Pogacar asusta en el purgatorio del norte




Cuando Eddy Merckx se retiró quedaban 20 años para que naciera Tadej Pogacar. Cuando el caníbal tenía 23 años, la edad actual del corredor esloveno, aún le quedaba un año para correr y ganar su primer Tour. Sólo quienes vieron correr al campeón belga, el mejor ciclista de todos los tiempos, pueden decir que han visto algo parecido a lo de Pogacar. Es impresionante, una auténtica locura. De otro planeta. Precisamente porque aún es muy joven y le queda mucho por delante es prematuro comparar a Pogacar con Merckx, pero cuesta mucho no hacerlo, porque su dominio en todos los terrenos y su ambición están fuera de lo común, no recuerda a aquella leyenda del ciclista que lo ganaba todo. 


La etapa de hoy, una mini Roubaix con once tramos adoquinados, se presentaba sobre el papel como el día más peligroso para el vigente ganador del Tour. Sus rivales, sobre todo el Jumbo-Visma y el Ineos, parecían mucho más preparados para sacar partido de este purgatorio del norte (no llega a infierno, porque ése sólo es uno, la clásica de las clásicas). Pogacar sabía que hoy era un día complicado en el que no estaría tan bien arropado como sus adversarios, así que lo afrontó como lo que es, a lo campeón. Se mostró en las primeras posiciones del grupo principal desde el comienzo. Sí, los demás tenían compañeros más expertos en este terreno, pero él es el chico maravilla, el ciclista que no deja de sorprendernos, el mejor ciclista del mundo. 


Gracias a su calidad insultante y a su formidable habilidad también sobre los adoquines (¿qué hace mal este hombre?), y también gracias al factor suerte, que siempre juega su papel en el empedrado, Pogacar ha sacado tiempo a todos sus rivales en la general, aunque precisamente la solidez del Jumbo-Visma y al estratosférico Van Aert permitió minimizar los daños y que la carrera no se haya quedado sentenciada. Pogacar aventajó en sólo 13 segundos al grupo de Jonas Vingegaard, Geraint Thomas y Enric Mas, entre otros, y en 2:08 a Primoz Roglic


La suerte no ha estado hoy del lado del Jumbo-Visma, que se presentaba como el equipo más fuerte, llevaba el maillot amarillo y venía de haber dado un recital ayer. Cuando quedaban aún cerca de 100 kilómetros del final, Wout Van Aert sufrió una caída después de haber tenido un problema mecánico. Steven Kruijswijk se quedó a ayudarlo. Luego Van Aert se chocó con un coche y estuvo a punto de caerse. Se reintegró en el grupo pero se quedó en la parte trasera. Con toda la calma del mundo fue avanzando posiciones, aunque no terminó de asomar demasiado en cabeza. Pero el infortunio para el equipo neerlandés no había hecho más que empezar porque 36 kilómetros del final, tras un problema mecánico, Jonas Vingegaard tuvo que cambiar dos veces de bicicleta. Entonces, Van Aert, maillot amarillo, se paró para ayudarlo. Enorme una vez más el belga, el ciclista que lo hace todo, la estrella que no tiene problemas en ejercer de gregario. Pero es que poco después quien se vio implicado en una caída fue el otro líder del Jumbo, Primoz Roglic, que se dislocó un hombro. El esloveno se quedó incluso por detrás del grupo de Vingegaard. El Jumbo-Visma se dividió entonces en dos para arropar  sus dos líderes. 


Fue entonces, sin sus principales rivales en el grupo principal, también es cierto que sin compañeros, pero qué más le da a él eso, a a 27 kilómetros del final aceleró Pogacar. Poco después, a 19 kilómetros, en el tramo 5 de pavés, atacó Jasper Stuyven y se pegó a su rueda el todopoderoso esloveno, amo y señor del Tour y del ciclismo mundial. Parecía por momentos que Pogacar iba camino de vestirse de líder y casi de sentenciar la carrera, pero el soberbio trabajo de Van Aert en pos de Vingegaard permitió contener la hemorragia y reducir la ventaja del corredor del UAE respecto al primer grupo perseguidor en apenas 13 segundos. En él, además de Vingegaard, entraron y salvaron el día gracias a Van Aert, entre otros, Enric Mas, Nairo Quintana, Geraint Thomas, Daniel Felipe Martínez, Adam Yates, David Gaudu, Thibaut Pinot y Romain Bardet. A 2:08 de Pogacar entró Roglic, mientras que Ben O’Connor, cuarto en el Tour del año pasado, se dejó más de tres minutos.  El más damnificado del día ha sido Jack Haig, quien se ha visto obligado a abandonar. 





A pesar de la mala suerte que ha tenido hoy todo su escuadra, y precisamente gracias a su sensacional trabajo de equipo, Wout Van Aert conserva el maillot amarillo de líder con apenas 13 segundos de ventaja sobre Nielson Powless y 14 segundos sobre Edvald Boasson Hagen, ambos componentes de la escapada del día, en la que también entraron Simon Clarke (ganador final de la etapa), Magnus Cort Nielsen (el héroe de esta primera semana de Tour), Alexis Gougeard y Taco Van der Hoorn.


Pogacar pasa a ser cuarto provisional en la general y cuenta ya con 21 segundos de ventaja sobre Vingegaard, 29 con Yates, Pidcock y Thomas (ojo al trío del Ineos), 37 con Vlasov, 50 con Martínez, 51 con Bardet, 55 con Quintana y 1:03 con Enric Mas. Más lejos queda ya Roglic, a 2:17 de Pogacar, lo que confirma que en principio Vingegaard pasa a ser el jefe de filas del Jumbo-Visma. 




Merece una mención aparte el ganador de la etapa de hoy, Simon Clark, veterano corredor del Israel. A sus 36 años suma su segunda victoria de etapa en el Tour tras la que logró en 2020, el último año que alzó los brazos. Ha ganado en un sprint muy ajustado, de foto finish por delante de Taco Van der Hoorn. Ha sido un final muy emocionante en el que la valentía de los fugados ha tenido premio esta vez. 




Mañana, etapa con alguna cota que puede animar la parte final de esta etapa cuyos primeros kilómetros transcurrirán por territorio belga. 





En el Giro Donne hoy se ha disputado la sexta etapa con final en Bérgamo, que nos ha regalado un precioso final. Mavi García perdió el maillot verde de la clasificación de la montaña, en manos de Elise Chabbey, pero demostró una gran ambición y un gran estado de forma, hasta el punto de que ha llegado a poner en aprietos a la líder de la carrera, Annemiek Van Vleuten. 


El desenlace de la etapa dejó multitud de ataques de corredoras que intentaron evitar, sin éxito, el final al sprint. Lucinda Brand atacó el el descenso de la penúltima subida a San Pantaleone y tras ella se fue Kristian Faulkner. Después lo probó Alessia Vigilia. Más tarde se fue hacia adelante Victoire Berteau. La corredora del Cofidis llegó a tener casi un minuto de ventaja, aunque terminó siendo neutralizada. En el último repecho atacó la que siempre lo intenta, Elisa Longo Borghini. Tras ella se fueron Marianne Vos y Mavi García, segunda clasificada de la carrera. Fue un momento de tensión para Van Vleuten, aunque finalmente las tres fugadas fueron cazadas por el pelotón. La etapa se resolvió al sprint, que ganó la incombustible Marianne Vos. Hace mucho que se terminaron los adjetivos para describir a la corredora del Jumbo-Visma.




Mañana, jornada con final en alto, en el Passo Maniva. Día para ver batalla entre las mujeres fuertes de la general. 

Comentarios