Evenepoel también arrasa en Polonia


No había aún imágenes en directo de la carrera cuando Remco Evenepoel lanzó un salvaje ataque en la cuarta etapa de la Vuelta a Polonia. 45 kilómetros faltaban para el final. Allá se fue el corredor belga. Descartado, atrevido, poderoso. Quería rendir un homenaje a su compañero Fabio Jakobsen, que poco a poco se va recuperando de la terrible caída sufrida en la primera etapa de la carrera polaca. Ayer no ganó Evenepoel, en un final que le iba bien, pero donde venció Richard Carapaz. No ganó Evenepoel y eso casi fue noticia porque empieza a ser noticia no ya que gane, que eso ya se da por descontado, sino que no lo haga. Así que hoy tenía que remediarlo. Con sus 20 años, Evenepoel se sigue divirtiendo encima de la bicicleta y sigue asombrando a todos. Le comparan con Merckx. Le señalan como futuro ganador de un Tour de Francia, de todo lo que quiera. Se le mete mas y más presión. A él le da igual. Se divierte. Arrasa con todo. Gana y gana y vuelve a ganar. Inmenso. Intratable. Histórico. 

No sabemos dónde puede llegar Evenepoel, el tiempo dirá. No podemos juzgar algo que no ha pasado, esto no es el ministerio del tiempo. Pero sí es momento de preguntarnos si este es el debut más impresionante de todos los tiempos en el ciclismo. Porque tiene 20 año. Porque gana casi todo lo que corre. Porque esas coloraciones con el caníbal, con el de los comienzos, se entiende, se antojan cada vez menos exageradas. Porque se terminan los adjetivos para describir sus recitales. Porque hace que todo parezca fácil, aunque sus triunfos sean cada día más salvajes, más inapelables, más de videojuego. No es que con 20 años esté en el pelotón tuteando a los mejores ciclistas del mundo. Es que ya es un ciclista que se convierte en favorito de cada carrera a la que acude. 

Lo de hoy en Polonia ha sido un nuevo recital, un nuevo show de esos que, hoy por hoy, sólo están a su alcance. A 45 kilómetros se marchó hacia adelante y fue abriendo hueco, más y más, con sus rivales. Y no eran unos rivales cualesquiera, no eran ciclistas menores precisamente los que le perseguían. Tras él, Jakob Fuglsang, Rafal Majka y Simon Yates. Casi nada. Más atrás quedó Carapaz, que sufrió una caída. 

Pero Evenepoel está en otra categoría, parece de otro planeta. Caían los kilómetros y la distancia no hacia más que ampliarse. Él, con subcontrarreloj, rodando en solitario por delante, intocable. Y el resto, casi más bien pensando en el segundo puesto, con esa sensación de pasmo que genera el corredor belga entre sus rivales. La sensación, casi la certeza, de que es inútil siquiera intentarlo, que nada pueden hacer contra él. Y ganó, claro que ganó. Quién si no. Tuvo todo el tiempo del mundo para sacar el dorsal 75, el que lucía Jakobsen, para dedicarle su última exhibición.

Evenepoel, naturalmente, se pone líder de la Vuelta a Polonia y, salvo sorpresa mayúscula, mañana ganará la prueba. Será su novena victoria de la temporada, tras la general y una etapa de la Vuelta a San Juan, la Volta ao Algarve más dos etapas, la Vuelta a Burgos más una etapa y este triunfo descomunal de hoy en Polonia. ¿Hasta dónde llegará Evenepoel? Nadie lo sabe. No tiene límites su ambición, tampoco su talento. Mientras salimos de dudas, disfrutemos del fenómeno más precoz y más asombroso de la historia reciente del ciclismo. Es de otro planeta. 

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