Dumoulin asesta el primer golpe al Giro


Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde, escribió Gil de Biedma. A Chris Froome le ha pasado hoy justo lo contrario en la primera etapa del Giro de Italia por las calles de Jerusalén. El corredor británico del Sky comprendió muy pronto que la jornada inaugural de la corsa rosa sería complicada para él. Incluso antes de partir, ya que se fue al suelo mientras reconocía el recorrido. Chapa y pintura, nada más. El líder del Sky, que arrastra también la presión de no saber aún cómo concluirá su proceso por el resultado anómalo en un control en la última Vuelta, tuvo al menos más suerte que Kanstantin Siutsou, el ciclista bielorruso del Bahrein-Merida, que también se cayó mientras reconocía el recorrido, pero con un resultado peor, al romperse la tercera vértebra y verse obligado a retirarse.


Todo lo contrario puede decir Tom Dumoulin, quien empieza el Giro que terminó el anterior, luciéndose en una contrarreloj y alcanzado la maglia rosa. En 2017, la definitiva. Hoy, la inicial, la que le permite dar el primer golpe a la prueba, la que le devuelve al lugar donde terminó todo hace un año, en la primera posición de la clasificación. Con su maillot de campeón del mundo de la especialidad, como avisando, como dejando claro quién manda cuando se trata de batirse contra el reloj, el corredor holandés dio un recital y ganó la etapa. Lo hizo batiendo por menos de dos segundos a Rohan Dennis, quien llevaba un buen rato esperando en meta que nadie mejorara su registro. El plano del ciclista que ha marcado el mejor tiempo, aguardando en meta, viendo por televisión cómo intentar desplazarlo, es uno de los más emocionantes que regala el ciclismo. Dennis sonreía, y eso que se veía claro que Dumoulin acechaba, sediento de victoria, ambicioso, insaciable. Y tampoco dejó de sonreír, resignado, cuando vio que el holandés del Sunweb mejoraba su tiempo. 

Ganó Dumoulin, sí, por lo justo, y eso le permite recuperar el rosa, su segunda piel en Italia. Más importante aún que la etapa y que el primer liderato de la carrera es el golpe asestado a sus rivales. Un golpe encima de la mesa, una demostración de autoridad. Especialmente relevante sobre Froome, quien cedió 37 segundos, una renta amplia para una contrarreloj de menos de 19 kilómetros, casi preocupante. Si el ciclista británico ya llegaba al Giro con dudas, porque no había transmitido buenas sensaciones esta temporada, ahora la incertidumbre se acrecienta. Queda mucha carrera por delante, pero el comienzo es preocupante para el líder del Sky. 

Dumoulin, impecable sobre la bicicleta de contrarreloj, excepcional e imponente siempre en la especialidad de la lucha contra el crono, logró sus primeras rentas sobre todo sus rivales: 20 segundos sobre Simon Yates, 27 segundos sobre Domenico Pozzovivo, 33 segundos sobre Thibaut Pinot, 46 segundos sobre Johan Esteban Chaves, 50 segundos sobre Fabio Aru y 56 segundos sobre Miguel Ángel López

La gran sorpresa positiva del día ha sido Pelo Bilbao, quinto en la crono, que ha mostrado su excepcional estado de forma. Deberá trabajar para Superman López, pero es de esperar que Astana le dé libertad algún día, porque se le ve muy fuerte.

El hecho de que el perfil de la crono fuera tan técnico, con continuas subidas y bajadas, con curvas complicadas, ha compensado la falta de kilometraje de la misma. Las diferencias, naturalmente nada insalvables, son importantes. Sobre todo, porque en menos de 10 kilómetros es difícil distanciar en tanto tiempo a los rivales como ha hecho hoy Dumoulin, que ha comenzado la edición 101 del Giro con semejante autoridad con la que terminó la número 100, esa en la que se impuso a los elementos, a sus rivales y hasta a un apretón de tripas (hoy alguna pancarta cerca de meta le recordaba aquel episodio). Dumoulin es el capo del Giro y se ha encargado en demostrarlo a la primera de cambios. 

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