Alaphilippe vuelve a las andadas


Aunque este Tour es el más extraño de su historia, en algunas cosas la vida sigue igual. Afortunadamente. Julián Alaphilippe, siempre valiente y osado, fue protagonista de la ronda gala el año pasado y también lo es ya este año. Ha vuelto a las andadas el ciclista del Deceuninck-Quick Step, uno de esos corredores que engrandecen el ciclismo. Siempre al ataque, sin negociar jamás los esfuerzos, regalando espectáculo. Amar al ciclismo es amar a Alaphilippe y su enorme atrevimiento. Ha ganado a lo campeón la segunda etapa de la carrera francesa, con final otra en vez en Niza, y se ha vuelto a vestir de amarillo, igual que el año pasado. Se repite la historia. Y es una historia maravillosa. 

Se esperaba el ataque de Alaphilippe. El final de hoy parecía hecho a su medida, con la ascensión a Quatre Chemins a 9 kilómetros de meta, bonificada, además, con 8, 5 y 3 segundos. Se esperaba que se moviera y, efectivamente, se movió, pero no por previsible pilló menos desprevenido a sus rivales. Fue un demarraje potente, marca de la casa, que sólo pudo seguir el joven suizo Marc Hirschi, del Sunweb. A pesar de su juventud, el corredor helvético se guardó todo lo que pudo, pero a Alaphilippe le dio igual, él tiró y tiró. Tenía claro lo que quería: ganar, vestirse de amarillo y dedicarle la victoria a su padre. Señalando al cielo entró en meta, celebrando un triunfo especial. 

A la altura de Alaphilippe y Hirschi llegó poco después Adam Yates (Mitchelton-Scot), quien le ganó al corredor francés el sprint bonificado en la ascensión a Quatre Chemins. Pero Alaphilippe no se rindió, nunca lo hace. Y siguió tirando y luchando. Al principio, sin demasiada colaboración de sus compañeros de fuga, después con algo más de ayuda. En meta, Alaphilippe lanzó la llegada a unos 200 metros, cuando el gran pelotón llegaba ya apretando con fuerza, pisándole los talones. Hirschi remontó y a punto de estuvo de amargarle la fiesta a Alaphilippe, pero el francés resistió y se llevó su quinta victoria de etapa en el Tour. Es el nuevo líder, tras perder una minutada Alexander Kristoff, como era de prever. 

La sensacional victoria de Alaphilippe, muy trabajada desde ese demoledor ataque hasta el mano a mano con Hirschi, ha sido lo mejor de esta segunda etapa del Tour que ha dejado otras conclusiones, otras noticias interesantes. Algunas, tristes, como las consecuencias de las numerosas caídas de ayer, ya que ni Rafa Valls (compañero de Landa en el Bahrein) ni Philippe Gilbert ni John Degenkolb pudieron tomar la salida, mientras que otros muchos ciclistas, como David Gaudu, compañero de Pinot en el Groupama-FDJ, que perdió contacto con el grupo al comienzo de la etapa, aunque luego pudo llegar a su altura. 

Se formó una escapada de mucho nivel, con Peter Sagan, Lukas Pöstbelger, Benoit Cosnefroy, Matteo Trentin, Kasper Asgreen, Toms Skujins, Anthony Pérez y Michael Gogl. Trentin se impuso a Sagan en el sprint intermedio, dejando claro al eslovaco que tendrá un rival serio en la lucha por lograr su séptimo maillot verde de líder de la regularidad. Los fugados no llegaron a tener nunca opciones reales de ganar la etapa, ya que varios equipos se encargaron de marcar un ritmo existente en el gran grupo, siempre con el Jumbo-Visma mandando. 

El equipo de Roglic, sin embargo, ha sembrado dudas hoy. En la última ascensión, en la que Dumoulin ha sufrido una caída sin consecuencias, han dejado de estar en la parte delantera del grupo y ha sido el Ineos de Bernal el que se ha puesto al frente. No enciende ninguna luz de alarma, peor el Jumbo-Visma ha mostrado menos solidez de la que se esperaba de él en esa explosiva ascensión final. Quien sí dio una mejor imagen fue el Movistar, sobre todo, gracias a un ataque de Marc Soler, que no llegó al tercero cabecero, pero transmitió buenas sensaciones. También lo intentó Mikel Landa, igualmente sin éxito. 



Mañana, tercera etapa, con Alaphilippe de amarillo y con un recorrido propicio para el sprint. 

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