Van Aert y Van der Poel convierten el Tour en un monumento



Fiesta grande en el Tour de Francia. La etapa de hoy  tenía un recorrido de gran clásica, de monumento, con 249 kilómetros, y los corredores la han disputado como tal. Era la etapa más larga de la carrera de los últimos 21 años y ha sido una de las más bellas en mucho tiempo. Wout Van Aert luchó incansablemente por entrar en la escapada desde la salida, igual que el mismísimo líder de la carrera, Mathieu Van der Poel, quien también se animó a entrar en cortes en la parte inicial, hasta que ambos destrozaron la carrera y convirtieron la etapa en un monumento, en una fiesta.


El gran vencedor del duelo permanente que mantienen desde pequeñitos Van Aert y Van der Poel, en todos los terrenos y en todas las carreras, es el ciclismo. Con esa rivalidad, se hacen más grande el uno al otro y engrandecen ambos este deporte. Son garantía de espectáculo y emoción, de romper esquemas y agitar las carreras, de ponerlo todo de su parte, sin ser conservadores ni pensar en el día de mañana. Que el líder y el tercer clasificado del Tour se metan en una escapada a más de 200 kilómetros de la meta no es nada habitual. Pero es que, tratándose de Van Aert y Van der Poel, nada es habitual, todo es extraordinario. Ambos propiciaron un corte selecto de 28 ciclistas y, acompañados cada uno por un compañero, se pusieron a jugar. 


Hubo un momento en el que Van Aert y Van der Poel hablaron brevemente y se hicieron un gesto que venía a decir algo así como “hoy nos vamos a divertir”. Y vaya si lo hicieron. Junto a los dos genios y sus respectivos lugartenientes entraron en la fuga, entre otros, Iván García Cortina, Imanol Erviti, Vincenzo Nibali, Mark Cavendish, Simon Yates, Philippe Gilbert, Matej Mohoric, Jasper Stuyven, Dylan Van Baarle, Magnus Cort Nielsen, Patrick Konrad, Soren Kragh Andersen, Brent Van Moer, Rubén Guerreiro y Kasper Asgreen. 


El UAE, el equipo de Tadej Pogacar se puso a tirar a bloque, consciente de la amenaza que suponía esa escapada. Contó por momentos con la llamativa ayuda del Total Direct Energies, que no logró meter a nadie en la fuga, pero cuya colaboración aun así resultó extraña. En el grupo delantero había ciclistas con intereses distintos. Cavendish, por ejemplo, entró primero en el sprint intermedio y reforzó su liderato en el maillot verde. Algunos pensaban en la general, como Nibali (genio y figura) y, sobre todo, Van Aert, que jugaba como segunda baza del Jumbo-Visma (luego veríamos que era la primera, ante la debilidad de Roglic). Otros miembros de la escapada pensaban sólo en la etapa, como Matej Mohoric, vencedor final, que logra así triunfos de etapa en las grandes vueltas, que además se pone líder de la clasificación de la montaña y cuarto en la general. Y todos pensaban en divertirse y divertimos a los espectadores. Nos han regalado un memorable día de ciclismo.


La etapa, extraordinaria, estaba llena de alicientes. A 80 kilómetros del final despareció de la cabeza del pelotón el UAE, cuyos ciclistas habían dado ya claras muestras de agotamiento y no habían podido evitar que la diferencia creciera más y más. Nadie le tomó el relevo y tuvieron que volver. El Ineos prefirió castigar al UAE. En el penúltimo puerto del día, el más duro, catalogado de segunda categoría, atacó Latour, quizá para hacer valer el trabajo de su equipo. Y entonces saltó otra de las noticias del día, ya que Roglic perdió contacto con el grupo. El esloveno, segundo del Tour el año pasado y vigente ganador de la Vuelta, arrastra los dolores y las molestias de la caída que sufrió hace unos días y hoy se ha despedido de sus aspiraciones a ganar el Tour. Fue muy significativo que ningún compañero del equipo se parara a esperarlo. Vingegaard entró en el grupo de Pogacar y ahora es undécimo de la general. 


Poco después de que Roglic se quedara atacó Carapaz, siempre valiente, siempre al ataque. Cuando Carapaz superó el medio minuto de renta, el Movistar se puso a tirar del pelotón, aunque fue sólo un rato, pensando en los intereses de Enric Mas, muy sólido hoy, con Valverde a su servicio y al de Miguel Ángel López. Fue un movimiento que sentó mal al Ineos, como le hizo ver de forma ostensible Michal Kwiatkowski a Enric Mas tras cruzar la meta. Al final, Carapaz fue cazado por el grupo de Pogacar y no logró recortar distancias frente a sus rivales en la lucha por la general, a la que es indudable candidato. 


Van Aert y Van der Poel, vaya dos, sacaron tres minutos y medio al grupo de Pogacar y más de siete minutos a Roglic, totalmente desfondado. La imagen de Van der Poel en meta, extenuado, bebiendo agua y echándosela por encima, tirada en el suelo, respirando muy profundo, daba una idea de la salvajada que acabábamos de presenciar. Una etapa con recorrido de clásica y con emoción de monumento. Una de las más bellas jornadas de ciclismo de los últimos año. Una celebración del ciclismo moderno. Un festival. 



Van der Poel sigue de líder en la general, con medio minuto de ventaja sobre Van Aert. En principio, mañana debería haber cambio de líder, ya que se antoja complicado que el ciclista neerlandés pueda conservar el amarillo en los Alpes. Van Aert, y más aún tras el hundimiento de Roglic, se queda como el jefe de filas del Jumbo-Visma. ¿Puede Van Aert ganar el Tour? Esa pregunta, que ya nos hacíamos el año pasado, se vuelve ahora clave para el devenir del Tour. De entrada, Van Aert fue este año segundo en la Tirreno-Adriático, sólo por detrás de Pogacar, precisamente. Era una carrera de tres semanas, sí, y es una intriga saber cómo aguantará Van Aert estas tres semanas, pero ya ha demostrado que supera bien la alta montaña. 


Van Aert aventaja en 3:13 a Pogacar. El esloveno sigue siendo el gran favorito a ganar este Tour, pero ahora es él quien debe atacar. Cuando arrasó en la contrarreloj del viernes se daba por hecho que el ciclista del UAE era el patrón de la carrera, que los demás tendrían que ingeniárselas para ponerle en aprietos. Hoy lo han hecho de forma ejemplar, desgastando a su equipo y sacándole un tiempo precioso en la general. Nibali queda sexto en la general y Rigoberto Urán, a la chita callando, es décimo a cinco minutos del líder. 


Otra clave será ver cómo se comporta el Ineos, que tiene a Carapaz a 5:19 del líder y a Thomas, a 5:29. El equipo británico está obligado a atacar y cuenta con un ciclista, el ecuatoriano, que nunca duda a la hora de probarlo, como ha demostrado hoy. Es un ciclista correoso, como pudo comprobar Roglic en la última edición de la Vuelta, muy combativo, y necesita recortar distancias en cuanto se le presente la ocasión. Enric Mas, por cierto, está a 5:33. 




Mañana, primera etapa alpina, con cinco puertos por delante, incluido un tríptico final impresionante: la Côte de Mont Saxonnex, de primera categoría, con 5,7 kilómetros al 8,3%; el Col de Romme (8,8 kilómetros al 8,9%) y el Col de la Colombière (7,5 kilómetros al 8,5%). Terreno hay de sobra para ver batalla. Agotamiento tras la etapa de hoy, también habrá para regalar. 


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