El próximo sábado comienza la edición 104 del Giro de Italia. La primera grande de la temporada, la más especial y más dura. La prueba del amor infinito, la de las emboscadas y la pasión de los tifosi, la que tiñe de rosa a un país entero. Llega el Giro, que acaparará la atención del planeta ciclista durante las tres próximas semanas. Mañana analizaremos los participantes de la corsa rosa, pero hoy es el turno de hablar del recorrido de la carrera, etapa a etapa. Gran parte de la dureza de este Giro se concentra en su semana final, pero como es tradición en la prueba italiana, habrá montaña y trampas casi desde el inicio.
El Giro echa a rodar con una contrarreloj individual de 8,6 kilómetros con salida y meta en Turín. Ocasión para decidir el primer líder de la prueba italiana.
La segunda etapa, catalogada de dos estrellas sobre cinco por parte de la organización, está llamada a resolverse al sprint.
La media montaña tarda poco en llegar. Esta tercera etapa presenta ya tres cotas puntuables, una de tercera y dos de cuarta, y otra más que no está catalogada, pero que se encuentra a algo más de 30 kilómetros de la meta. Esa subida puede animar a algún valiente o, en cualquier caso, puede eliminar a algún velocista puro.
1.800 metros de desnivel tiene la cuarta etapa, primer test más o menos serio para los favoritos a la victoria en el Giro. El final en Sestola, puerto de segunda categoría, pondrá a prueba a los ciclistas de la general.
Nueva oportunidad para los velocistas. Nueva volata, salvo sorpresa.
La sexta etapa del Giro plantea una nueva cita con la montaña, con un puerto de tercera y dos de segunda categoría, incluido en el que está situada la meta.
El final en Termoli de la séptima etapa, en principio, será una nueva oportunidad para los hombres rápidos.
Para el sábado 15 de mayo la organización del Giro propone un nuevo final en alto, en un puerto de cuarta categoría, aunque el momento clave de la octava etapa será la ascensión a Bocca della Selva, de segunda categoría, cuya cima está situada a 50 kilómetros del final.
El segundo fin de semana de Giro se presenta muy atractivo, ya que después de la jornada octaba llegará esta novena con un desnivel de 3.400 metros. Prácticamente los últimos 30 kilómetros de la etapa son cuesta arriba, con la meta en Roca di Cambio.
Lo habitual en las grandes vueltas es que el segundo lunes sea la primera jornada de descanso, pero esta vez sí habrá carrera el lunes 17 de mayo, una etapa a priori propicia para los velocistas o para una fuga que pueda tener éxito.
El miércoles 19 de mayo es uno de esos días que los amantes al ciclismo tienen señalado en rosa en su calendario. La undécima etapa del Giro incluirá cuatro tramos de sterrato y un constante sube y baja en el tramo final del día. Una especie de Strade Bianche dentro del Giro.
De Siena partirá la duodécima etapa del Giro, otra jornada rompepiernas, con cuatro puertos y 3.700 metros de desnivel acumulado.
La etapa 13 será uno de esos días llamados de transición, con presumible final al sprint.
Tras el Zoncolan llegará una jornada de media montaña, posiblemente, para una fuga de ciclistas a los que los equipos de los favoritos le den permiso.
De nuevo el lunes, día tradicional de descanso en las grandes vueltas, volverá a haber etapa. Y vaya etapa. La jornada 16 es de esos días de extrema dureza de montaña en el Giro, con un densivel medio de 5.700 metros. Una auténtica salvajada, un día trascendente en la lucha por la general.
La última semana del Giro comenzará el miércoles 27 de mayo con una jornada dura que será el anticipo de lo que está por venir. De Canazei a Sega di Ala, la parte final de la etapa encadena dos puertos de primera categoría.
Última jornada "tranquila" de este Giro. Día para una volata o una fuga exitosa.
La etapa 19 concluye en Alpe di Mera, tras 176 kilómetros de recorrido y 3.400 kilómetros de desnivel.
Siguiendo la tradición de incluir una etapa de montaña en el penúltimo día de competición, el Giro incluye un tappone en la jornada 20, con tres puertos de primera categoría y un desnivel acumulado de 4.200 metros.
El Giro concluirá con una contrarreloj de 30,3 kilómetros en Milán, una circunstancia con la que tendrán que contar los ciclistas que quieran ganar la prueba. El escenario soñado por los organizadores sería una repetición de lo vivido el año pasado, ese duelo entre Teo Geoghegan Hart y Jai Hindley, que llegaron a la crono final empatados a tiempo.
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