Bernal acaricia el Giro ante un inmenso Caruso




Damiano Caruso llegó a este Giro como gregario de Mikel Landa en el Bahrein-Victorious. El equipo tuvo que cambiar de planes cuando la mala suerte volvió a cruzarse en el camino del corredor vasco, quien abandonó la prueba demasiado pronto por culpa de una caída. Desde entonces, Caruso, día a día, sin hacer ruido, corriendo de forma inteligente y con muy buenas piernas, demostró que podía dar un paso adelante y ser el jefe de filas de su equipo. Hoy llegaba a la última etapa de la corsa rosa segundo, con el podio prácticamente sentenciado, sin ninguna necesidad de arriesgar, ya que el liderato estaba lejos, a más de dos minutos. Pero Caruso quería más y hoy, contra todo pronóstico, él ha sido el más valiente en la batalla alpina final. Tenía poco que ganar y el empeño era complicado, pero aún así lo ha intentado. Y la valentía siempre se agradece, sobre todo, en estos tiempos de control y conservadurismo, en los que cuesta mucho ver movimientos alocados, intentos de hacer saltar por los aires la carrera. 


Octavo en el Giro de 2015 y décimo en el Tour de 2020, Caruso terminará mañana esta edición de la corsa rosa en el podio final de Milán y lo hará tras lograr una portentosa victoria de etapa. Tres puertos encadenaba la etapa de hoy, que transcurrió en gran parte por territorio suizo. Los escapados del día, De Bondt, Vervaeke, Pellaud, Visconti, Großschartner, Albanese, Van der Hoorn, Jorgenson y Denz, empezaron la ascensión a San Bernardino con tres minutos y media de ventaja, pero lo terminaron con apenas un minuto de renta. En los kilómetros finales de la ascensión fue el DSM de Romain Bardet el que se puso a tirar con fuerza del grupo del líder. 


El trabajo del equipo de Bardet anticipaba el movimiento clave del día. El corredor francés se fue en el descenso junto a sus compañeros Hamilton y Storer. Tras él, poco después, saltó Damiano Caruso de la mano de Pello Bilbao, uno de los ciclistas más habilidosos del pelotón el el descenso. La fiesta estaba montada, el pulso ya se había planteado. El segundo de la general atacaba a falta todavía de dos duros puertos alpinos. Era difícil y la situación de Bernal seguía siendo privilegiada, sobre todo, por lo bien arropado que estaba, un día más, en el Ineos. Pero Caruso, que perfectamente podría haberse conformado con seguir el el pelotón pegado a Bernal y Yates para asegurarse su podio, sin necesidad alguna de semejante ataque, fue valiente y atrevido. Bravísimo. El ídolo local, el mejor ciclista italiano de este Giro, que llegó a la carrera sin vocación de ser protagonista, sino de trabajar para Landa. Él, el ciclista que siempre se entrega a otros, el gregario disciplinado y generoso, ha sido hoy el gran protagonista, el personaje principal. 


Egan Bernal no perdió los nervios. Tenía a su lado a Narváez, a Castroviejo y a Daniel Felipe Martínez, casi nada. Un día más, la escuadra  británica ha dado un ejemplo de trabajo en equipo y de poderío. Por delante, Bardet, Caruso y sus gregarios enlazaron con los fugados que seguían por delante, entre los que estaba Vervaeke, exciclista del Sunweb, la actual estructura del DSM. Posiblemente por eso, Vervaeke les hizo un trabajo excepcional a Bardet y a Caruso en las primeras rampas de la ascensión a Spluga. 


En el descenso del Spluga hubo otro momento delicado para Bernal. Atacó Vlasov en ese peligroso descenso, que estaba mojado. Eso piso nervios en el grupo y se quedó Dani Martínez, pieza clave para el líder de la carrera. Pero, de nuevo, el Ineos manejó la situación con tranquilidad y maestría. Castroviejo aflojó algo el ritmo para que su compañero de equipo y gregario clave para Bernal entrara en el grupo. Así fue. Bernal estuvo bien acompañado hasta el final, mientras la diferencia de Caruso se mantiene en el entorno de los 40 segundos. 


En la subida final a Alpe Motta se quedaron por delante solos Bardet y Caruso. El italiano, crecido, bravísimo, se fue solo hacia adelante, mientras que en el grupo del líder, a dos kilómetros del final, Simon Yates perdió el contacto con Martínez y Bernal. Poco después quien se descolgó fue Joâo Almeida. Los dos corredores que hasta ahora parecían los dos más fuertes, Yates y Almeida, hoy se han mostrado vacíos, extenuados, mientras que Caruso, que parecía llegar justo a esta parte final de la prueba, es el que ha dinamitado la carrera y ha atacado de lejos. No ha asaltado la maglia rosa, pero se ha distanciado todavía más de Yates en la lucha por la segunda plaza y ha ganado la etapa, su tercera victoria como profesional. 




Mañana, contrarreloj de 30,3 kilómetros en Milán, en la que en principio están resueltos los tres primeros puestos del podio, aunque hasta que termine la carrera nadie puede dar nada por hecho, por supuesto.  Bernal llega con 1:59 de ventaja sobre Caruso y 3:23 sobre Yates. La batalla que sí queda abierta es la de la cuarta plaza, que ahora ocupa Vlasov, a 7:07 del líder. El corredor ruso del Astana saca 41 segundos a Bardet, 49 segundos a Martínez 1:15 sobre Carthy y 1:43 alegre Almeida. Salvo sorpresa mayúscula, Egan Bernal logrará mañana su primer Giro de Italia y su segunda gran vuelta, con 24 años y viniendo de unos graves problemas de espalda. El ciclista colombiano, que ha ido de más a menos, está de vuelta. Noticia grande para este deporte.  

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