Van Vleuten, de Tokio a Donosti


Este miércoles, Annemieck Van Vleuten se proclamó campeona olímpica contrarreloj en Tokio, tres días después de llevarse la plata en la prueba en ruta. Inmediatamente después de conquistar los dos metales, la ciclista neerlandesa, siempre inconformista, siempre en busca de nuevos retos, tomó un vuelo hacia su próxima meta. Le esperaba la segunda edición de la Clásica de San Sebastián femenina, que será la última, porque la prueba se integrará en la Itzulia femenina que echará a rodar la próxima temporada. La corredora del Movistar, que partía como la gran atracción y la máxima favorita a la victoria, ha hecho buenos los pronósticos y ha sumado un triunfo sensacional, en solitario, a lo campeona, como acostumbra. 


Paraguas en mano, porque el día se presentó lluvioso (como casi todo este verano, según me cuentan mis fuentes donostiarras), los aficionados al ciclismo se echaron a a la calle en San Sebastián y alrededores para disfrutar del regreso de la Klasikoa dos años después, ya que el año pasado se tuvo que suspender por culpa del coronavirus. Doble sesión, doble festival ciclista en la ciudad de la Concha, los pintados y la belleza insultante. Primero, la cita femenina, que concluyó a eso de las 13:15, y más tarde, la masculina, que echó el telón a un intenso día de ciclismo en Donosti a las cinco y media. 


La prueba femenina estuvo protagonizada inicialmente por Ane Santesteban, Audrey Cordon Ragot, Pauliena Rooijakkers, Evita Muzic y Olivia Baril, componentes de una fuga que llegó a tener una ventaja amplia, pero nunca lo suficiente como para soñar con la victoria. Tras ellas saltó Tatiana Guderzo. Toda la responsabilidad de la caza recayó en el Movistar de Annemiek Van Vleuten, cómo no. Tenían una ventaja de minuto y medio a falta de 20 kilómetros y 16,6 kilómetros del final, en el paso por meta previo a la fase decisiva de la prueba, la diferencia rozaba el minuto. 


La durísima subida a Murgil, con sus 2,1 kilómetros al 10,1% de pendiente media y rampas de hasta el 19% de desnivel, fue decisiva. Se fue por delante Cordon Ragot, la más fuerte de las ciclistas de la fuga. Cuando faltaban 900 metros para coronar ese muro, la francesa fue adelantada por la gran favorita, Van Vleuten, que se marchó camino de la victoria y a quien ya nadie vio hasta la línea de meta. Llegó con tiempo suficiente para regular en el descenso de vuelta a la ciudad y para saborear su victoria, tres días después de ganar la contrarreloj olímpica. Ni rastro del jet lag. Alucinante. Imperial. Ruth Winder entró segunda a 36 segundos de la vencedora y Tatiana Guderzo, tercera, a 1:35. Ane Santesteban concluyó en la vigésimo segunda plaza.



No hubo sorpresa en la Klasikoa femenina, pero sí en la masculina. Si a Neilson Powless le llegan a decir al tomar la salida en meta que iba a ganar la carrera, posiblemente él mismo no se lo creería. Pero así ha sido. El día empezó con una escapada numerosa formada por Lilian Calmejane, Mikael Cherel, Valerio Conti, Alekssndr Riabushenko, Javier Romo, Johan Jacobs, José Joaquín Rojas, Jeremy Cabot, Tscabu Grmay, Jon Barrenetxea, Mikel Bizkarra, Dani Navarro, Óscar Cabedo, Xandres Vervloesem, Romain Hardy y Jokin Murgialdai. La diferencia se mantuvo en el entorno de los dos minutos en la subida a Jaizkibel, donde Javier Romo, 22 añitos, dejó atrás a todos sus acompañantes de fuga. 


A 47 kilómetros del final, sufrió una caída Wilko Kelderman, uno de los aspirantes, junto a varios de sus compañeros de equipo en el Bora, como Matteo Fabbro, el gran damnificado. En la subida a Erlaitz, el grupo principal alcanzó a Romo. Tiró del pelotón el UAE de Juan Ayuso, dejando claro las intenciones del joven corredor español. A 45 kilómetros para el final, en plena subida, atacó Mikel Landa, que está de vuelta. Vuelve el landismo, vuelve la ilusión. Fue un movimiento más para probarse de cara a la Vuelta e ir encontrando sensaciones que otra cosa. Tras Landa se fue Simon Carr, quien poco después dejó atrás al ciclista vasco. 


A 23 kilómetros del final, cuando ni el UAE de Ayuso ni él a Ineos de Bernal se decidieron a tomar la responsabilidad de la caza y le dieron la tostada al Trek de Mollema, llegaron a la altura del escapado Mikkel Honore, Nelson Powless, Matej Mohoric y Lorenzo Rota. El EF pasaja a tener dos ciclistas en cabeza. La diferencia se fue a más de un minuto, con el Trek tirando. A cada kilómetro que pasaba se veía más claro que la victoria estaba delante. Comenzaron la ascensión a Murgil con 1:10 de ventaja. Atacó Giulio Ciccone en la parte final, en un intento a la desesperada de dar caza a los fugados. 


En el descenso de Murgil quedaron cuatro ciclistas por delante, Honore, Powless, Mohoric y Rota. Una caída de Honore, en la que se vio envuelto Rota, dejó sin opciones de victoria a este último. Los otros tres se disputaron el triunfo en un sprint muy ajustado que terminó llevándose el ciclista estadounidense, que alcanza así su primera victoria como profesional a los 24 años. Juan Ayuso, de 18 años, concluyó en el puesto 18, con su compañero de equipo Alessandro Covi, quinto. 

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