Stuyven sorprende en San Remo

Nadie contaba con Jasper Stuyven para la victoria final en la Milán-San Remo. Puede que ni siquiera él mismo, a juzgar por la cara de sorpresa y enorme alegría del ciclista belga del Trek tras cruzar la línea de meta como vencedor del primer monumento de la temporada, que se confirma como una de las pruebas más imprevisibles del calendario ciclista. Como dijo Juan Antonio Flecha en la retransmisión de Eurosport, la carrera más fácil de correr y la más difícil de ganar. No porque sea precisamente sencillo ni esté al alcance de todo el mundo disputar una prueba de 299 kilómetros, sino porque, a diferencia de los otros monumentos, no tiene tramos adoquinados ni grandes cotas, sólo dos ascensiones en la parte final, la Cipressa y el Poggio, como únicas opciones de evitar un sprint. 

No es difícil para los ciclistas profesionales terminar la Milán-San Remo, donde hay naturalmente menos pinchazos y caídas que en el Tour de Flandes o la París-Roubaix, pero sin embargo es muy difícil ganarla. No hay pronósticos ni favoritismos que valgan. Porque es una prueba que pueden ganar, y han ganado, velocistas puros, pero también grandes clasicómanos. Se puede vivir una volata en el final de la Clasicissima, pero también puede llegar en solitario un valiente que hay sorprendido al gran grupo. Tras más de seis horas y media de carrera, todo se decide en esa media hora final, desde que empieza a subirse la Cipressa hasta que finaliza la prueba, la media hora más apasionante e imprevisible del ciclismo mundial. No es la Milán-San Remo la clásica más bella ni la más dura ni la más espectacular, pero tiene algo especial. Este año, además, se ha disputado en el día mundial de la felicidad. ¿Casualidad? No lo creo. 

Como manda el guión no escrito de la clásica italiana, la escapada del día se formó prácticamente de salida. Charles Planet (Novo Nordisk), Taco van der Hoorn (Intermarché), Mathias Norsgaard (Movistar), Mattia Viel (Androni), Filippo Tagliani (Androni), Nicola Conci (Trek), Alessandro Tonelli (Bardiani) y Andrea Peron (Novo Nordisk) acapararon las cámaras durante buena parte del día, aunque todos ellos sabían que no tenían opción alguna de disputar la victoria final. 


Cuanto más se acercaba la subida a la Cipressa más tensión se vivía en el gran grupo. A falta de 39 kilómetros para el final sufrió un pinchazo Sam Bennett, el velocista del Deceuninck-Quick Step, que tuvo que reintegrarse en el grupo en solitario, sin que ningún compañero de equipo se descolgara para echarle una mano. La Cipressa se ascendió al ritmo que marcó Sam Oomen, gregario de Wout Van Aert en el Jumbo-Visma. Pero nada más ascender este puerto fue el Ineos de Michal Kwiatkowski y de Tom Pidcock, el insultante especialista en clásicas que a sus 21 años está demostrando una insolencia y una ambición muy prometedoras. 


Fue un ritmo muy duro el que marcó el conjunto británico, que dejaba claras sus intenciones. Pero no pudieron evitar el consabido ataque de Julian Alaphilippe en el Poggio, quién si no, que llevaba ya unos cuantos kilómetros loco por la música. Al ataque del francés respondió el primero Wout Van Aert, que parecía tener una cuerda atada a la rueda trasera del campeón del mundo. Y tras ellos, todos los favoritos, incluido Mathieu Van der Poel, y también un Peter Sagan que parece de vuelta en su mejor versión. También Caleb Ewan, el velocista que mejor resistió esa exigente subida al Poggio. Entre ellos estaba Stuyven, quien aprovechó la vigilancia entre el resto de aspirantes para lanzar un demoledor ataque. Van Aert asumió la responsabilidad de la caza, con un demarraje potente. Atacó Søren Krag Andersen, que llegó a la altura de Stuyven.


Por momentos parecía que Stuyven iba a ser cazado por el grupo de Van Aert y compañía, pero aún tenía fuerzas para marcarse un sprint colosal y vencer ante Ewan, segundo, y Van Aert, tercero. Lo dicho, Sagan terminó cuarto, recuperando sensaciones, mientras que Alex Aranburu demostró una vez más que es hoy por hoy el ciclista español más en forma y con más opciones de brillar en las carreras de un día. Gonzalo Serrano e Iván García Cortina, puestos 24 y 30, entraron en el segundo grupo. 


La victoria de hoy en la Milán-San Remo es el triunfo más importante de la carrera de Stuyven y su primer monumento. También el que más mérito tiene, dada la talla estratosférica de sus rivales, esta generación dorada del ciclismo que se divierte y divierte a los aficionados, los Van Aert, Van der Poel, Alaphilippe y el resto. El año pasado la única victoria de Stuyven fue la Omloop Het Nieuwsblad. 


El ciclismo no para. Mañana se disputa el trofeo Alfredo Binda, una cita imprescindible del ciclismo femenino, que emitirá Eurosport, y el lunes comienza la edición centenaria de la Volta a Catalunya. 

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