Nadar para morir en la orilla. Alexis Gougeard (Ag2r), Miguel Ángel Rubiano (Colombia), Maxime Bouet (Etixx-Quick Step), Jaco Venter (MTN-Qhubeka) y Bert Jan Lindeman (Lotto NL-Jumbo) han sido los protagonistas de la duodécima etapa de la Vuelta, que apuntaba a ser la más sosa de todas tras la jornada reina de la carrera disputada ayer, y en ciertos momentos lo ha sido, pero que ha tenido un desenlace trepidante. Los cinco fugados han estado a punto de llevar la escapada a buen puerto, pero han terminado viendo esfumarse su sueño en la misma línea de meta. El pelotón no perdona. Aplastante, imbatible, temible, el gran grupo tiene siempre las de ganar. Los escapados lo han intentado y cerca han estado de lograrlo, pero los equipos de los velocistas no han dejado escapar la oportunidad de ganar una etapa, algo nada frecuente para los sprinters en una Vuelta tan llena de finales en alto.
Sólo en la recta final se ha visto claro que el pelotón iba a engullir a los fugados. El conjunto Trek es uno de los equipos que más hacia trabajado para echar abajo la acampada, con la intención de que el joven Danny Van Poppel lograra su primera victoria de etapa en una gran vuelta. El corredor, hijo del legendario ciclista Jean Paul Van Poppel, ha pinchado a unos 10 kilómetros del final, momento duro para el corredor holandés. A pesar de la dificultad de esa situación, Van Poppel ha podido reintegrarse en el pelotón avanzando entre los coches. Así ha logrado este corredor de 22 años volver a entrar en la lucha por la duodécima etapa de la Vuelta.
La carrera española es siempre una ronda donde se presentan oficialmente grandes corredores jóvenes que eligen la Vuelta para estrenarse en el extenuaste esfuerzo de disputar una prueba de tres semanas. Por eso podemos ver en la carrera española los debuts de ciclistas que más tarde crecen y se convierten en protagonistas del gran pelotón. Recientemente ha pasado, por ejemplo, con el australiano Michael Matthews, sensación en la Vuelta antes de brillar en otras carreras. Con Van Poppel puede suceder lo mismo. No es está su primera victoria como profesional pero sí la mas importante con mucha diferencia. Este año había ganado dos etapas del Tour de Valonia y otra de Los Tres Días de Flandes Occidental. El año pasado logró un triunfo parcial en esta misma carrera y otro en el Tour de Luxemburgo. En 2912 Ganó una etapa de la Vuelta a Burgos y otras dos del Tour de Thuringe.
Junto a Danny Van Poppel, que se ha impuesto con autoridad en la llegada masiva de Lleida, y a los cinco valientes escapados que a punto han estado de jugarse la victoria parcial, el otro gran nombre propio de la carrera ha sido Chris Froome. El ciclista británico de origen keniata no ha tomado la salida de la etapa. Una baja sensible para la Vuelta para predecible tras el asombroso y ejemplar esfuerzo del ganador del Tour de Francia para acabar la jornada previa en Andorra con la rodilla destrozada por culpa de una caída.
También se ha hablado hoy en el pelotón del estado de salud de Nairo Quintana. Ayer al comienzo de la etapa se rumoreó que el corredor colombiano estaba con fiebre, información que desmintió el equipo a TVE durante la jornada, peor que después confirmaba, más o menos, en meta. Al parecer Quintana está enfermo, ha tenido fiebre y además ha perdido dos kilos en las últimas etapas. Ayer al terminar la dura jornada andorrana, el segundo clasificado del Tour dijo que había pensado varias veces en retirarse. Hoy parece que ha resistido bien la etapa. Veremos cómo evoluciona.
Puesto que la jornada de hoy ha sido bastante menos intenta que la anterior, quizá la menos entretenida de todas cuantas se llevan disputadas, ha habido tiempo para reflexionar sobre lo que dio de sí la etapa de Andorra y cómo queda la general. La primera conclusión clara es que la general sigue muy abierta. La segunda, que Aru es el máximo favorito y que su rival más duro será Tom Dumoulin si el corredor holandés del Giant-Alpecin resiste bien el tríptico montañoso que comienza el sábado. Por cierto, menuda Vuelta para el ciclismo de los Países Bajos. Inolvidable. Mañana, un puerto cerca de meta puede animar el final de la etapa, última más o menos tranquila o de transición (entre comillas) antes del regreso de la montaña.
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