¿Cómo era eso de que las contrarrelojes son aburridas? ¿Quién decía que las cronos no son entretenidas? La prueba olímpica contrarreloj ha ofrecido hoy posiblemente el día más emocionante de la temporada ciclista. Uno de ellos, desde luego. Ha sido impresionante. Un duelo al sol entre varios de los mejores ciclistas del mundo, con tensión hasta el último momento en la lucha por las medallas. Puro espectáculo, pura emoción, puro ciclismo. Sí, las contrarrelojes sí son divertidas, aunque los organizadores de las grandes vueltas llevan años reduciendo su peso en los recorridos. La contrarreloj planteada hoy, con dos vueltas a un circuito de 22 kilómetros, incluidas dos ascensiones exigentes en cada vuelta, era muy dura y suponía un esfuerzo de cerca de una hora. Una contrarreloj de las de antes, de las que hacían daño de verdad. Un festín para los especialistas de la lucha contra el reloj.
A mitad de recorrido, Primoz Roglic, especialista en resurgir de sus cenizas y levantarse una y otra vez, marcaba el mejor tiempo, pero sólo con ocho segundos de ventaja sobre Tom Dumoulin y Filippo Ganna, nueve segundos sobre Rohan Dennis, diez segundos sobre Wout Van Aert y 15 segundos sobre Stefan Kung. Es decir, todo abierto, seis corredores en apenas 15 segundos con 22 kilómetros por delante.
En la segunda mitad del recorrido, arrasó Roglic, el ciclista que ya se levantó de la decepción de perder el Tour del año pasado el penúltimo día, precisamente en una crono y que vuelve a renacer, ahora, tras verse obligado a retirarse de la carrera francesa por una caída. El año pasado sacó fuerzas para volver a la competición y ganó, de seguido, la Lieja-Bastoña-Lieja y la Vuelta Ciclista a España. Este año, otra vez tras una decepción en el Tour, lejos de lamentarse, vuelve a centrarse en nuevos objetivos. Nada menos que un oro olímpico, el título en la prueba contrarreloj, ante los mejores contrarrelojistas del mundo, como Ganna o Van Aert, que partían como favoritos. El ciclista esloveno se lleva una victoria sensacional, que le relanzará hacia su próxima gran meta, la Vuelta, otra vez, donde se enfrentará, entre otros, a Egan Bernal y a Mikel Landa. Hay ciclistas que construyen su leyenda sobre victorias aplastantes, mientras que otros se engrandecen por su capacidad de levantarse de sus caídas y recuperarse de las decepciones y los malos momentos. Roglic es de los segundos. Hoy lo ha vuelto a hacer. Inmenso.
Otro que ha resurgido es Tom Dumoulin. Hace unos meses, el ciclista neerlandés decidió colgar la bicicleta, por problemas de ansiedad, porque no lograba encontrar motivación en el ciclismo y necesitaba parar. Tiempo después, ha vuelto a ponerse un dorsal y se ha vuelto a sentir ciclista. Hoy se ha llevado la medalla de plata. Los ciclistas son humanos, no son superhéroes ni robots. Eso hace aún más grandes sus gestas. Estar en la élite, alcanzar sus objetivos, mantenerse arriba y ser protagonista en un entorno tan competitivo, no es fácil. Historias como la de Dumoulin, que hoy no podía contener las lágrimas al saberse subcampeón olímpico, nos lo recuerda.
El bronce fue para el australiano Rohan Dennis, por la mínima, por unas pocas centésimas, ante el suizo Stefan Kung. Filippo Ganna, campeón del mundo contrarreloj, concluyó quinto, mientras que Wout Van Aert, plata en la prueba en ruta y ganador de la última contrarreloj del Tour, sólo pudo ser sexto. Lo dicho, los ciclistas no son máquinas, también fallan, nada se puede dar por hecho. Entre todos, nos han regalado unas de las contrarrelojes más emocionantes de los últimos años.
El representante español, Ion Izagirre, se vio obligado a abandonar por problemas físicos. No han sido los mejores Juegos para el ciclismo en carretera.
Antes de la prueba masculina se disputó la contrarreloj femenina, que también tuvo una dominadora aplastante, Annemiek Van Vleuten. La ciclista neerlandesa, que fue plata en la prueba en ruta, en la que llegó a meta sin saber que había una ciclista por delante de ella, se ha resarcido hoy en la crono, de la que sale con el oro. La corredora del Movistar aventajó en 56 segundos a la suiza Marlen Reusser y en 1:01 a su compatriota neerlandesa Anna van der Breggen. A siete segundos del podio se quedó la australiana Grace Brown.
La intención de Van Vleuten, incansable, es disputar la Clásica de San Sebastián este próximo sábado, lo cual suena heroico teniendo en cuenta la diferencia horaria y el esfuerzo enorme de unos Juegos Olímpicos.
La española Mavi García terminó en la plaza vigésimo tercera.
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