Recuerdos ciclistas (XXVIII): Cuando Valverde venció a Armstrong

Lance Armstrong tenía la costumbre de intentar atemorizar a sus rivales desde la primera etapa de montaña. El estadounidense lo quería todo: ganar la etapa, sacar distancia, dejar claro quién mandaba. En el Tour de 2005, esa primera etapa de montaña era en los Alpes, con final en Courchevel. Fue una etapa muy exigente. Armstrong, ganador ininterrumpido del Tour desde 1999, era el máximo favorito para todo, claro, también para el triunfo de etapa. Uno de los grandes alicientes del Tour de aquel año fue el estreno de Alejandro Valverde en la ronda gala. Hace 15 años de aquello. 


Valverde era profesional desde el 2002, con Kelme. Se le conocía entonces con dos sobrenombres: el Bala, que así se le sigue llamando, y El imbatido, porque nadie le ganaba. Para cuando Valverde debutó en el Tour ya sabía lo que era ganar, y ganar mucho, como ha hecho siempre en su carrera. En 2003 logró nueve victorias, entre ellas, dos etapas de la Vuelta a España, donde terminó tercero. Un año después sumó 16 triunfos. Pero hasta 2005 no debutó en el Tour, ya con los colores de Illes Balears, la escuadra de lo que hoy es Movistar. 


La primera gran etapa de montaña del Tour 2005 era, por tanto, la primera gran etapa de montaña en la ronda gala para Valverde, como recordaba Carlos de Andrés en la narración de aquella etapa en TVE, reemitida hace unos días en Teledeporte. El corredor murciano desarrolló una relación de amor odio con la carrera francesa. No le acompañó la suerte en muchas de las siguientes ediciones, ponía más en la relación Valverde que el Tour, tan cruel, tan duro, tan despiadado. Pero el comienzo no pudo ser más glorioso para el ciclista murciano. Armstrong era el gran dominador del ciclismo mundial y, a diferencia de Indurain, no cedía ninguna victoria a nadie. Si tenía oportunidad de ganar, ganaba. Siempre. Ante quien fuera. En toda circunstancia. Pero no pudo batir a Valverde, cuya punta de velocidad siempre ha sido uno de sus fuertes y que, entonces, en los comienzos de su carrera, lo hacían intratable en finales como este. 

Cuatro ciclistas se quedaron en cabeza: el todopoderoso Armstrong y el Bala. Junto a ellos, Paco Mancebo, el líder del equipo de Valverde en la general, y Michael Rasmussen. Arrancó Armstrong, que lo quería todo, como siempre. Pero se pegó a su rueda Valverde. El estadounidense era el veterano, el mandamás, el intocable, pero en ese final el veterano de verdad parecía el ciclista murciano, porque vigiló con sangre fría al estadounidense y controló el desenlace de la etapa con maestría. Fue la primera victoria de Valverde en el Tour, uno de los días más especiales de su carrera deportiva, de los muchos que tiene. Y Armstrong felicitó a Valverde y le señaló como su sucesor, como el joven prometedor que viene arrasando. 


Ya sabemos lo que vino después, cómo terminó Armstrong y también que Valverde se vio envuelto en un caso de dopaje. Pero aquel día de julio de 2005 lo que sentimos fue una gran emoción, insisto, aunque después supimos todo lo que supimos. Viví aquel día, como tantos otros, a través de Onda Cero, con la narración de Javier Ares. "Lo gana con una pierna", decía, confiado, Álvaro Pino. Y así fue, efectivamente. Uno de esos días de ciclismo difíciles de olvidar. 

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