Parece una obviedad pero no está de más recordarlo de vez en cuando: ganar es muy difícil. Hay ciclistas de un talento incuestionable que corren con la mejor actitud, siempre al ataque, a los que les cuesta mucho sumar victorias a su palmarés. Están siempre ahí, cerca, en la pomada, pero ganar es otra cosa, es muy complicado. Por ejemplo, Guillaume Martin, un ciclista con una calidad fuera de toda duda, que ha hecho top 10 en el Tour y en la Vuelta, y que llevaba un año sin alzar los brazos. Hoy ha logrado ganar la segunda etapa del Tour de l’Ain, lo que le permite además ponerse líder en la carrera francesa a un día de su final.
Martin, al que muchos tenemos especial cariño también por su faceta de escritor, ya que ha publicado dos libros en los que une el ciclismo y la filosofía, ha culminado hoy con maestría el gran trabajo de equipo que el Cofidis había hecho para él. Primero, controlando la escapada del día, formada por Jakob Eriksson, Louis Richard y Hannes Wilksch, y después endureciendo la carrera en las últimas subidas del día, lo que permitió dejar a su líder con un puñado de ciclistas en el grupo delantero. Entre ellos, George Bennet, Iván Ramiro Sosa, Mauri Vansevenant y Sébastien Reinchenbach, es decir, mucho nivel. Quien no ha podido llegar en el primer grupo es Julian Alaphilippe, que va poco a poco intentando reencontrar sensaciones tras su fuerte caída en primavera.
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