Recuerdos ciclistas (X): La pelea más larga de Espartaco Cancellara

Muchos de los mejores recuerdos ciclistas de cualquier amante de este deporte en los últimos años están asociados a Fabian Cancellara, uno de los grandes. Espartaco, así se le conocía por su poderío descomunal en los monumentos del ciclismo, por la fuerza con la que mandaba en la primavera ciclista. Podrían ser, por tanto, muchos los momentos de la carrera del ciclista suizo los que rescatáramos para estos recuerdos ciclistas, pero qué mejor que elegir la que él calificó como "la pelea más larga que he librado encima de la bicicleta". 


Cancellara hizo estas declaraciones en el legendario velódromo de Roubaix en 2013 tras conquistar su tercera Paris-Roubaix. Ganó en el Infierno del Norte, como siempre, pero sufrió como nunca. Como era habitual, Cancellara era el máximo favorito para ganar la clásica, ese monumento ciclista en el que  el sarcástico premio que se llevan los corredores es un adoquín, como los muchos sobre los que llevan trotando horas y horas. Y, como era habitual, ganó, pero no sin sufrir y pelear por la victoria hasta el final, ante un insolente Sep Vanmarcke de quien no pudo deshacerse y a quien venció en un sprint agónico en el propio velódromo de Roubaix.  

Una escena menos agradable que nos dejó aquella edición de la París-Roubaix fue la caída provocada por dos aficionados irresponsables, que dejó sin opciones de victoria a Vanderbergh y a Stybar, que eran las dos bazas del entonces llamado Omega Pharma-Quick Step. Por cierto, que en aquella edición de la París-Roubaix también fue protagonista Juan Antonio Flecha, ese rara avis del ciclismo español en las clásicas. 

Al final, Cancellara ganó su tercer Infierno del Norte, el último que conseguiría en su carrera. Le acompañaron en el podio el ya citado Vanmarcke y Niki Terpstra. Fue la pelea más larga encima de una bicicleta de Cancellara, una sucesión de ataques y cortes, de caídas y sufrimiento, una auténtica prueba de supervivencia. 

El palmarés de Cancellara deja clara su grandeza, aunque ninguna prueba hay más poderosa de ese talento enorme que cualquiera de sus recitales en las clásicas y no sólo en ellas. El corredor suizo, que se retiró en 2016 fue dos veces campeón olímpico contrarreloj (2008 y 2016), cuatro veces campeón del mundo en la especialidad de la lucha contra el crono (2006, 2007, 2009 y 2010), tres veces ganador de la París-Roubaix (2006, 2010 y 2013), tres veces vencedor del Tour de Flandes (2010, 2013 y 2014), una vez ganador de la Milán San Remo (2008), tres veces ganador de la E3 Harelbeke (2010, 2011 y 2013) y de otras tres Strade Bianche (2008, 2012 y 2016), además de una Tirreno-Adriático (2008) y una Vuelta a Suiza (2009), entre otras muchas victorias. Un palmarés sólo al alcance de Espartaco, uno de los mejores ciclistas de todos los tiempos. 

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