Bernal arrasa en el sterrato y saca más de dos minutos a Evenepoel


“Los segundos se convertirán en minutos”, declaró Egan Bernal en la jornada de descanso de ayer al hablar de lo que estaba por venir en el Giro y de las diferencias entre los aspirantes a ganar la carrera. Palabras que sonaban a amenaza, hoy consumada. Hasta ahora, en efecto, el duelo entre los favoritos había sido por unos pocos segundos de bonificación, por una renta mínima en alguna ascensión. Nada serio, nada determinante. Lo duro y decisivo de verdad empezaba hoy, con las exigentes dos últimas semanas de la carrera. Dicho y hecho. Bernal ha dado un soberbio golpe de autoridad en la memorable etapa del sterrato, que se esperaba trascendente y, en efecto, lo ha sido. El Giro tiene un patrón innegable, Egan Bernal, que hoy ha destrozado a sus rivales. 


El Ineos ha salido con la intención clara de poner en dificultades a los adversarios de Bernal y afianzar el liderato del colombiano. El pelotón se desentendió de la lucha por el triunfo de etapa, que quedó reservada para los miembros de la escapada del día, pero en cuanto se acercó el primero de los cuatro tramos de tierra del recorrido, la tensión se apoderó del gran grupo, cada vez menos grande. El pelotón entró con el Ineos en cabeza en ese primer tramo. Nibali, genio y figura, se puso al frente del grupo en un momento fugaz. Después asomó Marc Soler. Pero enseguida volvió el Ineos a ponerse al frente, en concreto, un inmenso Filippo Ganna, que se llevó a su rueda a Bernal y cortó a Remco Evenepoel. 


El ciclista belga del Deceuninck-Quick Step perdió contacto con el grupo de Bernal, igual que Vlasov y Yates. Carthy sí entró en el corte, pero sufrió un pinchazo y quedó descolgado. No perdieron la calma entonces los favoritos cortados y supieron organizarse para reintegrarse en el grupo delantero, en el que también iba Sagan, divirtiéndose, y en el que el Movistar y el Trek colaboraron con el Ineos. Los cortados entraron en el grupo, pero ya habían dejado claras sus debilidades. Sobre todo, la de Evenepoel, muy inseguro, tocado desde el primer contacto con el sterrato. En el segundo tramo, en el que atacaron Bennet y su compañero Tobias Fos, volvió a sufrir Evenepoel. Definitivamente, hoy no era su día. 


En el tercer tramo de sterrato,  otra vez tiró el Ineos y de nuevo se quedó Evenepoel. El propio Bernal en primera persona atacó, vista la debilidad del belga. No podía dejar escapar esta oportunidad. Almeida tardó demasiado en pararse para ayudar a su líder. El Deceuninck-Quick Step, que suele ser un equipo muy bien organizado, sólido como una roca, unido como la manada que es, hoy ha dado una imagen bien distinta. No se entiende que Almeida tardara tanto en detenerse para ayudar a Evenepoel, pero aún se comprende menos que poco después de quedarse a echarle una mano, Almeida se fuera de nuevo hacia adelante y dejara solo a Evenepoel, al que se vio quitarse el pinganillo muy enfadado. Poco después volvió a descolgarse Almeida. Incomprensible. Almeida no seguirá el año que viene en el Deceuninck-Quick Step y no está claro si lo de hoy ha podido ser un cierto acto rebeldía e irresponsabilidad con el que aún es su equipo. Cuesta creerlo. 


¿Qué le ha pasado hoy  Evenepoel? De entrada, constatamos que es humano, lo cual no nos viene mal a todos. Dábamos por hecho que venía a ganar el Giro, obviábamos el tiempo que llevaba sin disputar una carrera y su juventud, 21 año. También que este Giro es su primera gran vuelta. Evenepoel es un genio, un ciclista descomunal, un corredorazo. Pero es humano. Y es muy joven. Hoy se le ha visto débil, quizá sólo porque ha tenido un mal día, puede que porque se le haya atragantado el día de descanso, quizá por la falta de pericia en este terreno o por el miedo y la prudencia lógica que pueda tener tras la terrible caída que sufrió en Lombardía. No lo sabemos. Cuando ha tirado el pinganillo ha mostrado también cierta inmadurez, algo de todo novedoso en él, porque hasta ahora siempre ha transmitido una madurez enorme. Pero en ese instante se dejó llevar por la frustración y la rabia. Lo dicho, Evenepoel es humano. 


Era una gran incógnita que Evenepoel pudiera ganar el Giro, viniendo de donde venía, con sus circunstancias tan especiales, al que no habíamos visto nunca antes en una carrera de tres semanas, que además llevaba diez meses sin competir. Nos precipitamos dándole como favorito a ganar el Giro, eso parece claro. Admiramos tanto a Evenepoel, nos parece tan extraordinario, que dejamos a un lado la prudencia debida ante un corredor que no ha corrido hasta ahora ninguna carrera de tres semanas. ¿Y si no es un ciclista de grandes vueltas? No hay que sacar conclusiones precipitadas, desde luego que no, sobre todo, porque hoy se ha dejado poco más de dos minutos, que no es una diferencia insalvable, pero prudentes, lo que se dice prudentes, no hemos sido con Evenepoel y justo es reconocerlo. 


Mientras, por delante, aceleró Soler en el último tramo de sterrato, lanzado por Oliveira, y Bernal se fue a rueda. Luego se marcó Buchmann. En la última ascensión atacó Vlasov y le siguió con poderío Bernal, que luego lo dejó atrás sin problema. Arrasó Bernal. Está de vuelta, sí. Está de vuelta el ciclista admirable que nos dejó a todos asombrados en el Tour del año pasado, el temible corredor al que es muy difícil vencer en una gran vuelta. El recital de hoy de Bernal ha sido excepcional. Ha sacado 23 segundos a Vlasov, (su gran rival en este Giro), 25 a Caruso y Yates, 32 a Carthy, 1:47 a Ciccone, 1:59 a Soler y 2:08 a Evenepoel. 




Bernal sale de esta etapa con 45 segundos de ventaja en la general sobre Vlasov, 1:12 sobre Caruso, 1:17 sobre Carthy, 1:22 sobre Yates, 1:50 sobre Buchmann y 2:22 sobre Evenepoel. ¿Está sentenciado el Giro? No, no puede estarlo sin que haya llegado aún la alta montaña. Pero la sensación es que Bernal está claramente por encima de todos sus adversarios. Precisamente, porque ya está mandando en el Giro a pesar de que aún no ha llegado su terreno, la alta montaña, donde en teoría debería exhibir aún más su poderío sobre el resto de adversarios. Tardaremos poco en ver el primer test en la alta montaña, pero hoy por hoy Bernal es el capo incuestionable de este Giro. 




El día ha sido tan importante para la general que la lucha por la etapa ha quedado, inevitablemente, en un segundo plano, pero no podemos olvidarnos del vencedor de la etapa, el joven Mauro Schmid, del Qhubeka, que se ha impuesto en meta y ha logrado una victoria sensacional. El resto de componentes de la escapada fueron Naesen, De Bondt, Battaglin, Gavazzi, Guglielmi, Van der Hoorn, Kluge, Vanhoucke, Lindeman y Covi. 

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