Gigantesco Sagan


Los grandes campeones son aquellos que dan espectáculo cuando son superiores a sus rivales y dominan de forma abrumadora, sí, pero también  cuando se saben inferiores y deben buscar alternativas para seguir siendo protagonistas. Es entonces, cuando les cuesta mucho más ganar, cuando ven amenazado su dominio, cuando los grandes campeones muestran su verdadera cara, cuando resultan más admirables. Peter Sagan lleva mucho tiempo sin ser ese ciclista ganador que arrasaba allá donde iba, pero sigue siendo el admirable gran campeón de siempre. Hoy ha trabajado, junto a su equipo, con ambición, con un objetivo claro, y ha obtenido los frutos buscados: triunfo de etapa y maglia ciclamino en el Giro. 


Sagan sabe que no tiene nada que hacer en un mano a mano con los grandes velocistas del mundo, así que su única opción de ganar un sprint es eliminar a sus principales rivales endureciendo la carrera desde lejos. Hoy su equipo ha dado una auténtica lección. Los escapados, Pellaud, Marengo, Rivi, Van der Hoorn y Goossens, han tenido aún menos chance que de costumbre, porque por detrás el equipo del ciclista eslovaco marcaba un ritmo descomunal, con el objetivo de que los velocistas puros se fueran quedando por el camino en el escarpado terreno de la parte final de la etapa. 


El primero en perder contacto con el grupo fue Groenewegen, a quien no se detuvo a esperar nadie de su equipo. También se quedó Tim Merlier, a falta de 42 kilómetros, pero con él sí se quedaron tres compañeros. Poco después se cortó Nizzolo. Al campeón europeo le intentó echar una mano y llevarlo de vuelta al pelotón su compañero Campenaerts, gran rodador, pero Nizzolo se dio cuenta pronto de que sería un empeño inútil, sobre todo, cuando el equipo Israel, de Cimolai, se unió al Bora al frente del grupo. Llegó a estar a apenas 20 segundos del grupo, pero decidió levantar el pie antes de agotarse intentando cerrar el hueco, para entrar en un sprint en el que no tendría ya opción alguna, dado el esfuerzo de la caza. 


La ausencia de muchos velocistas en el pelotón no impidió ver una volata impresionante en el sprint intermedio bonificado con tres, dos y un segundo. Filippo Ganna lanzó a Egan Bernal en ese sprint, que parecía que el colombiano iba a ganar, pero Evenepoel, muy potente, lo superó, lo que llevó a Narváez, compañero de Bernal, a remontar al ciclista belga y quitarle los tres segundos. Tremendo. No es nada habitual ver un sprint semejante entre los grandes favoritos a ganar una gran vuelta en una disputa por apenas tres segundos de bonificación. ¡Por tres segundos! Como Bernal fue tercero, Evenepoel sólo le sacó finalmente un segundo, pero ahí quedo esa batalla. 


Con toda la montaña que queda por delante cuesta mucho pensar que tres segundos en un sprint bonificado vayan a ser de verdad definitivos, pero que los dos, Bernal y Evenepoel, entren de semejante manera a por ese escaso botín dice mucho de la ambición de ambos. Los dos van a por todas en este Giro, ambos quieren ganarlo y recelan de su rival. Quizá ninguno de ellos se ve superior al otro, o no tanto como para no disputar estas pequeñas batallas, que mantienen la tensión en el rival, que le envían el mensaje de que no podrá estar tranquilo en ningún momento de la carrera. 


Cerca de meta se produjo una caída que cortó al pelotón, que ya venía muy reducido por la tremenda selección que hizo el Bora de Sagan. Por culpa de ese corte, Vlasov, que no se vio envuelto, la diferencia en la general entre Bernal y el ciclista ruso del Astana se habría reducido a sólo un segundo, pero el jurado, con buen criterio, decidió aplicar la norma de los tres últimos kilómetros, así que se neutralizó el tiempo y Bernal sigue líder con 14 segundos sobre Evenepoel y 21 sobre Vlasov. 


Mañana, día de descanso, antes de la temida y muy esperada etapa del sterrato. Un día que puede ser decisivo para este Giro. 

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