Groenewegen suma la tercera del Jumbo-Visma

La etapa más larga del Tour de Francia resultó también la más anodina de lo que llevamos de carrera. Fue una jornada en la que se cumplió el guión no escrito que anticipaba una llegada masiva. Estaba claro cómo iba a ser el desenlace y todos los actores implicados actuaron en consecuencia. Se formó la escapada clásica de estas etapas, formada esta vez por Stéphane Rossetto (Cofidis) y Joan Offredo (Wanty-Gobert), y los equipos de los velocistas se encargaron de echar abajo su aventura. Todo según lo previsto. La victoria la consiguió Dylan Groenewegen, que firmó así la tercera victoria del Jumbo-Visma en lo que va de Tour. 


El ciclista neerlandés llegó a la carrera francesa con la aspiración de vestir el primer maillot amarillo de líder en la etapa de Bruselas. Pero la mala suerte se cruzó en su camino y se vio envuelto en una caída que le dejó sin opciones de disputar el sprint. Uno de sus lanzadores, Mike Teunissen, le tomó el relevó y ganó la etapa, poniéndose líder. Un día después, el Jumbo-Visma ganó la crono por equipos y ayer, en la séptima etapa de la carrera, Groenewegen alzó al fin los brazos. Es la undécima victoria del año del sprinter neerlandés, tras ganar una etapa en la Vuelta a la Comunidad Valenciana, otra a la Vuelta al Algarve, dos de la París-Niza, los Tres Días de Brujas-La Panne, tres etapas de los Cuatro Días de Dunkerque y dos del ZLM Tour

Groenewegen ganó a Caleb Ewan y a Peter Sagan, en un sprint en el que el treno del Deceuninck-Quick Step, puesto al servicio de Elia Viviani, no tuvo éxito, ya que el corredor italiano sólo pudo ser quinto. De momento, se han disputado cuatro sprints en este Tour con cuatro ganadores distintos: Teunissen, Viviani, Sagan y, ahora, Groenewegen, lo que demuestra que la tan proclamada y ansiada igualdad de este Tour sí se da, al menos, en lo que respecta a las llegadas masivas. 

Jornadas como las de ayer, muy largas y sin grandes alicientes para el espectador, son inevitables en las grandes vueltas, pero lo ideal es que sean las mínimas posibles. Que su espectáculo sea muy reducido, limitado al siempre atractivo sprint final, no significa que no implique un esfuerzo para los ciclistas, porque nadie pedaleó por ellos durante las más de seis horas que duró la etapa. Y, por supuesto, tampoco significa que no impliquen riesgos para ellos, porque la amenaza de las caídas siempre está ahí, y eso que, hasta ahora, este Tour se está librando de grandes montoneras. Nada más comenzar la etapa se fueron al suelo Teunissen y Tejay Van Garderen, quienes se incorporaron doloridos al pelotón unos pocos kilómetros más allá. Giulio Ciccone sigue líder de la carrera. 

Hoy, jornada montañosa, con un perfil que invitará a los ataques, pero más de los buscadores de gloria que de los favoritos. Los ciclistas tendrán que subir cuatro puertos de segunda y dos de tercera. El último será la Côte de la Jaillére, de apenas 1,9 kilómetros, al 7,9%, cuya cima está a menos de 13 kilómetros del final. 

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