Landa lo prueba, Thomas avisa y Ciccone se pone líder

Va a ser verdad que estamos ante el Tour más abierto de los últimos años. Así parece confirmarlo, al menos, la primera etapa de montaña de la presente edición de la ronda gala, que nos ha mostrado a un Movistar claramente al ataque, a un Thibaut Pinot muy ambicioso y a un Ineos lejos de los tiempos del dominio absoluto del Sky, pero con dos líderes fuertes, Egan Bernal y Geraint Thomas, pero en un estado de forma aparentemente similar al de sus rivales. Este Tour lo tiene todo para ofrecer un espectáculo colosal y para regalarnos una batalla sin cuartel entre ciclistas más igualados que en los últimos años de la carrera. Es pronto para sacar conclusiones, pero todo lo que vimos ayer en la sexta etapa, con final en La Planche des Belles Filles, invita a la esperanza. 

Como es habitual, los primeros kilómetros de la etapa sirvieron para la formación de la escapada, una fuga numerosa, con 14 miembros. Entraron en el corte André Greipel (Arkea Samsic), Benoît Consefroy (Ag2r La Mondiale), Dylan Teuns (Bahrain-Merida), Serge Pauwels (CCC Team), Julien Bernard, Giulio Ciccone (Trek-Segafredo), Nikias Arndt (Team Sunweb), Natnael Berhane (Cofidis), Thomas de Gendt, Tim Wellens (Lotto-Soudal), Fabian Grellier (Total Direct Energie), Nils Politt (Katusha-Alpecin), Xandro Meurisse y Andrea Pasqualon (Wanty-Groupe Gobert).

Poco a poco, los ciclistas más fuerte de la escapada fueron descolgando a sus compañeros de aventura, hasta que sólo quedaron por delante Dylan Teuns y Giulio Ciccone, quien era líder virtual de la carrera y acariciaba el amarillo, que finalmente logró atraparlo y prolongar así su temporada de ensueño. El ciclista del Trek ganó una etapa y la clasificación de la montaña del Giro, en el que estuvo permanente en fuga, y parece que quiere repetir en el Tour. De momento, hoy tomará la salida enfundado en el maillot amarillo de líder, que le arrebató a un Julian Alaphilippe que luchó hasta el último instante por la túnica sagrada, con ataque incluido en la parte final de la ascensión, pero que la perdió por seis segundos. Eso sí, Ciccone llegó fundido a la línea de meta y no pudo disputarle la victoria parcial a Teuns, justo vencedor de la etapa. 

La lucha por la etapa fue emocionante, sin duda, pero lo más atractivo fue la batalla entre los favoritos. Movistar demostró desde pronto que iba a mantener su línea ofensiva y valiente exhibida en el Giro. El equipo telefónico se puso al frente del gran grupo y asumió la responsabilidad. Como prometió, Alejandro Valverde se puso al servicio de Mikel Landa y Nairo Quintana. No es usual ver al campeón del mundo trabajando para sus líderes, tirando del gran grupo en un puerto exigente, pero nada relacionado con Valverde es habitual, todo es extraordinario

Cuando Valverde dejó de tirar fue Michal Kwiatkowski quien se puso al frente del grupo. El polaco fue el único gregario del Ineos que resistió en el grupo de favoritos, al servicio de Bernal y Thomas. Un escenario muy distinto al que nos tiene acostumbrados la escuadra británica. El ritmo de Kwiatkowski no era nada exigente, así que Valverde volvió a la carga. Había una cierta calma en el grupo, esa que precede a la tormenta. Primero lo probó Waren Barguill, quien intentó sacar partido de ese parón, hasta que atacó Landa, con su ritmo ágil, agarrado abajo, buscando agitar la ronda gala. El Ineos se puso a tirar y Landa llegó a tener una renta próxima a los 30 segundos, pero el escenario cambió cuando Thibaut Pinot puso a David Gaudu a tensar la cuerda. 

El ritmo de Gaudu fue superior al de Landa y echó abajo la aventura del corredor vasco. Aunque el movimiento del Movistar no fructificó, queda clara la intención del equipo español de ir al ataque, sin conservadurismo. Es muy de agradecer. Alaphilippe, que veía que se le escapada el amarillo, atacó, pero fue superado por Thomas, vigente ganador del Tour, que quiso dar un toque de atención a sus rivales, avisarles de que puede que el Ineos no tenga el dominio de antaño, pero que él sigue ahí, que está fuerte y decidido a luchar por revalidar el título. Al final Thomas sacó dos segundos a Pinot y Alaphilippe, siete segundos a Nairo Quintana y Emanuel Buchmann, nueve segundos a Jakob Fuglsang, Mikel Landa, Richie Porte y Egan Bernal, 14 segundos a Adam Yates y Dan Martin, 18 segundos a Rigoberto Urán, Enric Mas y George Bennet, 25 segundos a Bauke Mollema y Steven Kruijswijk... El favorito que más sufrió fue Romain Bardet, que se dejó 1:09 con Thomas. 

Ahora Ciccone es líder de la carrera y Thomas es el favorito mejor clasificado, quinto a 49 segundos. La etapa de ayer dejó claro que el Movistar de Quintana y Landa y el Groupama-FDJ de Pinot quieren ir al ataque en este Tour. También que el Ineos no es tan dominador como antaño, pero que Bernal y Thomas no perdieron tiempo con sus rivales. Thomas, de hecho, lo ganó. Queda en el ambiente la sensación de que, en efecto, esta ronda gala puede ser la más abierta, igualada y emocionante de los últimos años. Eso sólo puede ser bueno para el ciclismo y para el Tour. 

Hoy, séptima etapa, que debería resolverse al sprint, así que Sagan, Viviani, Van Aert, Matthews y compañía buscarán un triunfo parcial antes de que el recorrido del Tour vuelva a endurecerse. 

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