Richard Carapaz es uno de esos pocos ciclistas en los que siempre hay que confiar, porque es capaz de todo. El corredor ecuatoriano, que tiene en su palmarés un Giro de Italia entre otros triunfos de mucho nivel, siempre lo intenta, nunca espera que sean otros los que ataquen, jamás se guarda un gramo de fuerzas. Carapaz llegó a los Juegos Olímpicos prácticamente sin equipo, a diferencia del resto de aspirantes, pero eso no le impidió proclamarse campeón de la prueba en ruta y sumar un oro histórico para su país.
Además de exhibir su fuerza, Carapaz demostró también una gran inteligencia en la carrera. Apenas se inmutó cuando Tadej Pogacar atacó y lanzó su atrevida apuesta lejos del final. Dejó que fueran otros, como Van Aert, los que se cebaran para intentar dar caza al esloveno. A falta de 25 kilómetros, cuando quien demarró fue el estadounidense McNulty, Carapaz sí respondió y se fue con él hacia adelante. Los dos se entendieron bien, pero Carapaz atacó a seis kilómetros del final y se marchó en solitario hacia la medalla de oro y la gloria olímpica, mientras que el estadounidense veía esfumarse sus opciones de medalla.
Por detrás, un grupo de ilustres formado por Wout Van Aert, Tadej Pogacar,Michael Woods, Michal Kwiatkowski, Maximilian Schachmann, David Gaudu, Bauke Mollema, Rigoberto Urán, Alberto Bettiol y Adam Yates, fue incapaz de dar caza al ecuatoriano. Al final, Van Aert, plata, y Pogacar, bronce, le acompañaron en el podio. Merecido podio para los tres, ya que el ecuatoriano fue el más fuerte y astuto, Van Aert fue el más entregado, saltando a cada ataque, y Pogacar fue quien protagonizó el primer ataque clave del día, el que rompió la carrera.
Antes de proclamarse campeón olímpico, una de esas victorias que engrandecen para siempre toda una carrera deportiva, Carapaz había ganado la Vuelta a Suiza, más una etapa, y había terminado tercero en el Tour de Francia, su primer podio en la prueba francesa. Méritos más que suficientes para ser uno de los 21 ciclistas del 2021.
Mañana, Sonny Colbrelli.
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