Bernal reina en la tierra




Ha sido poco más de un kilómetro y medio, pero qué kilómetro y medio. Un desenlace explosivo, sobre sterrato, en el que Egan Bernal se ha vestido de rosa y ha lanzado un poderoso mensaje. Él es el más fuerte de esta carrera, está hambriento de victorias, deseoso por demostrar que ha vuelto, que sigue siendo ese corredor imperial y temible que ganó el Tour de Francia hace dos años, que lo de la temporada pasada fue sólo un contratiempo por los maldito a dolores de espalda, que él sigue siendo el hombre qué asombró al mundo. Bernal está de vuelta, el ciclismo está de enhorabuena. Ha sido portentoso el final, esa ascensión durísima sobre tierra de 1,6 kilómetros. Justo poco después de que una moto adelantara a Gougeard y a Bouwman, los dos escapados que resistían en cabeza, quien les superó a toda felicidad fue Bernal, extraordinario, soberbio, dominador. 


Las intenciones del ciclista colombiano estaban claras desde mucho antes de ese sensacional desenlace. Su equipo, el Ineos, sucedió al Groupama-FDJ de Attila Valter al frente del pelotón cuando restaba unos 35 kilómetros. El equipo británico quería endurecer la carrera, preparar el terreno para el zarpazo de Bernal, para su majestuoso golpe de autoridad. Más tarde entraron a tirar más equipos, como el Bahrein-Victorious, el Alpecin o hasta el Movistar (bien hoy Marc Soler, por cierto). Pero una y otra vez, tras unos pocos kilómetros, volvía a ponerse al frente del grupo el Ineos. Bernal iba como loco por la música y puso a sus gregarios a no dar ni un respiro a sus rivales. El último en hacer un trabajo de equipo excelente para él fue Castroviejo, impecable como acostumbra. 


La diferencia de los escapados con el grupo no hacía más que bajar, mientras que el cuentakilómetros parecía hacerse roto, porque no bajaba, lo hacía muy lento, desesperantemente lento para los fugados, maravillosamente despacio para los aficionados, que seguíamos fascinados ese singular final sobre la tierra. Y en la tierra mandó Bernal, como hace dos años, imponiéndose sobre todo y sobre todos, rememorando sus tiempos del mountain bike, divirtiéndose sobre la bicicleta otra vez, mandando como sólo hacen los grandes campeones. El líder, Valter, se descolgó pronto, así que se sabía que habría cambio de líder. La duda estaba en su se enfundaría la maglia rosa Bernal o Evenepoel. 


El corredor belga del Deceuninck-Quick Step fue perdiendo posiciones, dando muestras de debilidad. Mientras su gregario, João Almeida, seguía muy delante, Evenepoel sufría, o eso parecía. Fue lo último que le hizo falta a Bernal para atacar sin mirar atrás. Aceleró, lanzó un descomunal demarraje y fue a por todo. Y todo se llevó: la etapa, su primera etapa en una gran vuelta, porque no ganó ninguna en el Tour que se llevó hace dos años, y también el liderato. Bernal se ha emocionado durante la entrevista en meta, por momentos le costaba seguir hacia él por las lágrimas. Es mucho lo que ha sufrido para volver a ser él mismo, para regresar a su versión más triunfal y más arrolladora. Bernal, de 24 años, tiene mucho que decir en este deporte, muchísimo, por más que una mala temporada en estos tiempos acelerados que vivimos parezca algo definitivo e irreversible. Pero no lo es y siempre resulta un error menospreciar a un corredor tan brillante como Bernal. 




Ahora Bernal aventaja ya en la general en 15 segundos a Remco Evenepoel, en 21 segundos a Vlasov y en 36 segundos a Ciccone, que hoy ha sido el único que al menos ha intentado seguir el ataque de Bernal, aunque sólo pudo pegarse a su rueda unos pocos metros. Más lejos, pero aún por debajo del minuto, están Carthy, sexto a 44 segundos; Caruso, séptimo a 45 segundos; Martin, octavo a 51 segundos, y Yates, noveno a 55 segundos. 


Dado que queda toda la alta montaña de este Giro por delante, incluida la durísima última semana, estas diferencias son aún muy pequeñas, pero Bernal ha dado hoy un golpe de autoridad. Él es el patrón de este Giro, el auténtico capo de la carrera. La alta montaña es su territorio y sin haber llegado a ella, Bernal ya ha demostrado de lo que es capaz y con qué motivación afronta este Giro. Hoy por hoy es el favorito número uno, con una diferencia en cuanto a estado de forma y de ánimo sobre sus rivales mucho mayor de lo que muestra la general. 


El día del golpe de Bernal, de su arrolladora victoria, ha tenido otros nombres propios, como el de Matej Mohoric, que sufrió una espantosa caída en un descenso. Afortunadamente, Told está bien y no ha sufrido tan graves consecuencias como cabría esperar viendo las imágenes. Aunque el ciclón Bernal ha arrasado con todo, también han sido protagonista en la etapa los otros miembros de la fuga, además de Bouwman y Gougeard, a los que el líder sobrepasó con su demarraje estratosférico. Esos otros escapados fueron Gallopin, Luis León Sánchez, Visconti, Fabbro, Zana, Edet, Carr, Guerrero, Rubio, Bennett, Kangert, Rubio, Storer, Mollema y Ulissi.  




En contra de lo que suele ser habitual en las grandes vueltas, mañana lunes no será día de descanso y habrá etapa, con previsible final al sprint. El martes sí será día de descanso, antes de la jornada del sterrato del miércoles. 

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