Lucir el maillot arcoíris y alzar los brazos en señal de victoria una y otra vez. Esa es la vida de Peter Sagan, para quien el invierno se debe de hacer muy largo. El ciclista eslovaco, el único que ha ganado tres mundiales de forma consecutiva, el corredor que deslumbra en primavera, en las clásicas; pero también en verano, en el Tour o donde sea; y en otoño, en la cita mundialista que tiraniza desde 2015, se encuentra algo perdido en invierno, cuando para la temporada ciclista. Al menos, hasta que las bicis vuelven a rodar, como hicieron ayer en Australia con la People’s Choice Classic, un aperitivo al Tour Down Under. Todo volvió a la normalidad y Sagan, claro, se anotó la primera victoria del año.
La prueba, con un recorrido nada exigente que anticipaba a gritos un desenlace al sprint, constaba de 22 vueltas a un circuito por las calles de Adelaida, para completar apenas 50,6 kilómetros. Un entrenamiento, o casi. Una forma de estirar las piernas y dar las primeras pedaladas de competición del año. No es precisamente la prueba más dura ni la más prestigiosa del calendario. Pero Sagan, por si acaso, ganó. Llevaba todo el invierno sin hacer de las suyas.
El martes comienza el Tour Down Under, donde Sagan querrá seguir incrementando el palmarés de esta temporada recién comenzada.
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