Los aficionados al ciclismo comprenderán por qué matizo en el titular que la victoria de Mauricio Soler de la que voy a hablar en este artículo de Recuerdos ciclistas es una victoria deportiva. Porque su gran victoria, el gran triunfo de su vida, fue sin duda recuperarse de la terrible caída sufrida en la Vuelta a Suiza de 2011, que le costó su carrera deportiva, pero de la que salió con vida y logró recuperarse este bravo corredor que, como buen colombiano, destacaba sobre todo en la montaña.
Cuatro años antes de ese accidente, Soler era un prometedor ciclista que asombraba al mundo en el Barloworld. La temporada de 2007 fue posiblemente la mejor de su vida. Al menos, en lo que se refiere a victorias. Llegó al Tour de Francia con el objetivo de perseguir triunfos de etapa, de ser protagonista en la montaña, y lo logró en la jornada reina de los Alpes de aquella edición de la ronda gala.
Era una etapa señalada en el libro de ruta de todos. Hasta tal punto era un día trascendente que el entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, acudió a presenciar la etapa. Ya saben, Francia apoyando al Tour como el símbolo nacional que es. Pero esa es otra historia. El caso es que Sarkozy aparece en la foto de la gloria de Soler aquel día, asomado el presidente galo en el coche del director de la ronda francesa, viendo alzar los brazos a Soler, imperial, portentoso.
Culminó el ciclista colombiano una brillante escapada en la que se mostró como el más fuerte. Ganó a lo campeón, entrando solo en meta, teniendo tiempo para saborear su victoria. Mientras por detrás no había cambios en la general y Rasmussen conservaba un maillot amarillo que perdería después, tras su retirada por sospechas de dopaje, Soler conseguía la gran victoria de su vida, por la que llevaba soñando desde que, siendo niño, con ocho años, pudo comprar su primera bicicleta, junto a su hermano, en su Boyacá natal.
Ese mismo año, Soler redondeó una temporada de ensueño al ganar la Vuelta a Burgos, que se disputa inmediatamente después del Tour, donde también se llevó el maillot de la montaña, ese maillot blanco a puntos rojos que tanto prestigio tiene. En 2010 Soler fichó por la estructura del Caisse d'Epargne, ahora Movistar, pero la mala suerte se cruzó en su camino en la Vuelta a Suiza del 2011, carrera en la que ganó una etapa pero perdió su carrera.
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