A falta de 42 kilómetros de meta, Annemiek Van Vleuten preguntó al cámara de una moto por las diferencias con el pelotón, al que entonces aventaja en más de un minuto tras haberse ido en solitario unos cuantos kilómetros antes, y también con las tres fugadas que quedaban por delante, que le sacaban cinco minutos. El gesto de la corredora neerlandesa al escuchar esta última diferencia fue elocuente. Era una misión muy complicada, incluso para ella, capaz de todo.
Ni Van Vleuten ni nadie fue capaz de alcanzar a Anna Kiesenhofer, la corredor austriaca que iba camino de protagonizar una colosal sorpresa, aunque cuando la neerlandesa cruzó la línea de meta pensaba que había ganado la carrera, que se ha disputado sin pinganillos. Hasta hoy, las únicas victorias como profesional de Kiesenhofer eran cuatro campeonatos nacionales de Austria, uno en ruta (2019) y tres en contrarreloj (2019, 2020 y 2021). Desde hoy es campeona olímpica. La ciclista, que habla perfecto español y vive en Cataluña, donde estudiaba un doctorado en matemáticas en la Universidad de Barcelona cuando comenzó a destacar como deportista, formó parte en 2016 del conjunto amateur Frigoríficos Costa Brava-Naturalium. Ha antepuesto su carrera como matemática al ciclismo, que siempre ha mantenido en un segundo plano. Hoy ha logrado la victoria de su vida, sorprendido a las mejores ciclistas del mundo. Una de esas historias que engrandecen los Juegos Olímpicos.
Al comienzo de la carrera se formó una escapada que, en principio, parecía la típica fuga sin posibilidades reales de éxito. Pero los esquemas y los guiones están para romperlos, ésa es también la grandeza del ciclismo. Formaron la escapada la polaca Anna Plichta, la sudafricana Carla Oberholzer, la austríaca Anna Kiesenhofer, la namibia Vera Looser y la israelí Omer Shapira. Alcanzaron más de diez minutos de ventaja, sin que en el pelotón reaccionara ningún equipo. La selección neerlandesa, con Demi Vollering, Anna van der Breggen, Marianne Vos y Annemiek Van Vleuten, nada menos, era el equipo a seguir, la indiscutible favorita. Tanto, que nadie quiso hacerle el trabajo al equipo neerlandés, que tardó en reaccionar ante las fugadas.
Cuando la ventaja rondaba los nueve minutos, y Anna van der Breggen se puso a tirar del pelotón, antes de que llegaran muchos ataques de Van Vleuten por detrás, hasta que se fue sola. Unos kilómetros después, abre la inacción del grupo, atacó Mavi García, que ha hecho una carrera notable y ha concluido duodécima, aunque su movimiento no cuajó. Por delante, quedaron sólo Kiesenhofer, Plichta y Shapira. La ciclista austriaca dejó a sus compañeras de fuga y se fue hacia adelante. El oro parecía inalcanzable para sus perseguidoras, pero la lucha por las medallas de plata y bronce quedaba completamente abierta, porque la polaca y la israelí estaban ya desfondadas.
Dado que las medallas eran alcanzables, no pararon de llegar los movimientos en el grupo de las favoritas. La francesa Juliette Labous atacó a 17 kilómetros desde el pelotón. A 15 kilómetros aceleró Van der Breggen. La selección neerlandesa se puso a tirar a bloque, pero demasiado tarde. A 4,5 kilómetros fueron cazadas Plichta y Shapira. Kasia Niewiadoma atacó, una vez cazada su compatriota polaca, y seleccionó el grupo. A 1,6 kilómetros atacó Van Vleuten, tras un acelerón de Van der Breggen al que siguió Mavi García. La española hizo bien en seguir ese movimiento y llegó a soñar con el bronce, pero no fue posible. Tras Van Vleuten saltó la italiana Elisa Longo Borghini, a quien no se había visto en toda la carrera. La corredora neerlandesa sumó la plata, aunque durante un tiempo creyó ganar el oro, y la italiana se llevó el bronce. Las dos acompañaron a la ciclista austriaca, la gran sorpresa de esta prueba, protagonista de una carrera emocionante hasta el final.
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