El palmarés no es siempre el factor más importante a la hora de valorar a una ciclista. Cuenta, claro, pero suele importar más su carisma, su forma de correr, su atrevimiento. Son las corredoras aguerridas, las que van siempre al ataque, las que están en todas las salsas, las que terminan siendo más admiradas y queridas por el público, incluso aunque no logren la victoria. Es el caso de la italiana Elisa Longo Borghini, cuya presencia en una carrera ciclista es garantía de espectáculo y de ataques.
No es precisamente pobre el palmarés de la corredora del Trek, que cuenta con victorias de peso como la Strade Bianche de 2017, por ejemplo, pero atrapa sobre todo por sí actitud. Ese año ha sumado cuatro victorias: el Trofeo Alfredo Binda-Comune di Cittiglio, el campeonato de Italia en ruta y en contrarreloj y el Gran Premio de Ploauy. En esta carrera ganó en solitario, tras haber atacado junto a la española Mavi García. La italiana recorrió en cabeza en solitario la última vuelta y terminó alzando los brazos y llevándose así la recompensa a su actitud valiente.
Además, Longo Borghini fue bronce en la prueba en ruta de los Juegos Olímpicos de Tokio.
Mañana, Remco Evenepoel.
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