Van Aert honra al Tour


Ya nos temíamos lo peor, otra jornada anodina sin ataques ni sorpresas, cuando el Jumbo-Visma hizo saltar por los aires la cuarta etapa el Tour. Se acabaron los lamentos, empezó la fiesta. El equipo neerlandés ha dado una auténtica exhibición, acelerando el ritmo del gran grupo en la última cota del día, de cuarta categoría, situada a diez kilómetros de meta. Fue un soberbio trabajo de equipo que sorprendió, entre otros, a Tadej Pogacar. Sorprendió, de hecho, a casi todos los aspirantes a la general salvo a Adam Yates. Hasta Primoz Roglic, jefe de filas del propio Jumbo-Visma, fue incapaz de seguir ese ritmo. En un momento se quedaron por delante sólo el citado Yates, Jonas Vingegaard (la segunda baza del equipo para la general) y el líder de la carrera, Wout Van Aert.

Y entonces llegó el ataque de Van Aert, uno de esos demarrajes que se recuerdan, de los que animan de verdad a los aficionados, de los que te levantan del sillón. El belga, que venía de ser segundo en las tres etapas anteriores, se fue hacia adelante en solitario. Inmenso. Enorme. Colosal. Fue una apuesta valiente, porque por detrás los equipos de los velocistas intentaron rearmarse para echar abajo su ataque. No lo lograron. Van Aert desarboló el gran grupo y tomó suficiente ventaja como para celebrar, a la cuarta fue la vencida, una sensacional victoria de etapa

Por detrás, el pelotón venía tan lanzado que Jasper Philipssen, que terminó segundo, alzó los brazos como si hubiera ganado la etapa, porque no sacia que Van Aert iba por delante y acababa de lograr la victoria. El belga del Jumbo-Visma apenas aventajó al gran grupo en ocho segundos, pero su compatriota del Alpecin no se había percatado de que iba por delante. Una pena para él. 

En la lucha por la general, ningún candidato perdió tiempo y no creo que se pueda sacar ninguna conclusión de lo visto hoy. Es verdad que Pogacar no pido aguantar el acelerón salvaje del Jumbo-Visma ni tampoco lo hizo Roglic, a diferencia de Vingegaard, pero no creo que eso signifique nada. Pogacar se ha visto sorprendido, sí, y Vingegaard ha resistido ese ritmo explosivo mejor que Roglic. Sin más. No creo que lo de hoy haya sido una importante muestra de debilidad de Pogacar ni que podamos aún hablar de un cambio en la jefatura de filas del Jumbo-Visma en favor de Vingegaard. Lo de hoy iba más de la búsqueda de la etapa de Van Aert y ese objetivo se cumplió con creces.

Ahora Van Aert es más líder con 25 segundos de ventaja sobre Lampaert, 32 segundos sobre Pogacar, 36 segundos sobre Pedersen, 38 segundos sobre Van der Poel, 40 segundos sobre Vingegaard, 41 segundos sobre Roglic y 48 segundos sobre Yates. 

Antes del show de Van Aert, los dos protagonistas del día fueron Anthony Pérez y, por supuesto, Magnus Cort Nielsen, que ha estado en fuga en las tres etapas en línea de este Tour y ha ganado en las ocho cotas de montaña incluidas hasta ahora en la ronda francesa. Se ha comentado que ha batido un récord de Federico Martín Bahamontes, que fue el último en ganar los siete primeros puertos de una edición del Tour. Lo que pasa es que entonces hablábamos de puertos de alta montaña y lo que ha coronado Cort Nielsen son cotas de infinita menor dureza. En todo caso, bravo por el ciclista danés del EF que seguirá de líder de la montaña del Tour, como mínimo, hasta el viernes. 




Mañana se espera día grande, de los que están marcados en el libro de ruta de los favoritos a la general, porque habrá once tramos adoquinados con final en Arenberg



En el Giro Donne, mientras tanto, tras la sensacional etapa de media montaña de ayer ha sido el turno de las ciclistas rápidas. Tras una escapada inicial formada por Vitillo, Bariani, Monticolo, Barnes y Carbonari se ha vivido una nueva volata en la que se ha impuesto la campeona del mundo, Elisa Balsamo, que suma así su segunda victoria parcial en la corsa rosa. Annemiek Van Vleuten sigue al frente de la general. 




Mañana la etapa presenta un recorrido muy atractivo con cinco vueltas a un circuito exigente. 

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