Sbaragli bate a Degenkolb

La etapa de hoy, la décima ya de la Vuelta, es perfecta para demostrar que las etapas que se resuelven al sprint no son (siempre) aburridas. Todo lo contrario. La de hoy ha sido una jornada apasionante con mil y una alternativas. No ha habido tiempo para el aburrimiento. El desenlace, además, ha llegado con una de esas volatas descomunales que requieren casi foto finish para dilucidar quién es el ganador. No le ha faltado de nada a la última etapa de la ronda española antes de la primera jornada de descanso, espléndido broche a una intensa primera semana de carrera en la que hemos visto las primeras flaquezas de los favoritos, hemos disfrutado de grandes jornadas de ciclismo y también hemos vivido momentos menos positivos como la expulsión de Nibali por agarrarse al coche del Astana o las inevitables caídas que han obligado a abandonar a varios corredores. 

La etapa ha sido como uno de esos días de verano con tiempo variable en los que puede llover, salir el sol, soplar el viento y terminar quemándose. La etapa ha tenido mil veres. Se formó una fuga numerosísima que parecía incluso poder poner en apuros al equipo del líder. La falta de entendimiento, sin embargo, acabó con las opciones de la escapada. Los 37 de cabeza fueron Dario Cataldo, Matteo Montaguti, Sergio Henao, Carlos Verona, Riccardo Zoidl, Tiago Machado, Daniel Navarro, Peter Velits, Lawson Craddock, Rubén Plaza, Martijn Keizer, Luis León Sánchez, Lawrance Warbasse, Imanol Erviti, David Arroyo, Natnael Berhane, Jurgen Van den Broeck, Romain Hardy, Tsgabu Grmay, Andrey Amador, Pello Bilbao, Eduard Vorganov, Carlos Quintero, Maxime Monfort, Ian Boswell, Salvatore Puccio, Benjamin King, Kenny Elissonde, Stephen Cummings, Cameron Meyer, Amael Moinard, George Bennett, Darwin Atapuma, Ángel Madrazo, Mickael Cherel, Davide Villella, y Rodolfo Torres. 

No llegaron a tener más de dos minutos y medio de ventaja. Su aventura duró poco y dio al traste con la esperanza de que fuera una fuga bidón de las que pueden cambiar el curso de la carrera porque un corredor alejado en la general se meta en la lucha por la Vuelta. No hubo lugar. Casados los escapados, volvió a cambiar la decoración de la carrera, esta vez con un ataque de Tersptra al que se unieron McCarthy, Paulinho, Duque, Engoulvent y Keisse. 

Tampoco cuajó esta nueva intentona. Del pelotón tiraban ya el Movistar, trabajando para un voluntarioso Rojas que se ha metido en el sprint final pese a seguir arrastrando secuelas de la terrible caída que sufrió en el descenso de la Cresta del Gallo en su Murcia natal, y sobre todo el Giant-Alpecin, equipo más acostumbrado a trabajar para su hombre rápido de cara a los finales masivos, como hoy con Degenkolb, que a tirar del grupo como escuadra del líder. Tom Dumoulin sigue de rojo. Por sus palabras de ayer, él mismo es el mayor sorprendido por su excepcional estado de forma y por su capacidad de lucirse en la montaña. Andorra será su gran prueba de fuego, como la de todos los demás, por otra parte. 

Aún hubo tiempo para más ataques. Subiendo el Desierto de las Palmas, de segunda categoría y con su cima a 17 kilómetros de la meta, atacaron De Marchi, Sicard, Coppel y Ellisonde. Más tarde intentó unirse a ellos sin éxito Brambilla. La fuga estuvo cerca de triunfar, pero volvió a imponerse la despiadada ley de estas jornadas: el gran grupo no perdona. Menos aún si se está en una Vuelta con tan pocas oportunidades para los velocistas. 

Cierto desconcierto en la parte final de la etapa, sin un treno potente que preparara la llegada para su velocista ha permitido ver nuevos ataques, los últimos, a cargo de valientes como Luis León Sánchez. Pero la suerte estaba echada. Habría llegada al sprint. Lo que para todos fue una sorpresa es que el vencedor no fuera John Degenkolb, favorito número uno, sino el italiano Kristian Sbaragli, del MTN-Qhubeka. Tras ganar en el Tour con Cummings, el conjunto sudafricano consigue también una victoria parcial en la Vuelta, triunfo de muchos quilates. Degenkolb fue segundo y Rojas, tercero. Su compañero de equipo en el Movistar, Valverde, ha tomado la salida pese a la caída sufrida ayer tras descartarse que existiera una lesión en las pruebas a las que se sometió. El conjunto telefónico espera que el murciano se reponga en la jornada de descanso de mañana. El miércoles llega la temida y ansiada etapa andorrana, donde la carrera puede estallar en cualquier dirección ante la dureza extrema de la, para muchos, etapa más dura de la historia de la Vuelta. 

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