Fuglsang gana Il Lombardía tras el susto de Evenepoel



No siempre somos conscientes de lo frágil que es todo en la vida, de hasta qué punto todo es provisional y que, de un día para otro, puede cambiar por completo. Nos lo ha recordado de forma dramática el coronavirus y hoy Remco Evenepoel también ha vivido una experiencia muy dura que vuelve a demostrar eso, hasta qué punto todo es frágil y la mala suerte puede cruzarse en nuestro camino de golpe. El corredor belga, de 20 años, llegaba a Il Lombardía como el gran favorito, el hombre a batir. Venía de ganar casi todo lo que había corrido este año, de asombro en asombro, de recital en recital. Tenía la meta de ganar su primer monumento. Todo parecía a su alcance, pero una estremecedora caída le ha obligado a abandonar la prueba y ha tenido a la familia del ciclismo con el corazón encogido durante unos 20 minutos que se han hecho eternos, hasta que se ha informado de que estaba consciente.

Evenepoel se cayó en un puente y se fue al barranco. Las imágenes son terroríficas. El miedo y el estremecimiento se adueñó de todos. El tiempo pasó lento, muy lento. Y esos minutos a la búsqueda de noticias fueron horribles. Primero vimos una ambulancia en la carretera. Más tarde se confirmó que estaba consciente. Y después vimos la imagen de Evenepoel rescatado en camilla y siendo introducido en la ambulancia, para ser trasladado al hospital. Poco después informó un auxiliar del equipo Deceuninck-Quick Step a la RAI del estado de salud de la perla belga. Está consciente y “sólo” tiene un fuerte traumatismo en una pierna. Parecen noticias tranquilizadoras, sobre todo, para lo que podría hacer sido, tras ver las imágenes de esa caída. Ojalá pueda recuperarse pronto. Hoy nos ha dado un susto terrible, que afortunadamente se ha quedado en eso. 

Cuando Evenepoel sufrió la caída, todo quedó en un segundo plano. Costó mucho seguir la carrera, porque teníamos todos la cabeza en otra cosa, en su estado de salud. Pero la prueba siguió adelante, con un escenario de carrera ideal para el Trek-Segafredo, ya que había seis ciclistas en cabeza y de ellos tres eran de su equipo: Bauke Mollema, Vincenzo Nibali y Giulio Ciccone. Junto a ellos, marchaban dos Astana (Jakob Fuglsang y Alexander Vlasov) y George Bennet, el único gregario de Roglic en el Jumbo-Visma para el Tour que no está en el Dauphiné. Por detrás les perseguía Mathieu Van der Poel y, un poco más atrás, un grupo formado por Diego Ulissi, Maximilian Schachmann, Richard Carapaz y Rafal Majka. Casi nada.

La situación, aparentemente, era de ensueño para el Trek, pero en este deporte dos más dos nunca son necesariamente cuatro y los análisis que hacemos sentados en nuestro sofá con el aire acondicionado suelen olvidar una cuestión elemental: los ciclistas son personas, les duelen las piernas, a veces tienen clara la táctica a seguir pero no tienen fuerzas. Y parece que eso es justo lo que le ha ocurrido al Trek hoy. Bastó un ataque de Jakob Fuglsang para dejar al Trek sin opciones. Quedaron por delante el danés, su compañero Vlasov y Bennett. Es decir, en un grupo que marchaban seis ciclistas por delante y tres eran del Trek, se quedaron en cabeza los otros tres. 

Entonces pasó a ser el Astana el equipo que tenía superioridad numérica, aunque pronto se vio que Vlasov no iba con fuerza y que la victoria era cosa de dos. Entre Bennett y Fuglsang estaba el triunfo. Es decir, entre el corredor que venía de ganar hace unos días el Gran Piemonte y el ganador este año de la Vuelta a Andalucía, más dos etapas. Se fue el solitario adelante el ciclista danés, que suma así su cuarto triunfo del año, el primero desde que volvió la competición. Es el segundo monumento de su palmarés tras ganar el año pasado la Lieja-Bastoña-Lieja. 



Un poco antes del final de Il Lombardía se disputó en Francia La Périgord, primera prueba francesa de ciclismo femenino del calendario comprimido de este año. La victoria ha sido para la corredora del Movistar Sheyla Gutiérrez. 

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