Wallays se exhibe en una París-Tours reinventada


Entre viñedos y a través de caminos de tierra ha transcurrido una renovada y espectacular edición de la París-Tours, la centenaria clásica francesa con la que se echa el cierre, o casi, de la temporada ciclista. El cambio del recorrido ha sido todo un acierto. La carrera se vuelve más dura y también más vistosa y entretenida de ver para los aficionados. Es de esperar que se mantengan estos tramos de tierra en los que ha reinado Jesse Wallays, quien ya ganó esta misma carrera en 2014. Ha sido el más fuerte y ha rodado en solitario durante los kilómetros finales, imperial, inmenso, tras superar a Søren Kragh Andersen, ganador del año pasado, quien ha sufrido un pinchazo que le ha impedido tener opciones de revalidar su victoria. 

Kragh Andersen saltó junto a Boy van Poppel, quien fue cazador en uno de los ataques decisivos del desenlace de la carrera. El demarraje que definitivo, sin embargo, llegó algo después, a unos 50 kilómetros de la meta, cuando Wallays atacó. Ya nadie le dio alcance, y eso que por detrás rodaban corredores de mucho nivel, como Niki Terpstra, que ha terminado segundo, y Oliver Naesen, que llegó extenuado a meta y sólo pudo ser tercero. Se quedó sin opciones también Arnaud Demaré, para quien trabajó su equipo durante buena parte de la clásica.

Al igual que sucedió ayer en Il Lombardía, ha ganado un ciclista poco habituado a la victoria. El triunfo de ayer de Bauke Mollema en la clásica de las hojas muertas fue el primero del año para el corredor holandés, lo mismo que la victoria de hoy en la París-Tours para Wallays. Eso sí, el holandés tiene en su haber victorias de calidad, como la citada París-Tours de 2014 o la etapa de la Vuelta que ganó el año pasado.

Otro gran protagonista del día ha sido Fernando Barceló, quien ha rendido honores hasta el último día al maillot el Euskadi-Murias. Lamentablemente, la de hoy ha sido la última prueba del equipo vasco. Barceló, uno de sus mejores ciclistas, ha luchado hasta el final y ha estado en el grupo de favoritos en todo momento. Al final, una duodécima plaza para despedir por lo alto al equipo de Euskadi al que tanto echaremos de menos el año que viene. 

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