Bernal se corona en París


La inconmensurable belleza de París ha servido de escenario para acoger el final del Tour de Francia, como siempre, en una de esas tradiciones ineludibles de la mayor carrera ciclista del mundo. Embriaga la belleza de la capital francesa, que hoy ha puesto al servicio de la ronda gala hasta la explanada del Louvre, para celebrar el 30 aniversario de su pirámide de cristal. París, con su encanto inigualable, ha acogido al pelotón y allí Egan Bernal, de 22 años, se ha convertido oficialmente en el primer ganador colombiano del Tour de Francia. Cientos de compatriotas de Bernal han inundado de banderas colombianas la capital francesa, para rendir el homenaje debido al corredor del Ineos. 

Bernal, muy emocionado, ha entrado en París vestido de amarillo, el sueño de todo ciclista. Ha sido el más fuerte de la carrera y está llamado a ser el gran emperador de la ronda gala en los próximos años. Su insultante juventud y su calidad en la montaña, unida a un rendimiento en la contrarreloj mucho mejor que el del resto de escaladores, hacen de él al candidato ideal a suceder a Froome en la Titania de la prueba gala. Por cierto, el Tour de hoy es el séptimo del Ineos (antes Sky), tras la victoria de Bradley Wiggins, las cuatro de Chris Froome, la de Geraint Thomas el año pasado y esta de Bernal. 



La entronización de Bernal acapara, naturalmente, todos los focos, pero otros ciclistas han sido hoy centro de atención. Empezando, claro, por Caleb Ewan, ganador de la etapa en un portentoso sprint final, y claro dominador de las volatas, con tres triunfos parciales. Pero de algún modo son protagonistas todos lo supervivientes de la carrera, porque llegar a París tras 21 días de competición, ya sólo llegar, no es tan fácil. Los compañeros de Bernal en el podio, el propio Thomas (leal compañero) y Steven Kruijswijk, han sido otros dos protagonistas del día de hoy, otros dos corredores con motivos especiales para sonreír hoy por las calles de París, bajo esa bella luz del anochecer. Igual que Peter Sagan, ganador de la regularidad; Romain Bardet, líder de la montaña; y Julian Alaphilippe, el más combativo, pero  mucho más que eso, ya que ha sido el gran animador de la carrera, su líder durante buena parte del Tour, la gran sorpresa de este año y uno de los máximos responsables de que esta edición de la ronda gala hay sido una de las más emocionantes de los últimos años. 

El Movistar ha logrado ser el mejor equipo del Tour, un año más, y van seis, y además se lleva un triunfo de etapa, la de Nairo Quintana, aunque no ha podido situar a ninguno de sus ciclistas en el podio final de París. Mikel Landa, el mejor clasificado, termina sexto. Por cierto, el ciclismo español se despide del Tour sin un triunfo de etapa, aunque no precisamente porque no lo hayan intentado muchos ciclistas, como Omar Fraile, que hasta hoy se ha metido en la escapada en los Campos Elíseos. El Tour regala estampas de autenticidad cada día, de esas que no solemos reseñar en las crónicas, como el trabajo de Vincenzo Nibali flamante ganador de la etapa de ayer, ganador de todo, echando una mano a Sonny Colbrelli para reintegrarlo en el pelotón tras sufrir una avería. El Tour, la vida en tres semanas, una fiesta que es mucho más que una carrera ciclista y que mañana, como cada año el lunes después de la etapa de París, echaremos mucho de menos.

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