Momentos del año. (Primera parte)
Rui Costa, arcoíris escoltado por españoles: probablemente uno de los momentos de mayor tensión y espectacularidad de la temporada ciclista 2013 fue en apasionante desenlace de la prueba en ruta del Mundial de ciclismo disputado en la Toscana. Con el mal tiempo haciendo su aportación para que viéramos un Mundial apoteósico y con varias selecciones potentes trabajando por lograr el oro. En el momento de la verdad, fue la selección española la que seleccionó la carrera con un imponente ataque de Joaquim Rodríguez, que rompió el grupo delantero y se marchó por delante. En persecución de Purito sólo quedaron Vincenzo Nibali, Riboerto Urán (que tuvo mala suerte y sufrió una caída), Rui Costa y Alejandro Valverde. Situación soñada para el equipo español, pues tenía todas las de ganar. Con un hombre escapado por delante, toda la responsabilidad recaía en los rivales. Tendrían que ser Rui Costa y Nibali quienes se gastaran en dar caza al fugado. Si lo hacían, sabían que iría a su rueda, fresco sin haber dado un solo relevo, el compatriota del escapado. Si no lo hacían, dejaban escapar el oro. Con Valverde marcando a los dos rivales, parecía que teníamos en la mano el doblete (que finalmente logramos) pero con el oro entre los metales alcanzados. Al final, Rui Costa atacó y Valverde dudó a la hora de responder a su movimiento. Fue demasiado tarde y el potente y talentoso ciclista luso se hizo digno propietario del maillot arcoíris. La selección española acabó con dos medallas, un éxito indudable, pero con un sabor amargo por no haber sabido resolver un final de carrera que tan propicio se nos puso.
Froome, nuevo emperador del Tour: el mes de julio es el punto álgido de la temporada ciclista con la disputa de la Grande Boucle, que cumplía este año 100 ediciones. El Tour siempre es el Tour y el de este año dejó grandes exhibiciones de ciclismo. Cierto es que hubo un corredor claramente más fuerte que el resto, Chris Froome. El ciclista del Sky dominó a sus rivales casi sin apuros, y eso a pesar de que en alguna jornada montañosa se pudo ver algo inusual en la escuadra británica: a su líder completamente solo, desguarnecido de sus gregarios. Aun así, Froome estaba un punto por encima de todos sus adversarios. La lucha por entrar en el podio dejó gran emoción en las etapas finales del Tour. Ahí brillaron con luz propia Nairo Quintana, la sensación de la carrera gala, y Joaquim Rodríguez, segundo y tercero en la general. El Tour también nos dejó otros titulares como las cuatro etapas de Kittel, el doblete de Rui Costa o una lista de varios corredores jóvenes muy prometedores como Michal Kwiatkowski, Andrew Talansky o Tejay Van Garderen, entre otros. Juventud y calidad desbordante la que tiene el maillot verde, por segundo año consecutivo, del Tour del centenario: Peter Sagan.
Nibali deslumbra en el Giro: no se recordaba algo igual en la corsa rosa desde que Contador arrasó a todos sus rivales en la edición de 2010, arrebatada después al corredor de Pinto en los despachos. Vincenzo Nibali se gustó durante el Giro y, sabiéndose superior al resto, dejó estampas de ciclismo épico como su triunfo en solitario entre la nieve en las Tres Cimas del Lavadero. El Giro, fiel a sí mismo, no tuvo un solo día de aburrimiento o tedio. Nada que ver. Desde el principio se vieron cosas. En lo que respecta al ciclismo español, Beñat Intxausti nos llenó de ilusión al lograr vestir la maglia rosa y ganar una etapa. Fue octavo finalmente en la general el prometedor ciclista de Movistar de quien todo el mundo espera un salto de calidad que le lleve a disputar de tú a tú grandes vueltas. Clase atesora para ello. Cavendish también fue protagonista del Giro, donde logró llegar a la cifra de 100 victorias como profesional. Acompañaron a Nibali en el podio el colombiano Rigoberto Urán, líder del Sky tras el frustrado paso de Wiggins por el Giro, y el australiano Cadel Evans.
La paradoja del ciclismo español: llevamos ya muchos años con el ciclismo español situado en la élite mundial de este deporte. Sin embargo, cada vez hay menos carreras, menos patrocinadores y menos equipos. Nos invade una situación de derrotismo porque esta ausencia de inversiones en el ciclismo, estas apreturas económicas, llegan en un momento en el que tenemos a grandes estrellas con aspiraciones de victoria casi en todas las carreras del calendario. La crisis económica, que golpea a nuestro deporte como al resto de ámbitos de la vida, y la crisis de imagen que no logramos sacudirnos por el dopaje, están sin duda detrás de estos problemas. Hablamos de paradoja porque el ciclismo español sigue en lo más alto, pero pasa por serias dificultades en lo económico. Los títulos del mejor ciclista (Joaquim Rodríguez), el mejor equipo (Movistar) y la mejor nación (España) en el ranking World Tour están copados por nuestros país, pero aun así asistimos a la desaparición de equipos (el histórico y emblemático Euskaltel-Euskadi) y a la falta de oportunidades para ciclistas jóvenes. Este año, Rubén Fernández, del Caja Rural, ganó el Tour del Porvenir, lo que demuestra que sí hay cantera y sí hay ciclistas jóvenes con mucho futuro por delante. Lo que no hay, lamentablemente, son equipos donde dar el salto a profesional. No queremos ser pesimistas, pero todos pensamos que si esta situación sucede cuando los ciclistas españoles coinciden grandes victorias, qué no sucederá cuando los primeros espada de nuestro deporte empiecen a colgar la bici y vivamos, muy probablemente, un proceso de sequía o de transición, al menos, en el que no tengamos tantos triunfos que llevarnos a la boca. Ojalá nos equivoquemos. Motivos para soñar también hay, como ese ilusionante proyecto de Fernando Alonso para poner en marcha un equipo en 2015.
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