Recuerdos ciclistas (XXI): Flecha, segundo en la París-Roubaix 2007

Por tradición, España no es país de clásicas, o lo es mucho más de grandes vueltas. Por lo general, la gran afición al ciclismo siempre estuvo más vinculada a las carreras de tres semanas, sobre todo el Tour de Francia, que a cualquier otra competición. Poco a poco, las grandes clásicas han ido ganando peso entre los amantes de este deporte en nuestro país y, sin duda, uno de los mayores artífices de ello es Juan Antonio Flecha, uno de los españoles que más lejos llegó en esas exigentes carreras de un día que son pruebas de supervivencia, en las que hay que trotar sobre piedras y resistir a mil y una contrariedades. 


Podríamos elegir muchos recuerdos ciclistas asociadas a Flecha, muchísimos. El ciclista español, nacido en Buenos Aires, que actualmente es comentarista de Eurosport, ganó una etapa en el Tour de Francia y una Omloop Het Nieuwsblad, la única victoria española en la historia de la prueba, y suma cuatro podios en monumentos. Fue tercero en la París-Roubaix de 2005, segundo en esta misma prueba en 2007, tercero en el Tour de Flandes de 2008 y tercero otra vez en la París-Roubaix en 2010. 

La vez que más cerca estuvo, al menos por el puesto, de ganar un monumento fue en la edición de 2007 del Infierno del Norte, cuando quedó segundo, como decimos. Aquella carrera la ganó el australiano Stuart O'Grady. Hizo historia aquel día, ya que se convirtió en el primer ciclista de su país en ganar la clásica francesa, para muchos, la mejor y más exigente de todas, la más especial. Atacó con fuerza a falta de 25 kilómetros para el final y se marchó en solitario, así que entró solo y triunfal en el velódromo de Roubaix. 

Flecha lo intentó junto al grupo que marchaba a su lado, en persecución de O'Grady, pero aquel día el australiano iba intratable y nada pudieron hacer. Flecha, eso sí, se impuso a sus compañeros en el selecto grupo para situarse segundo, por delante del suizo Steffen Wesemann. Fue la ocasión en la que más cerca estuvo Flecha de llevarse el adoquín que, de forma bastante sarcástica, se llevan como premio simbólico los vencedores de la París-Roubaix, un adoquín como esos contra los que se han enfrentado durante más de 200 kilómetros. 

De los 192 ciclistas que comenzaron aquella clásica sólo 96 la terminaron y Flecha, ese rara avis, el español clasicómano, compañero por aquel entonces de Freire en el Rabobank, fue el segundo de todos ellos en entrar en meta. Antes de Flecha, sólo Miguel Poblet había logrado entrar en el podio del Infierno del Norte (fue segundo en 1958 y tercero en 1960). Después de Flecha, ningún español ha vuelto a estar en esos puestos de privilegio en este monumento. Iván García Cortina parece ser el elegido para continuar esa ruta tan poco transitada, la de ciclistas españoles enamorados de las piedras y de la primavera ciclista, una senda en la que nadie llegó tan lejos como Juan Antonio Flecha. 

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