Los protagonistas del Tour de Bernal

Concluyó el Tour de Francia con un corredor del Ineos vestido de amarillo en París, igual que en siete de las últimas ocho ediciones de la ronda gala. El desenlace fue más o menos el esperado, pero el camino hasta llegar allí fue mucho más emocionante que en años precedentes. Además, la insultante juventud de su ganador, Egan Bernal, de 22 años, y su nacionalidad, ya que es el primer colombiano en ganar la carrera, han hecho de este Tour una edición especial. Eso y lo abierta e igualada que ha sido la carrera. Es cierto que el temporal que obligó a recortar las dos últimas etapas alpinas ha deslucido algo el desenlace de la carrera, pero somos muchos los que hemos disfrutado del Tour como hacía tiempo. Hay a quien no le ha gustado, y todas las opiniones son respetables, por supuesto, pero no se entienden demasiado las críticas, que en ocasiones proceden de una miope visión localista (no ha habido victoria española) y en otras, de quienes esperan ataques de videojuego, como si en vez de ver a personas de carne y hueso estuvieran viendo a robots, con capacidad de demarrar a cada instante, sin dolores de piernas ni malos días. 


El primer nombre de este Tour, claro, es Egan Bernal. Su enorme calidad le presentan como un serio candidato a abrir una nueva era en el ciclismo. Este año, naturalmente, además del maillot amarillo se lleva a Colombia el maillot blanco de mejor joven y, por su edad, podrá ganar otros tres maillots blancos. Ahora será clave para el corredor colombiano mantener la sangre fría y no dejarse arrastrar por la presión, porque ser ganador del Tour con 22 años supone una presión extraordinaria. Bernal, hijo de una familia humilde, es muy joven, sí, pero también inusualmente maduro para su edad. En carrera y fuera de ella. Eso hace pensar que no será flor de un día, ni mucho menos. Ha sido el más fuerte del Tour, sin discusión alguna, y sólo el temporal le impidió culminar su gesta en la penúltima etapa alpina, en la que destrozó la carrera y comenzó su reinado. 

Bernal ha sido superior a todos, también a su compañero de equipo y teórico jefe de filas, Geraint Thomas. La tozuda realidad dejó claro pronto que el colombiano estaba en mejor forma que el vencedor de la carrera el año pasado, pero aun así es digna de elogio la honestidad y la lealtad de Thomas con Bernal, que ni por asomo ha cuestionado el liderato del ciclista colombiano. El Ineos no ha sido tan fuerte ni dominador como en años anteriores lo fue el Sky, en parte porque sus gregarios han estado desdibujados, pero el resultado ha sido el mismo: dos corredores en el podio final de París. Entre quienes han trabajado por este enorme éxito del conjunto británico está Jonathan Castroviejo, vital para el Ineos en los Alpes. 

Sin duda, el otro gran protagonista del Tour de Francia ha sido Julian Alaphilippe. Termina quinto en la general, pero eso es lo de menos. Quienes gozamos con esta edición de la ronda gala recordaremos siempre la numantina defensa de maillot amarillo del francés, su capacidad de ilusionar a todo un país, de levantar a los aficionados franceses de su sillón, y, sobre todo, su capacidad de enamorar a todo amante del ciclismo. Ya admirábamos a Alaphilippe por su rendimiento en las clásicas, por su forma de entender el ciclismo, siempre al ataque, siempre dando espectáculo, pero lo de este Tour ha sido diferente. Ganador de dos etapas (incluida su sorprendente victoria en la crono de Pau), portador del maillot amarillo durante buena parte de la carrera y corajudo y valiente defensor de su posición de honor en la montaña. Se terminó imponiendo la lógica y Alaphilippe se cayó hasta del podio, pero ¿alguien duda de que recordaremos más su Tour que el de Steven Kruijswijk, tercero final en la general? El ciclismo, como la vida, son emociones, y Alaphilippe es, junto a Bernal, quien más emociones ha transmitido en este Tour. 

Esto no desmerece al ciclista neerlandés, porque un podio en el Tour son palabras mayores y porque ha trabajado para conseguirlo. Él y su equipo, porque este Tour ha sido también una magnífica demostración de hasta qué punto el ciclismo es un deporte de equipo. Ha sido el Tour de la emoción y el de los gregarios de lujo. Laurens De Plus y George Bennett tienen buena parte de la culpa del podio de Kruijswijk, que culmina así un Tour memorable para el Jumbo-Visma, que comenzó arrasando, con las victorias de Mike Teunissen el primer día en Bruselas, de todo el equipo en la crono por escuadras, de Dylan Groenewegen y de Wout Van Aert

La primera semana, mucho más atractiva que de costumbre, es otra de las razones por las que he disfrutado mucho este Tour, en el que no todo es la lucha por la general. La igualdad extrema entre los velocistas hizo que durante buena parte de la carrera ningún ciclista hubiera sumado más de dos etapas. Lograron sus victorias los citados hombres rápidos del Jumbo-Visma, más Peter Sagan (maillot verde por séptima vez) y Elia Viviani, pero Caleb Ewan terminó rompiendo esa igualdad entre los sprinters. Se va del Tour con tres triunfos de etapas, incluida la de París, siempre especial, por más que casi todo el mundo se olvide del vencedor de la etapa parisina porque pone sus focos en el ganador del Tour. El ciclista australiano del Lotto-Soudal ha sido uno de los grandes protagonistas de la carrera, junto a su compañero Thomas De Gent, que sumó una de esas etapas que engrandecen al ciclismo, saliendo vencedor de un desafío al pelotón de esos que no suelen triunfar. Enorme el ciclista belga, que además este año deslumbró a todos con una contrarreloj colosal en Pau. 

Un nombre que no aparece en la clasificación general final del Tour pero que sí merece estar en este artículo es el de Thibaut Pinot, vencedor en el Tourmalet y, hasta que una lesión muscular se cruzó en su camino en la segunda etapa alpina, el ciclista más fuerte en la montaña de los que soñaban con el amarillo. Sus lágrimas al tener que echar pie a tierra por culpa de esa lesión en la rodilla son otra de las imágenes del Tour. Nunca sabremos qué habría pasado si Pinot no hubiera tenido ese problema físico. Lo que sí sabemos es que el francés estuvo más cerca que nunca de la gloria en la carrera francesa. El país galo soñó con volver a escuchar La Marsellesa en los Campos Elíseos, pero tendrá que seguir esperando, como ha hecho los últimos 34 años. Pinot será uno de los ciclistas con opciones de conseguirlo, igual que Romain Bardet, quien desde el principio demostró que éste no iba a ser su Tour, pero que ha sabido reinventarse y se lleva al menos la clasificación de la montaña. 

Mención aparte merece el Tour del Movistar, que un año más termina con la extraña sensación de que les ha faltado algo, pese a llevarse un triunfo de etapa, otra vez de Nairo Quintana, y la prestigiosa clasificación por equipos. Sin embargo, queda cierta decepción porque Mikel Landa, al que le pesó su sempiterna mala suerte y el hecho de venir del Giro, sólo pudo ser sexto, mientras que Alejandro Valverde estuvo muy cerca de ganar la etapa en la que finalmente se impuso Vincenzo Nibali, en Val Thorens, en una victoria sensacional del corredor italiano, por supuesto, pero que quizá podría haber puesto más difícil el equipo telefónico si los hombres del Movistar que quedaban en el grupo del líder (Landa, Quintana y Marc Soler) hubieran trabajado para echar abajo la fuga del ciclista del Bahrein-Merida, en vez de hacer la guerra por su cuenta. También en la etapa en la que Quintana perdió todas sus opciones de victoria tras un duro trabajo del Movistar se reveló cierta falta de comunicación en el equipo. Con todo, no se va de vacío. De cara a la próxima temporada, con las salidas de Quintana y Richard Carapaz seguras, y con dudas sobre el futuro de Landa, el equipo tendrá que reinventarse, pero mantendrá una escuadra sólida con capacidad de aspirar a todo. 

Por cierto, sería algún tipo de delito hablar del Movistar y no destacar el inconmensurable trabajo de Andrey Amador, que además venía del Giro. Impecable. El ciclista que todo director de equipo quiere en sus filas. También ha sido muy bueno el Tour de Marc Soler, de quien se pueden esperar grandes cosas en el futuro, igual que de Enric Mas. Reventó el ciclista del Deceunink-Quick Step en los Pirineos, pero se recompuso para trabajar por Alaphilippe en las etapas finales. El mallorquín recalará el próximo año en el Movistar y aún no está claro si convivirá con Landa o no, pero esa es ya otra historia. 

Daryl Impey, ganador de la siempre especial etapa del 14 de julio, día de la fiesta nacional francesa; Simon Yates, que cazó sus dos etapitas de rigor; Matteo Trentin, que brilló camino de Gap; Dylan Theuns, ganador de la atractiva etapa con final en La Planche des Belles Filles; Giulio Ciccone, que se puso líder en esa misma jornada; y varios ciclistas que lo probaron por activa y por pasiva entrando en escapadas, como los españoles Omar Fraile y Gorka Izaguirre, han sido otros de los protagonistas del Tour de 2019, el Tour de Bernal, el más emocionante en muchos años. 

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