Pidcock se gradúa en el Alpe d’Huez



Noches de desenfreno, mañanas de ibuprofeno. O, dicho de otro modo, no todos los días son fiesta y, después de los días de fiesta, toca recuperarse. Bueno, en rigor, hoy sí es fiesta grande en Francia, 14 de julio, su fiesta nacional en la que se conmemora la toma de la Bastilla, pero ya nos entendemos. Tras el show de ayer, la etapa de hoy no ha tenido tanta emoción ni tantos ataques, porque lo de ayer fue una paliza salvaje y porque no todos los días pueden ser como el de ayer, la mejor etapa en mucho tiempo en el Tour, de las mejores de lo que va de siglo


No todos los días puede haber ataques desde lejos. Los ciclistas, aunque a veces se nos olvide, son humanos, y esfuerzos tan descomunales como el de ayer pasan factura. Con todo, ha sido un día muy atractivo de ciclismo. Una jornada de desgaste entre los hombres de la general, sin fuegos artificiales, pero también con diferencias, ya que Romain Bardet ha perdido 18 segundos con Jonas Vingegaard, Tadej Pogacar y Geraint Thomas, mientras que Adam Yates se dejó 38 segundos; David Gaudu, 53 segundos y Nairo Quintana, 1:20. Mucho mejor le ha ido hoy el día a Enric Mas, que apenas se ha dejado tres segundos con el líder. 


Hoy ha dado más espectáculo la fuga que la lucha por la general. El Jumbo-Visma de Vingegaard ha controlado la carrera a la perfección. Wout Van Aert, el que algunos dicen que va a su bola, ha hecho un trabajo de equipo excelente en pos de su líder. También volvió a ejercer de gregario Primoz Roglic, al que no se le caen los anillos. Sin ataques, sólo con ese ritmo del equipo neerlandés que ayer incendió la carrera, se quedaron descolgados en la ascensión final al mítico Alpe d’Huez Quintana y Gaudu. Al rato se abrió Bardet. Poco después, a algo más de seis kilómetros del final se quedaron en el grupo del líder Vingegaard, su coequipier Kuus, Pogacar, Thomas, Yates y Mas. Al poco se cortó Yates. 

 

Todos esperábamos un ataque de Pogacar, destronado ayer, y ese movimiento llegó a unos cinco kilómetros de la meta. Vingegaard respondió bien, sin ningún aparente apuro, lo que provocó que volvieran a entrar Kuus, a Thomas y Mas, aunque el español cedió al poco tiempo. A dos kilómetros lo volvió a intentar Pogacar pero el danés se pegó a su rueda, igual que hizo en la línea de meta, donde el esloveno intentó sin éxito esprintar y arañar unos segundos. Le va a costar mucho a Pogacar recuperar el trono perdido. Desde luego, parece misión casi imposible en un mano a mano convencional con Vingegaard, tan bien arropado en su equipo. Más parece que tendrá que intentar algún movimiento de lejos en los Pirineos. El corredor del UAE también tendrá que seguir sorteando el Covid, que se ha cebado con su equipo. Hoy ha sido su director deportivo, Josean Fernández Matxin, quien ha tenido que irse del Tour por culpa del maldito Covid.




Vingegaard se mantiene líder con 2:22 sobre Pogacar, que pasa a ser segundo tras la pérdida de tiempo de Bardet. Ahora el tercer puesto es para Thomas, a 2:26 del líder. Ya a más de dos minutos y medio están Bardet (a 2:35), Yates (a 3:44), Quintana (a 3:58), Gaudu (a 4:07), Pidcock (a 7:39), Mas (a 9:32) y Vlasov (a 10:06). 



   

La lucha por la etapa nos ha dejado, ya digo, mucha emoción e importantes titulares. El más destacado, claro, la soberbia victoria de Thomas Pidcock. A sus 22 años se convierte en el corredor más joven en ganar en Alpe d’Huez y también en el ciclista británico más joven en ganar una etapa en el Tour. Hoy ha sido la graduación de este magnífico corredor que hasta ahora había destacado más en las clásicas, pero cuyo techo es imposible conocer y que hace un par de años ganó el Giro sub23, a cuyo recorrido no le faltan precisamente puertos de montaña.  


Pidcock estuvo muy atento desde el principio para intentar entrar en la fuga. No formó parte de la escapada inicial, que compusieron Neilson Powless, Nelson Oliveira, Anthony Perez, Kobe Goossens, Matis Louvel y Sebastian Schönberger.  Nada más empezar la ascensión al Galibier, por una vertiente distinta a la de ayer, más tendida, hubo contraataques desde atrás y Louis Meintjes y Giulio Ciccone llegaron a la altura de los fugados. 





También vimos después atacar a Chris Froome, el otro gran titular del día. El ciclista británico nacido en Kenia, leyenda viva de este deporte, vuelve al fin a estar en un nivel competitivo y es una satisfacción enorme para cualquier aficionado a este deporte. Tras sufrir mucho después de la tremenda caída que casi le obliga a colgar la bicicleta, Froome ha seguido luchando para volver a vivir días como el de hoy, en el que ha tenido opciones reales de ganar la etapa y ha sido protagonista en los Alpes. Qué gran noticia. 


Tras Froome atacó Pidcock en el descenso del Galibier. Fue un descenso soberbio, de videojuego. Adelantó uno a uno a los corredores intercalados hasta que llegó al grupo cabecero. Después se ha mantenido al frente en la ascensión a la Croix de Fer y después, ya en el Alpe d’Huez y sus 21 curvas, se fue hacia adelante. Durante un buen rato estuvo Pidcock en cabeza con unos pocos metros de ventaja sobre Meintjes, que, a su vez, aventajaba también en unos pocos metros a Froome. Al final, Pidcock impuso su poderío y llegó a la meta con tiempo para celebrar su sensacional triunfo, su graduación en el ciclismo en ruta en una muy exigente etapa de montaña, ya que también corre, y gana, en otras disciplinas del ciclismo como el ciclismo de montaña. Chapeau. 




Mañana, etapa 13, con perfil escarpado, con dos puertos de tercera y uno de segunda. Día perfecto para las escapadas. 

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