La historia de Anna Kiesenhofer es la más sorprendente de las que nos ha ofrecido este 2021 ciclista. La corredora austriaca, que estudió matemáticas en la Universidad Técnica de Vienas, sacó un máster en esta misma disciplina en la Universidad de Cambridge y se doctoró en matemáticas aplicadas en la Universidad Politécnica de Cataluña, en Barcelona, es cualquier cosa menos una ciclista corriente. Nunca quiso dedicarse en exclusiva al ciclismo, por eso no disputa todo el calendario no ha formado parte de ninguna gran escuadra profesional. El tiempo que estudió en Barcelona se integró en el equipo amateur Frigoríficos Costa Brava-Naturalium. Diversos problemas de salud la alejaron del ciclismo, pero volvió tiempo después, siempre sin priorizarlo por delante de su carrera como matemática.
Anna Kiesenhofer representó a Austria en los Juegos Olímpico de Tokio y, para sorpresa de todo el mundo, empezando por ella misma, logró la primera medalla de oro para su país desde Atenas 2004. Su victoria en la prueba olímpica en ruta fue la gran sorpresa del año, un triunfo excepcional, de los que marcan una vida.
La ciclista austriaca entró en la escapada del día junto a la polaca Anna Plichta, la sudafricana Carla Oberholzer, la namibia Vera Looser y la israelí Omer Shapira. Alcanzaron una amplia ventaja y, para cuando la selección neerlandesa, la gran favorita, se puso a tirar, fue demasiado tarde. El equipo de Annemiek Van Vleuten consiguió alcanzar al resto de fugadas, pero no a Kiesenhofer, que entró en meta victoriosa como nueva campeona olímpica en ruta. Van Vleuten también celebró su victoria, porque creía que ya había superado a todas las fugadas y no sabía que la corredora austriaca marchaba por delante. Fue el triunfo más especial del año, la protagonista más inesperada del 2021 ciclista.
Mañana, Richard Carapaz.
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