Resumen del 2018 ciclista (I): Las grandes vueltas

Se acerca el final del año y es tiempo de echar la vista atrás y recordar lo mejor de este 2018 ciclista. Comenzamos por las grandes vueltas, que ofrecen cada temporada varios de los momentos más intensos de ciclismo. No tienen el encanto de las grandes clásicas y, a veces, resultan previsibles, pero las vueltas de tres semanas escriben día a día, a lo largo de 21 etapas, una historia apasionante, que encierra siempre la ocasión de encontrar un giro de guión donde menos se espera. Este 2018 será recordado, sin duda, entre otras cosas, como el año en el que Chris Froome protagonizó su mayor gesta encima de una bicicleta, cuando incendió el Giro de Italia en Finestre


Fue un día glorioso, inolvidable. Marchaba de líder sólido de la carrera Simon Yates, quien parecía acariciar ya su primer triunfo en una gran vuelta. Pero Froome tenía otros planes. El ciclista británico, que entonces aún no sabía que iba a ser absuelto del resulta anómalo en un control antidopaje en la anterior Vuelta a España, se movió en Finestre, que era la Cima Coppi de este año en la corsa rosa, la más alta, en la que más falta el aire. Atacó Froome y se marchó solo hacia la victoria y hacia la gloria, cuando restaban más de 80 kilómetros para la meta. Fue un día legendario de ciclismo, una gesta colosal que le catapultó a la victoria en el Giro, su mejor exhibición encima de una bicicleta

Froome ha dominado durante muchos años el Tour de un modo autoritario e incontestable, pero nunca ha sido más admirable que cuando ha sufrido, cuando no ha sido el gran dominador de las carreras. El Froome del Tour es imponente, pero el de este Giro, destrozando la carrera con un ataque con sabor añejo, o el de la Vuelta, extenuado tras su esfuerzo en la ronda gala, es el que impresiona de verdad. Ganó Froome el Giro, convirtiéndose en uno de los siete ciclistas que han ganado las tres grandes vueltas, junto a Jacques Anquetil, Alberto Contador, Felice Gimondi, Bernard Hinault, Eddy Merckx y Vincenzo Nibali. Además de Froome, fueron protagonistas de este Giro Tom Dumoulin, que defendía la maglia rosa y terminó segundo; Miguel Ángel López, que terminó tercero; y Richard Carapaz, que lideró al Movistar y logró una cuarta plaza. Mikel Nieve ganó una etapa. 

Dos de los grandes protagonistas del Giro, Froome y Dumoulin, buscaron reeditar su duelo en el Tour. Ambos afrontaron la Grande Boucle con la aspiración de llegar vestidos de amarillo a París. Pronto se vio, sin embargo, que el hombre más fuerte de la carrera militaba en las filas del Sky, pero no era Froome, sino Geraint Thomas. La convivencia entre ambos fue ejemplar y Froome respetó lo que dictó la carretera, que su compañero, antaño gregario, era el más firme líder de la todopoderosa escuadra británica. 

La anómala situación de Froome, quien hasta última hora no supo si podía correr o no el Tour por el expediente que tenía abierto, forzó al Sky a preparar un plan B para el Tour, su carrera fetiche, que pasaba por Geraint Thomas. Sky volvió a mandar como acostumbra, sólo que esta vez trabajando para Thomas, sólido líder a quien no pudo desbancar Dumoulin, segundo en el Giro y en el Tour en el mismo año, algo que nadie había logrado en dos décadas. La tercera posición en el podio final de París fue para Chris Froome, quien desbancó en la crono final en Iparralde a Primoz Roglic, uno de los protagonistas indiscutibles de la ronda gala, que lo probó hasta el final. También Julian Alaphilippe, líder de la montaña y ganador de dos etapas; y Peter Sagan, maillot verde de la regularidad y ganador de tres etapas, fueron protagonistas de la carrera. 

Omar Fraile fue el único ganador español de etapa de la carrera, en la que el Movistar no rindió al nivel esperado. Llegó a la carrera francesa con tres líderes (Nairo Quintana, Alejandro Valverde y Mikel Landa), pero se marchó sólo con una victoria de etapa (del ciclista colombiano) y un séptimo puesto en la general de Landa. Eso sí, Marc Soler protagonizó uno de esos debuts estratosféricos en el Tour que invitan a soñar con algo grande. 

Y luego llegó la Vuelta Ciclista a España que, como decimos siempre, no es la carrera más mediática, porque en eso nadie gana al Tour, ni tampoco la más espectacular y exigente, porque el Giro es el Giro, pero es especial. Es la Vuelta. La carrera que ha sabido definir una identidad propia muy marcada en los últimos años. La prueba en la que todo puede pasar en cualquier etapa. La ronda que muchos ciclistas de primera fila entienden como una reválida, como la última oportunidad de salvar el año. Y también, claro, una carrera en la que deslumbran por primera vez ciclistas llamados a ser los grandes protagonistas del pelotón internacional en el futuro. 

Todo eso regaló la Vuelta este año. Fue, de nuevo, una carrera espectacular. Simon Yates, quien sólo perdió el Giro de este año por la hazaña de Froome en Finestre, no dejó escapar esta vez la Vuelta. Se impuso así en su primera gran vuelta que, probablemente, no será la última. Fue un líder sólido en la ronda española, donde ganó una etapa clave. Le acompañaron en el podio dos de esos ciclistas jóvenes que tienen el futuro del ciclismo en sus piernas: Enric Mas, el señalado como sucesor por Alberto Conador, que también ganó una etapa y que dio una lección de madurez impropia de su edad; y Miguel Ángel López, Superman, que venía de ser podio ya en el Giro y que, sin duda, ha sido uno de los grandes nombres de este 2018 ciclista. 

La Vuelta tuvo otros protagonistas, como el impresionante Alejandro Valverde, que había declarado en las horas previas de empezar la carrera que llegaba sólo a prepararse para el Mundial, pero que fue entrando en materia y ganó al final dos etapas, además de mantenerse en la lucha por la general casi hasta el final. También Elia Viviani, dominador de las volatas del Giro y también de esta Vuelta;  Thibaut Pinot, colosal; Thomas De Gent, el hombre que vive en fuga; y Rohan Dennis, que ganó las dos contrarrelojes, preparándose para el Mundial. 

Mañana: Los monumentos. 

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