. Pienso en Andy Schleck, por ejemplo. Tiene mucho más clase el luxemburgués, desde luego, pero comparten ambos esa frustración de haber mostrado que son capaces de lograr muy importantes victorias, de brillar en grandes carreras. Una historia que podría haber sido y se ha estancando de manera triste. Apena que Cobo no haya explotado como deseábamos que hubiera hecho definitivamente tras la Vuelta. Quién sabe. Puede que este paso por el Torku le sirva de impulso. Es un desperdicio, sin duda, que alguien con tanto potencial no sea capaz de sacarlo fuera. Por eso deseo que Cobo consiga de una vez por todas, aunque sea en un equipo continental turco, volver a dar muestras de sus capacidades. 

Comentarios