Recuerdos ciclistas (XXIX): Mosquera y Nibali en la Bola del Mundo

El recuerdo ciclista de hoy es uno de los más bonitos que atesoro por muchas razones. Porque estuve allí, en la Bola del Mundo, una ascensión de una exigencia inmensa que acogía el final de la penúltima etapa de la Vuelta a España de 2010. Por el espectáculo de disfrutar del ciclismo en plena sierra, en un escenario espectacular. Por el calor del público. Por la dureza de la etapa. Porque todo estaba en juego. Porque Ezequiel Mosquera fue valiente hasta más no poder ante Vincenzo Nibali. Porque fue, en fin, uno de los mejores días de ciclismo de los que he podido vivir in situ. Y también porque lo disfruté también escuchando la radio, claro, Onda Cero, Javier Ares, en una de las retransmisiones más emocionantes de las que recuerdo. 


Por partes. Estuve allí, sí, y lo pasé genial. Aún no había nacido este blog de ciclismo, pero escribí del día en mi otro blog, el de actualidad. Y titulé aquella crónica con una sola palabra: inolvidable. Porque lo fue. Por el diseño del recorrido, pudimos ver el primer paso de los ciclistas por Navacerrada, antes de subir a la Bola del Mundo y comprobar, andando, que aquellas pendientes supondrían un reto sobrehumano para los ciclistas. 

El ambiente era impresionante, el de las grandes ocasiones. Había algo especial aquel día. Nibali, el Tiburón, estaba a punto de ganar su primera gran vuelta, de las que vendrían después. Pero tenía enfrente a un rival español, a un héroe local, Ezequiel Mosquera, de un equipo humilde, el Xacobeo Galicia, que lo tenía difícil, pero lo intentó. Nunca llegó a tener opción real el ciclista gallego de batir al italiano, pero fue emocionante su ataque. Nibali no se cebó en ningún momento, supo conservar las distancias y terminó sentenciando la carrera. Por cierto, fue el primer ganador de la Vuelta vestido de rojo, ya que ese año se instauró el cambio el cambio del color de maillot de líder de la ronda española, que venía de ser dorado. 

Decimos siempre que el ciclismo es el deporte que ofrece una mayor cercanía al aficionado y en días como aquel se vive con una intensidad indescriptible. Fue extraordinario. Mientras alrededor los aficionados animaban a cada corredor, en la radio, Ares hacía de las suyas narrando la etapa. Qué maravilla. Qué concentración de emociones. Ares narraba, mientras Javier Mínguez comentaba y Álvaro Pino, entonces director deportivo del Xacobeo, comentarista habitual del ciclismo junto a Ares en Onda Cero, daba ánimos a Mosquera. Eso que ya apenas se escucha en la radio, que era habitual en los tiempos de García, los mensajes por radio de los directores deportivos a sus corredores, volvía a la radio aquel penúltimo día de la Vuelta de 2010. Fue vibrante. Pronto se vio que Mosquera no lo lograría, pero había belleza en ese intento contra todo y contra todos. Al menos se llevó el triunfo de etapa. 

Aquel día, como digo, vimos la batalla de Mosquera y la primera victoria en una gran vuelta de Nibali. Pero vimos, sobre todo, la belleza incomparable del ciclismo, sobre todo, cuando los corredores afrontan jornadas de montaña tan trepidantes y duras como ésta. Es, sin duda, uno de los recuerdos ciclistas más difíciles de olvidar. 

Comentarios