Greipel vuelve a batir a Sagan

La historia también tiene cabida en el Tour de Francia. La quinta etapa disputada hoy con salida en Arras y final en Amiens ha sido un enternecedor homenaje a los soldados caídos en la I Guerra Mundial. Un ejemplar ejercicio de memoria histórica. La jornada ha transcurrido por el escenario de la cruenta batalla de La Somme. En la salida de la etapa, Chris Froome y Peter Kennaugh han hecho una ofrenda floral ante el monumento a los británicos que perdieron la vida en la contienda. Los corredores del Orica GreenEdge han lucido crespones negros en recuerdo a las miles de víctimas australianas en la I Guerra Mundial. La retransmisión televisiva mostraba casi a cada kilómetro cementerios de soldados caídos en la contienda y memoriales a las víctimas de Canadá, Australia, el Reino Unido y tantos otros países. Nunca está de más recordar que hace no tanto Europa fue escenario de batallas, de trincheras, de fosas comunes, de cementerios de soldados a muertos lejos de casa, de odio sembrado. Ese mismo sitio donde hoy, por cierto, se vive un proyecto de unidad, el de la Unión Europea, que a pesar de atravesar por horas bajas es lo mejor que han hecho los europeos en el último siglo, pasar de matarse en el campo de batalla a convivir. 

Disertaciones históricas al margen, qué hermoso es que los grandes acontecimientos deportivos como el Tour también tengan estos guiños al pasado (el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla), la quinta etapa de Tour ha sido de esas en las que aparentemente no ocurre nada, pero que en absoluto es una jornada tranquila para los corredores. Un día en el que el ciclista fulmina con la mirada al reportero que le pregunta en meta si ha sido un día de transición. Mucha tensión se ha respirado durante toda la jornada por miedo a que el aire y el piso mojado por la lluvia complicaran la etapa. No ha habido abanicos, y eso que el BMC de Tejay Van Garderen lo ha intentado, pero sí caídas. Una de ellas, de salida, que ha obligado a Bouhanni (Cofidis) a abandonar la carrera, y otra numerosa a falta de unos 30 kilómetros de meta en la que Thibaut Pinot ha vuelto a verse involucrado. Va a caída por día el joven ciclista francés. 

Después de la contrarreloj con la que se abrió el Tour, los abanicos de la primera etapa en línea, el exigente final en el muro de Huy de la tercera etapa y el intenso paso por los adoquines de la jornada de ayer, hoy estaba cantado que se viviría la primera llegada masiva de este Tour. Y así ha sido. Tan claro lo tenía todo el mundo en el pelotón que casi nadie se ha atrevido a intentar alterar este guión. Tan sólo Perichon (Bretagne) lo intentó escapándose en la parte inicial de la etapa. Ha marchado en solitario durante unos cuantos kilómetros, pese a estar acompañado al comienzo de su aventura por Nicolas Edet, que pronto perdió contacto. 

Se ha seguido el clásico esquema de las etapas llanas disputadas al sprint, pero en el Tour siempre pasan otras cosas. Por ejemplo, el duelo en el sprint intermedio, todo un espectáculo, que además ha servido de anticipo a la volara final en las calles de Amiens. En esa meta volante donde entraron a dispustar todos los corredores que luchan por el maillot verde, se impuso André Greipel por delante de John Degenkolb, Mark Cavendish y Peter Sagan. Mismos oros robustas del sprint final. Por cierto, al comienzo de la volata hemos visto una escena poco frecuente, la del maillot amarillo (Tony Martin) encabezando el treno de su velocista (Mark Cavendish). 

Aunque los hombres del Etixx-Quick Step han intentado prepararle la llegada al sprinter de la isla de Mann, ha sido Greipel, alta velocidad alemana, quien se ha vuelto a imponer en la volata. Dos etapas llevamos en este Tour disputadas al sprint y en las dos ha ganado con autoridad el ciclista alemán del Lotto-Belisol. Y en ambas también Greipel ha vencido a Peter Sagan. El corredor eslovaco del Tinkoff-Saxo, que ayer hizo un trabajo excepcional para Contador en el pavés, vuelve a ser segundo. Trece segundos puestos suma ya Sagan en el Tour. Tiene que ser duro para él, que nunca ha sido un segundón pero que ya sabe lo que es toparse una y otra vez contra el segundo puesto, acariciando la victoria. Volverá a tener oportunidades. A buen seguro, mañana mismo. 

Otro ciclista joven y talentoso, de la quinta de Peter Sagan, Michal Kwiatkowski, merece también una mención especial porque está aparcando sus aspiraciones personales en favor de sus líderes. En lo que llevamos de Tour, el flamante campeón del mundo está ejerciendo un sensacional papel de gregario para sus líderes. Igual que Alejando Valverde. El campeón del mundo es la sombra de Nairo Quintana. Está siendo su mejor escudero en esta primera semana de Tour, siempre tan nerviosa, tan intensa, en la que hay poco que ganar y mucho que perder. Mañana, sexta etapa. Nueva ocasión para ver un final masivo resuelto al sprint. 

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