Bernal asalta el Tour con una gesta interrumpida por el granizo


Lo nunca visto. Egan Bernal, de 22 años, va camino de convertirse en el primer ciclista colombiano en ganar el Tour de Francia, tras una memorable exhibición en la subida al Iseran. Sería una victoria histórica. Pero lo nunca visto no es sólo eso, sino lo que ha ocurrido en el descenso del puerto alpino en el que el corredor del Ineos había lanzado un demarraje extraordinario. Iba camino de ponerse líder y de firmar una de esas hazañas memorables, de las que ocurren de cuando en cuando, una gesta colosal en la mayor carrera del mundo. De pronto, cuando Bernal ya era líder virtual y marchaba en cabeza junto a Simon Yates, la realización televisiva mostraba un tramo de carretera cubierto totalmente de granizo. Había confusión al principio, pero periodistas y equipos presentes en la ronda gala empezaron a compartir en Twitter imágenes  impresionantes de la granizada. La decisión de la organización del Tour fue tan rápida como lógica: detener la carrera y tomar los tiempos en la cima del Iseran.




La polémica no parece tener demasiado sentido cuando se ven las imágenes. La carretera estaba absolutamente intransitable, hasta el punto de que ha sido necesario recurrir a excavadoras y máquinas quitanieves. Es una lástima tener que parar la carrera, más aún cuando estábamos presenciando una gesta historia, pero nada se puede hacer contra el tiempo. Por ahí no podían pasar los corredores. Punto. No hay polémica ni más vueltas que darle. No se podía tomar otra decisión. Da mucha rabia, muchísima, pero no había otra opción. Si acaso, que la organización hubiera anunciado la suspensión de la etapa un poco antes, pero su actuación ha sido impecable y han tenido como prioridad preservar la seguridad de los ciclistas. 





Egan Bernal no celebrará hoy en el podio su primera victoria de etapa, porque parece que la organización ha decidido dejar en blanco la etapa, y vestirá su primer maillot amarillo tras un final extraño de la etapa en una ceremonia celebrada más tarde de lo habitual, pero no por eso ha hecho menos historia hoy. Lo que ha hecho es impresionante y lo recordaremos por mucho tiempo. Ha sido un día glorioso de ciclismo, que pasará a la historia por la decisión de detener la carrera, pero que en lo estrictamente deportivo se recordará como el día en el que Egan Bernal asaltó el Tour de Francia con 22 años. La etapa, un día más, ha sido muy dura desde la salida, con una batalla permanente por formar la escapada del día. En la fuga de cerca de 30 componentes se metieron Rigoberto Urán y Alejandro Valverde, situados a algo más de cinco minutos y medio del líder. Su presencia invitaba a pensar en la posibilidad de que ambos se metieran en la general, pero el Ineos no les dio nunca opción, tirando del grupo de los favoritos, y tampoco hubo un gran entendimiento entre los fugados. 




Pero, antes de la reconquista del Ineos, que hoy ha vivido su mejor día en este Tour, que ha vuelto a mandar como acostumbraba el Sky, vimos otra de las imágenes de esta etapa, sin duda, una de la más emocionante de la carrera francesa en muchos años. Thibaut Pinot se detenía para ser atendido por el médico. Fue un momento de confusión. El médico le puso un vendaje en la rodilla izquierda y la cara del corredor francés reflejaba un dolor inmenso. Pinot perdió contacto con el grupo y los compañeros del Groupama-FDJ que le iban superando no esperaban para llevarle hacia adelante, sino que le daban muestras de cariño y apoyo, lo que dejaba claro que sabían lo que le ocurría al ciclista galo y que no iba a ser posible que siguiera en la carrera. Una lesión muscular que arrastraba desde el día anterior es la causante de su retirada. Una lástima, porque Pinot era cuarto en la carrera y aspiraba a todo. Así de duro es este deporte. 

Con Pinot fuera, Alaphilippe perdió un rival y las miradas se dirigieron aún más al Ineos, que tenía al segundo y al tercer clasificado en la general. Jonathan Castroviejo hizo un trabajo excelso para sus líderes, en un esfuerzo enorme endureciendo el ritmo del grupo principal, que continuaron después Dylan van Baarle y Wout Poels. En cuanto comenzó la ascensión al Iseran parecía claro que Alaphilippe iba a perder el amarillo. Se quedó solo pronto, porque Enric Mas no resistió el ritmo del Ineos. Atacó Thomas, pero no logró abrir hueco, y después lo probó Steven Kruijswijk, quien tampoco dejó a sus rivales. Entonces el mundo del ciclismo se detuvo y el Tour saltó por los aires. Egan Bernal, inmenso, excepcional, formidable, atacó y se fue solo por delante. Empezó a construir una gesta en los Alpes, en el puerto más alto de este Tour. Destrozó a todos sus rivales, dejando meridianamente claro que es el más fuerte de la carrera, por encima de todos los demás, incluido su compañero Thomas, compañero y vigente ganador del Tour, con más galones que él, pero con menos fuerza.

Naturalmente, Bernal siguió adelante. No entiendo lo más mínimo algunos comentarios que pedían a Bernal que frenara para echar una mano a Thomas, sin darse cuenta de que Bernal estaba ganando el Tour de Francia y estaba protagonizando una hazaña memorable. ¿Cómo iba a frenar Bernal? ¿No se daban cuenta de que estaba ganando el Tour a lo campeón? Bernal no pensaba en otra cosa que en culminar su hazaña. Subió el Isoran un minuto más rápido que el grupo de Thomas. Iba lanzado, dispuesto a asaltar el Tour. Simon Yates le alcanzó en el descenso, pero parecía poco probable que el británico pudiera seguir el ritmo del colombiano en la ascensión final a Montée de Tignes. Porque, claro, faltaba aún un puerto de primera en el que nunca sabremos qué habría ocurrido, pero en la que todo hacía indicar que Bernal podía abrir aún más hueco. 

La salvaje tormenta de granizo obligó a los organizadores a detener la carrera, dejando una sensación de incertidumbre en corredores y aficionados. Porque Bernal no pudo culminar esa gesta, porque ese parón detuvo de golpe la que estaba siendo la mejor etapa del Tour en años, o tal vez en lo que va de siglo. Pero es lo que hay y, sin duda, este componente tan inesperado, esta interrupción obligada de la etapa, agrandará aún más su leyenda, la del día de hoy, uno de los mejores días de ciclismo que recuerdo, y la de este Tour que no querríamos que acaba nunca. Bernal es ahora líder con 43 segundos de ventaja sobre Alaphilippe, que tendrá difícil incluso mantenerse en el podio; con 1:03 sobre Thomas, del que cabe esperar lealtad al colombiano porque es evidente que Bernal está mucho más fuerte que él; y 1:22 sobre Kruijswijk. 



Y mañana, última etapa alpina, penúltima jornada del Tour, con una larguísima ascensión final a Val Thorens, de categoría especial, precedida por un puerto de primera y otro de segunda. La última opción para ver cambios en un Tour impresionante en el que hoy Bernal ha demostrado ser el más fuerte, contra viento y marea, imponiéndose hasta a los elementos, aunque al final una tormenta ha detenido su recital. Qué día de ciclismo. Qué forma de honrar al Tour.

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