Groenewegen bate por la mínima a Van Aert




Dylan Groenewegen ha ganado la tercera etapa del Tour de Francia tras imponerse por la mínima ante el líder de la carrera, Wout Van Aert, en un muy tenso sprint. El corredor del BikeExchange ha ganado en una volata en la que Peter Sagan ha acusado a Van Aert de cerrarlo y en la que también se ha visto cerrado Caleb Ewan, incapaz de abrirse paso al lado de la valla, mientras que Jasper Philipsen, para quien había trabajado en la parte final de la etapa Mathieu Van der Poel. Es una victoria de mucho nivel la de Groenewegen, que supone su quinto triunfo de la temporada. La victoria de hoy de Groenewegen tiene un significado especial, tras el incidente del Tour de Polonia de 2020 con Fabio Jakobsen por el que aquel fue sancionado nueve meses. Es bonito que ambos hayan ganado dos días consecutivos en el Tour. Se cierra el círculo.  


Más allá del gran sprint que hemos disfrutado los pocos que no nos hemos quedado dormidos, la realidad es que la etapa ha sido muy aburrida, impropia de una etapa del Tour, no digamos ya si esa etapa es un domingo, cuando hay más gente frente al televisor. El Tour de Francia puede permitirse días anodinos como el de hoy, pero ni siquiera el Tour debería acostumbrarse a algo así. Claro que las grandes vueltas tienen 21 días de competición y es normal que haya días más aburridos que otros. Por supuesto que también hay que dar oportunidades a los velocistas. Desde luego que siempre ha habido jornadas así, llanas, resueltas al sprint, sin más interés para el espectador. Pero el ciclismo en su conjunto tiene un problema cuando hay tantos días así, sin auténtico interés deportivo más que en los kilómetros finales. 


Una prueba ciclista es un espectáculo que debe atraer al público y días como el de hoy no atraen a nadie, ni siquiera a los más cafeteros. Desde hace unos años, todas las etapas del Tour se emiten íntegras, lo que significa que el tedio de las etapas llanas puede verse en su integridad. No tiene solución fácil este problema, pero los organizadores de las grandes vueltas deberían hacer todo lo posible para evitar días como el de hoy.





Es muy grande el contraste entre la nula emoción de la etapa y la impresionante afluencia de público, un día más, en las carreras danesas. El país se ha volcado con el Tour en estos tres días y ha dado una inmejorable acogida a la carrera francesa. Lamentablemente, hasta que llegó el sprint final, nadie salvo Magnus Cort Nielsen ha tenido a bien hoy ofrecer espectáculo a los asistentes que a millares inundaban las calles y a los millones de espectadores por televisión


El ciclista del EF, protagonista el día anterior y líder de la clasificación de la montaña, atacó nada más lanzarse la salida real, después de la neutralizada. El ciclista danés, coreado por sus compatriotas, se fue solo hacia adelante. Miraba hacia atrás, cómo sorprendido por el hecho de que nadie le siguiera. Por su carisma y su entrega, y también por la incomparecencia del resto de corredores, Cort Nielsen se ha dado hoy un auténtico homenaje hasta que fue cazado a 52 kilómetros. Disfrutó y dio espectáculo. Hasta esprintó contra sí mismo en una de las cotas de cuarta categoría del día, que le permitieron sumar tres puntos más en la clasificación de la montaña y asegurarse seguir vistiendo el maillot blanco a puntos rojos. Naturalmente, también se llevó el premio a la combatividad.


Más allá de eso y del sprint intermedio, que ganó Van Aert, el único aliciente de la etapa ha sido el sprint final, ya citado, que se ha visto en parte condicionado por una montonera a diez kilómetros de meta. Un estrechamiento de la carretera provocó ese corte, que afectó a medio pelotón, aunque aparentemente sin heridas de consideración. Mañana, día de descanso tras el traslado de hoy hacia Francia. Haig, Pinot, Caruso y Urán perdonaron medio minuto por culpa de ese corte. 

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