La Milán-San Remo nació en el año 1907. El Tour de Flandes se creó en 1913. La Lieja-Bastoña-Lieja, la decana, disputó su primera edición en 1892. La París-Roubaix echó a rodar en el año 1896. Y el Giro de Lombardía, el cuarto monumento del calendario ciclista, la clásica de las hojas muertas, empezó en el 1905. Las grandes clásicas del ciclismo, además de su dureza, lo son por toda la historia que atesoran, por las páginas gloriosas escritas en esas pruebas a lo largo de los años, de las décadas. La historia también cuenta en este deporte. Por eso es tan infrecuente que una carrera joven consiga en pocos años cautivar a los amantes del ciclismo y competir en espectacularidad y expectación con las grandes clásicas. Es lo que ha logrado en tiempo récord la Strade Bianche, que nació como Monte Paschi Eroica, entre 2009 y 2011 se llamó Montepaschi Strade Bianche y recibió su denominación actual a partir del 2012.
Cuando nació la carrera, en el año 2007, nadie podía imaginar que iba a alcanzar semejante dimensión. Nadie conoce la fórmula del éxito. Pero triunfó, triunfó desde el principio. Las imágenes de aquella primera edición ya muestran las calles repletas de aficionados. Poco a poco fue creciendo y atrayendo a corredores de más nivel. Su particularidad, la que le da nombre, son esos tramos de sterrato, de tierra, de carreteras blancas, que le dan el aire de ciclismo añejo a la prueba.
El corredor ruso Aleksandr Kolobnev, que entonces militaba en el CSC, se impuso en solitario en la meta, tras descolgar a su compañero de fuga Marcus Ljungvist. Tercero fue Miljailo Jailov.
La Toscana ha seguido acogiendo desde entonces sin interrupciones una de las clásicas más apasionantes del calendario ciclista, que este año, como casi todo, ha tenido que suspenderse a causa del coronavirus, pero que volverá. A Kolobnev le sucedió Fabian Cancellara en 2008. El corredor suizo logró otras dos victorias en la prueba italiana, en 2012 y 2016, lo que le dio el derecho a poner su nombre a uno de esos tramos de sterrato.
El listado de ganadores de la Strade Bianche también habla a las claras de la calidad de la prueba. Son, además de Kolobnev y Cancellara, por este orden Thomas Lövkvist, Maxim Iglinskiy, Philippe Gilbert, Moreno Moser, Michal Kwiatkowski (dos veces), Zdenek Stybar, Tiesj Benoot y Julian Alaphilippe, ganador del año pasado.
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