Van der Poel entra en el Olimpo de Flandes


 Hasta hoy sólo seis ciclistas habían ganado tres veces el Tour de Flandes:  los belgas Achiel Buysse, Eric Leman, Johan Musseuw y Tom Boonen, el italiano Fiorenzo Magni y el suizo Fabian Cancellara. Desde hoy, también está en ese Olimpo del segundo monumento del calendario ciclista, de De Ronde Van Vlaanderen el vigente campeón del mundo, Mathieu Van der Poel. El ciclista neerlandés partía como máximo favorito a la victoria, lo cual es siempre un arma de doble filo. Si  un es favorito es por algo, claro, pero eso también significa que se es el hombre a batir, el ciclista sobre cuyos hombros recaerá toda la responsabilidad. No le ha pesado lo más mínimo, no ha sentido presión alguna Van der Poel, que ha entrado en la leyenda de una de las más legendarias pruebas ciclistas del mundo

Tras ganar en 2020 y en 2022, Van der Poel ha seguido con esa racha de ganar el Tour de Flandes en los años pares y ha entrado en meta triunfal en solitario, con el suficiente tiempo como para alzar la bicicleta en sus manos. Antes de su portentosa exhibición, una más, su equipo, el Alpecin-Deceuninck, hizo un trabajo excelente, porque incluso cuando hablamos de un ciclista extraterrestre como el campeón del mundo, el trabajo y la estrategia del equipo importan para lograr la victoria final.

La escapada inicial, nada peligrosa, la formaron Aniolkowski, Dekker, Durbridge, Reinders, Taminiaux, Touzé, Van Leberghe y Vermoote. Los compañeros de Van der Poel controlaron bien los cortes que llegaron después de esa fuga del comienzo. A 90 kilómetros de meta se formó un corte de doce peligroso para los interés de Van der Poel con Gianni Vermeersch, Laurenz Rex, Tim Merlier, Tiesj Benoot, Dylan Van Baarle, Oliver Naesen, Damien Touzé, Ben Turner, Mads Pedersen, Nils Politt, Lionel Taminiaux y Brent Van Moer. Los gregarios del campeón del mundo mantuvieron ese corte a una distancia prudencial y a A 87 kilómetros del final, en el Valkenberg, atacó Van der Poel para cerrar él mismo el hueco.

Poco después lo probó Pedersen y se pegó a su rueda Vermeersch, compañero de Van der Poel. Jugada maestra una vez más del Alpecin-Deceuninck. Oier Lazkano entró en cabeza del grupo de favoritos en el viejo Kwaremont y marcó un ritmo fuerte hasta que Van der Poel atacó e hizo la gran selección. Tras el campeón del mundo se fueron el propio Lazkano, inmenso, Pedersen, que aguantó pese a venir escapado de antes, Laurens Pithie, Tim Wellens y Dylan Teuns. Hubo reagrupamiento poco después, momento que aprovechó Iván García Cortina para irse en solitario hacia adelante. 

El ciclista asturiano del Movistar, al que da gusto ver en la pomada en las grandes clásicas, sus carreras predilectas, entró en cabeza en el Koppenberg, pero le patinó la bici y se fue al suelo justo antes de que Van der Poel lanzara otro de sus demoledores ataques, el definitivo. Casi todos los ciclistas terminaron subieron la cota a pie con la bici a cuestas. Sólo Matteo Jorgenson hizo ademán de resistir la embestida del campeón del mundo, pero fue imposible seguir su ritmo. Ahí sentenció la carrera el neerlandés. Alberto Bettiol y Dylan Teuns saltaron en persecución del neerlandés, sabedores de que si colaboraban tenían el podio asegurado. En la recta de meta fueron alcanzados y quienes terminaron secundando a Van der Poel en el podio final fueron Luca Mozzato y Nils Polit.

La victoria sitúa a Van der Poel en la lista de grandes vencedores del Tour de Flandes a lo largo de su historia y engrandece la leyenda de uno de los mejores corredores de la historia del ciclismo. 




La edición de mujeres del Tour de Flandes, disputada justo después, ha sido una de las mejores pruebas de un día de la reciente historia del ciclismo femenino. No es fácil recordar una clásica con más alternativas, más entretenida y más abierta hasta el final. Un puro espectáculo bajo la lluvia, que empezó con algún que otro susto, como una montonera en los primeros compases de la prueba en la que se vio envuelta Lizzie Deignan, que tuvo que abandonar, pero que concluyó con un una resolución apasionante y con una lección de trabajo en equipo del Lidl-Trek


La escapada inicial estuvo formada por Justine Ghekiere, Gladys Verhults, Elena Pirrone, Josie Talbot y Mieke Docx. Ya neutralizadas, en el Koppenberg hubo una nueva selección. Igual que pasó en la prueba masculina, muchos ciclistas, incluida la campeona del mundo, Lotte Kopecky, tuvieron que subir las rampas más duras de la cota a pie y arrastrando la bici. Quedaron por delante ocho ciclistas: Lorena Wiebes, Kasia Niewiadoma, Puck Pieterse, Elisa Longo Borghini, Letizia Paternoster, Marianne Vos y Silvia Persico


Parecía que podía ser el corte bueno, pero no terminó de haber entendimiento y el grupo de Kopecky llegó a la altura de ese grupo delantero. Shirin Van Anrooij se fue adelante en solitario. La compañera de Elisa Longo Borghini el el Lidl-Trek abrió camino. El Paterberg fue decisivo. Entró en cabeza Van Anrooij con unos doce segundos de ventaja. Su compañera Longo Borghini y Kasia Niewiadoma fueron las que menor subieron la cota en el grupo perseguidor. Las dos corredoras terminaron dando caza a Van Anrooij  a 12 kilómetros de meta. 


Por detrás llegaba el equipo del resto de favoritas, con el SD Workx, nada acostumbrada a quedar fuera del podio del las grandes carreras, intentando por todos los medios dar caza al tercero delantero. No hubo manera. El sprint lo lanzó Van Anrooij para que su compañera Longo Borghini se terminara imponiendo en un apasionante mano a mano con Kasia Niewiadoma. Es la segunda victoria de la campeona de Italia en el Tour de Flandes tras la que logró en 2015 y su tercer monumento tras la París-Roubaix que conquistó hace un par de años. 

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