Cuatro conclusiones del frustrado intento de batir el récord de la hora de Dekker

1. Menos de 300 metros. El ciclista holandés Thomas Dekker se quedó ayer a 270 metros de batir el récord de la hora, que sigue ostentando el australiano Rohan Dennis. El veterano corredor holandés, que se encuentra sin equipo, paró el cuentakilómetros transcurridos los 60 minutos de la prueba en 52,221 kilómetros, 270 metros menos que los 52,491 de Dennis. De esta forma, Dekker se quedó a punto de lograr inscribir su nombre en esta renovada batalla por el récord de la hora. 

El velódromo mexicano de Aguascalientes acogió este intento frustrado, por los pelos, del corredor holandés. Al acabar la prueba afirmó que "Creo que hice mi mejor esfuerzo. Es una lástima. No fue lo suficientemente bueno para el récord mundial pero estuve cerca". Dekker reconoció que "por supuesto que es un poco decepcionante, pero debo ser honesto y esto fue lo mejor que pude hacer hoy". 

2. Plataforma de promoción. Si algo esta dejando claro este nuevo interés por el récord de la hora es que la prueba sirve como una perfecta plataforma de promoción de equipos o, en este caso, corredores. Todos los equipos que se han animado a dar el salto comprueban cómo centrar la atención mediática durante una hora en un reto tan apasionante como este con todos los planos para el agónico esfuerzo de tu corredor, con tu marca, con tu bicicleta, con tus patrocinadores en pantalla, es un gran negocio. El caso de Dekker, como decimos, es particular porque, a sus 30 años, el ciclista holandés no tiene equipo y buscaba relanzar su carrera. No es que el intento de batir el récord de la hora haya puesto en el mapa a este corredor holandés bien conocido por el público que en el año 2010 fue suspendido por dos años por dopaje, pero siempre sirve para recordar que está ahí y quiere volver a la competición. Puede que le sirva para encontrar una escuadra, a pesar de no lograr su objetivo. 

3. Mucho que mejorar. Ayer también volvió a quedar de manifiesto que, por lo general, la realización televisiva de los distintos intentos de batir el récord de la hora tiene mucho que mejorar. Puede ser un gran espectáculo, pero es necesario algo más que un rótulo en el que se marque el paso del tiempo o los kilómetros recorridos sin comparaciones con el récord actual u otras infinitas posibilidades que ofrece una disciplina así. Podría diseñarse una retransmisión fascinante con comparaciones con quien tiene el récord, incluso las pulsaciones del corredor, etc. Hemos comentado aquí otras veces que el récord de la hora es un gran evento para la televisión porque además elimina uno de los obstáculos habituales del ciclismo para los programadores, que no se sabe a ciencia cierta a qué hora acabará una etapa. Aquí está claro que toda la emoción se concentrará exactamente, por definición, en una hora. Pero para que sea atractivo presenciar este gran reto personal de un corredor contra sí mismo durante sesenta segundos es preciso que la realización esté a la altura. Y ahí tal vez la UCI debería velar por que así fuera. 

4. A la espera de los grandes. Una última conclusión es que esta renovada batalla por el récord de la hora necesita de la participación de los grandes contrarrelojistas del momento para ganar en intensidad. Es preciso que los Wiggins, Martin, Cancellara... decidan dar el paso y se reten a intentar batir el récord para darle más nivel a esta batalla, porque sin duda, y sin menospreciar a nadie, así se conseguiría atraer más a los espectadores que en un duelo de corredores de segunda fila, como ha ocurrido hasta ahora. 

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