El Giro de Sicilia no es la carrera más prestigiosa del calendario, pero este año nos ha regalado dos de las imágenes más emotivas y destacadas de la temporada. Primero, la victoria de Alejandro Valverde, su regreso triunfal tras la caída sufrida en la última edición de la Vuelta a España. Y, ahora, una exhibición de las de antaño de Vincenzo Nibali, que ha ganado la cuarta etapa de la ronda siciliana y se ha situado líder de la general.
Nibali, que forma parte del selecto grupo de ciclistas ganadores de las tres grandes vueltas (la Vuelta a España de 2010, el Giro de Italia de 2013 y 2016 y el Tour de Francia de 2014), llevaba más de dos años sin ganar y no podía haber elegido mejor escenario para hacerlo. Ha ganado en casa, en Sicilia. Profeta en su tierra. El Tiburón, que tantas victorias de tanto prestigio tiene en su palmarés, ha roto a llorar emocionado al celebrar la victoria de hoy. Ha sido un triunfo maravilloso, tras atacar a más de 22 kilómetros del final, en la última ascensión del día, y marcharse en solitario en cabeza.
Nibali llegó a meta con una ventaja de 49 segundos sobre el grupo de Alejandro Valverde, que era el líder hasta ahora de la carrera. Los viejos rockeros siguen dando guerra en un pelotón repleto de jóvenes de gran talento e insultante calidad.
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