Vingegaard demuestra quién manda aquí


Y al noveno día, la Vuelta estalló. Jonas Vingegaard ha lanzado hoy su primer gran ataque en la estación de esquí de Valdezcaray, confirmando con enorme facilidad que es el gran favorito de esta carrera. Su fiel escudero Matteo Jorgenson lanzó a Vingegaard casi nada más empezar el puerto final y sólo Giulio Ciccone (Lidl-Trek), siempre aguerrido, con más pundonor que piernas, pudo seguir a su rueda, pero muy poco tiempo, y después pagó ese esfuerzo. Hoy nadie podía seguir a un Vingegaard lanzado. 

El danés ha ganado su segunda etapa en esta Vuelta y ha sacado 24 segundos a sus rivales más directos, João Almeida (UAE) y Tom Pidcock (Q36.5), que se confirman como los candidatos más serios al podio; un minuto a Felix Gall (Decathlon-Ag2r) y 1:45 a Ciccone y al líder, Torstein Træen (Bahrein), que conserva por la mínima el maillot rojo. Por cierto, en ese grupo entró también el jovencísimo Markel Beloki (EF), que ha rendido a un nivel excepcional a sus 20 años recién cumplidos. Viene a la Vuelta a aprender, pero de paso está enseñado que pese a su insultante juventud y pese a debutar en una grande puede tutear a los grandes favoritos. 

Vingegaard ha dado un golpe de autoridad, pero no ha sentenciado la carrera. Tampoco tenía dureza suficiente el puerto final de hoy como para lograr diferencias mucho más abultadas. Ahora el danés es segundo a 37 segundos del líder y cuenta con 38 segundos de ventaja sobre Almeida, 59 segundos sobre Pidcock, 1:36 sobre Gall y ya más de dos minutos sobre Ciccone, Lorenzo Fortunato (XDS Astana), su coequipier Jorgenson, y la dupla de líderes del Red Bull-Bora, Jay Hindley y Giulio Pellizzari, que están curiosamente empatados a tiempos, noveno y décimo en la general, a 2:16 de Vingegaard. 

La Vuelta llegaba hasta hoy, a las puertas de su primer día de descanso, un tanto al ralentí. Nada grave en una carrera de tres semanas, porque lo normal es que la prueba coja su velocidad de crucero más adelante. Sucede que la Vuelta nos tenía acostumbrados los últimos años a ver duelos entre los favoritos casi desde el primer día. Si sumamos que eso no ha sido así esta vez y que los primeros días por Italia no ofrecieron grandes emociones, por decirlo suavemente, llegábamos a esta etapa con una cierta sensación de que a la carrera le faltaba meter un cambio más, alcanzar otra punta de velocidad. Y en gran medida eso se debía, precisamente, al favoritismo incuestionable de Jonas Vingegaard. Hasta hoy, cada vez que el danés ha cogido el maillot rojo rojo de líder, lo ha cedido en cuanto ha podido, y en las etapas de montaña se había limitado a controlar la carrera y a responder a los pocos ataques de sus rivales, en especial, de Ciccone y Almeida; este último, siempre de menos a más. 

Aunque hay quien podría pensar que la actitud conservadora de Vingegaard podía ser sinónimo de debilidad, más parecía una táctica prudente del ciclista danés. Sencillamente no veía llegado el momento. Hasta hoy no había atacado porque no hacía querido, no porque no pudiera. Ganó su etapa casi por inercia el segundo día y, desde entonces, ya se había situado por delante de todos sus rivales en la general. Vingegaard y su equipo transmitían la sensación de tenerlo todo bajo control, incluso después del recital de su gran equipo rival, el UAE, que encadenó tres triunfos de etapa consecutivos, con la crono por escuadras y las victorias de Jay Vine y Juan Ayuso. Quién ríe el último, ríe mejor, parecía querer decir el danés, que ha dicho ya varias veces en entrevistas que le resbalan bastantes las críticas o lo que la gente piensa de él. Es un tipo tranquilo, que está disfrutando después de haberlo pasado muy mal tras su durísima caída del año pasado. Va a hacer su carrera sin atender demasiado a lo que se espere de él. Y hoy se ha confirmado a sí mismo y ha demostrado al resto que es el más fuerte de la carrera. 

Antes del golpe de autoridad controlado de Vingegaard, la escapada del día la habían formado Kevin Vermaerke (Picnic-Post NL), Archie Ryan (EF), Michal Kwiatkowski (Ineos), Michel Heßmann (Movistar) y Liam Slock (Lotto). El Lidl-Trek tiró del pelotón, lo que daba a entender que Ciccone lo probaría en la subida final. A medida que se acercó el desenlace también entró a colaborar al frente del gran grupo el Q36.5 de Pidcock. Los dos mostraron ambición, pero hoy el Visma-Lease a Bike sí quería entrar en acción y lo ha hecho a lo grande. 

Mañana, primer día de descanso de la carrera. 

En la Clásica de Bretaña, tras una escapada en solitario de Kasper Asgreen (EF), con el Lotto de Arnaud De Lie controlando el pelotón, y después de varios ataques que no cuajaron, la carrera se resolvió al sprint, que dominó con claridad De Lie. 

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