Lotte Kopecky, campeona del mundo, se ha impuesto hoy en la cuarta edición de la historia de la París-Roubaix femenina. Luciendo su maillot arcoíris, la corredora belga se ha impuesto con autoridad en el sprint reducido entre las seis corredoras que entraron en cabeza en el legendario velódromo de Roubaix. Es el primer monumento del palmarés de Kopecky, cuya victoria hoy es la quinta en lo que va de temporada tras ganar una etapa y la general del UAE Tour, la Strade Bianche y la Nokere Koerse.
La París-Roubaix, en mi opinión, la mejor clásica del mundo, nunca decepciona y hoy ha vuelto ha ofrecer un gran día de ciclismo. Por encima de todo, el Infierno del Norte es una carrera de supervivencia, a lo largo de los tramos adoquinados (hasta un total de 29,2 kilómetros sobre piedras), con la intensidad, los nervios y el riesgo permanente de caídas y problemas mecánicos. Es una carrera única. Tramo a tramo se fue endureciendo la carrera, se fue haciendo la selección natural.
A 70 kilómetros de meta, en el sector 15, aceleró Lotte Kopecky, la ganadora final, y provocó una primera selección. El en el siguiente sector fue Ellen Van Dijk la que aceleró. A cada ataque se reducía más el grupo delantero. En el sector 12 se provocó de nuevo un corte tras un ataque, una vez más, de Kopecky que siguieron Schweinberger, Vos y Georgi. A 48 kilómetros hubo reagrupamiento y un poco después atacó en solitario Jade Wiel. La ciclista francesa llegó a tener una ventaja de medio minuto, pero no pudo llegar lejos.
Las neerlandesas Van Dijk y Amber Kraak saltaron a falta de poco más de 20 kilómetros. Kopecky, Vos y Elisa Balsamo llegaron poco después a su altura y las cinco entraron en cabeza en el mítico Carrefour de l’Arbre. Pfeiffer Georgi fue en su persecución en solitario y pudo llegar a su altura. Las seis entraron el en mítico velódromo, por lo que la París-Roubaix se decidiría en un sprint a seis, algo no del todo habitual en esta carrera. Kopecky impuso con claridad su punta de velocidad por delante de Balsamo y de Georgi.
Mañana, la París-Roubaix masculina con Mathieu Van der Poel como favorito número uno.
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