Bambrilla vence a Woods por cinco segundos


La última etapa del Tour de los Alpes Marítimos nos ha regalado más ataques que muchas carreras de una semana, o incluso de tres. Ha sido un auténtico festival; sin duda, uno de los mejores días de ciclismo de los últimos años, con muchas alternativas, demarrajes y emoción hasta el final. Las escasas diferencias con las que Michael Woods llegaba a la etapa, apenas unos pocos segundos, eran propicias para disfrutar de una gran jornada de ciclismo. Y así ha sido. El recorrido también puso de su parte y la actitud de los ciclistas hizo el resto. 

El Groupama-FDJ fue el gran animador de la carrera, al meter en el grupo delantero a Armirail, Molard y Madouas. Los dos últimos, con opciones en la general. El primero dio un recital de trabajo en equipo. Y, por detrás, en el grupo del líder, aguardaba David Gaudu, el jefe de filas de la escuadra francesa. En la escapada también entraron otros ciclistas con aspiraciones en la lucha por el triunfo final. Sigue todo, Tao Geoghegan Hart, Gorka Izagirre y Brambilla. Junto a ellos, completaban el grupo Janssens, Pérez, Houle, El Fares, Vuillermoz y Tusveld. 

El duelo fue apasionante. Los escapados llegaron a tener cerca de tres minutos de ventaja. El equipo Israel lo tenía complicado para intentar rebajar las diferencias. El liderato de Woods peligraba, pero la emoción no se reducía sólo a esa posible derrota del corredor canadiense, sino que había muchas alternativas también en el grupo delantero. Era imposible saber quién ganaría la prueba. Todo estaba por decidirse. La ascensión al Col de la Madone de Gorbio, muy exigente, dio lugar a varios ataques. Se lanzó hacia adelante Madouas, una de las bazas del Groupama-FDJ, y a su rueda se pegó Brambilla. Quedaron tras ellos Molard, Geoghegan e Izagirre. 

La lucha por delante no se detenía, pero tampoco nadie se daba vencido por detrás, en el grupo del líder. En los kilómetros finales de la ascensión, cuya cima estaba a más de 20 kilómetros del final, lo que dio aún más emoción a la carrera, atacó en ese grupo Fuglsang. Lo probó también el propio líder, Woods, sabedor de que debía defender su maillot amarillo en primera persona. A su altura llegaron Quintana, Fuglsang, Mollema, Gaudu y O’Connor. 

Todo seguía en el aire. Brambilla demostró ser el más fuerte de los fugados y se marchó en cabeza en solitario, pero quedaba un duro recorrido hasta el final, que incluía dos ascensiones no catalogadas. La distancia se fue reduciendo, la emoción iba en aumento. Brambilla estaba a 13 segundos en la general de Woods, así que a la ventaja del ciclista italiano sobre el grupo del líder había que restar ese tiempo para saber si sería capaz de lograr la victoria o no. 



Estaba tan ajustada la carrera que el margen de error del GPS, nunca infalible, podía estar engañándonos. Todo se resolvería al final. Brambilla, algo imprudentemente dado lo apretado de la prueba, celebró la victoria alzando los brazos antes de entrar en meta, lo que siempre ralentiza algo la marcha del ciclista. Al final, por cinco segundos, el corredor del Trek se llevó la victoria en la general. Su compañero de equipo y teórico líder, Bauke Mollema, concluye la prueba francesa en la tercera posición, a sólo un segundo de Woods, segundo, y con apenas cuatro segundos de ventaja sobre Molard. 

Esta doble victoria de Brambilla, la etapa y la general, rompe una sequía de seis años para el corredor italiano. Su último triunfo fue una etapa en la Vuelta a España de 2016.


Más habituado a la victoria en cualquier terreno está Mathieu Van der Poel, quien se adjudicó al sprint la primera etapa del UAE Tour. Es el primer líder de la prueba del desierto y los petrodólares. 

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