Alaphilippe y Bennett, victorias a pares del Deceuninck- Quick Step


Ayer fue el Jumbo-Visma el equipo que mandó a la vez en la Tirreno-Adriático y en la París-Niza y hoy ese papel hegemónico le ha correspondido al Deceuninck-Quick Step, más indomable manada de lobos que nunca. Julian Alaphilippe se ha impuesto en la preciosa segunda etapa de la carrera de los dos mares, mientras que el velocista Sam Bennett ha ganado al sprint la anodina quinta etapa de la carrera del sol.


El recorrido escarpado de la jornada en la prueba italiana, junto a las ganas de dar batalla de los ciclistas, han propiciado un magnífico día de ciclismo en la Tirreno. Primero, con actores secundarios, pero a los que dejemos que la prueba tenga alicientes y emoción desde el principio de la etapa, y después con los protagonistas. Los buscadores de gloria fueron esta vez Pellaud Simon (Androni), Marcus Burghardt (Bora), Vincenzo Albanese (Eolo), John Archibald (Eolo), Simone Velasco (Gazprom) y Pieter Vanspeybrouck (Wanty), que dieron presencia a sus equipos durante buena parte de la etapa. 


A falta de 35 kilómetros para el final fue el turno para los actores principales, con el ataque de Egan Bernal, definitivamente, de vuelta, de regreso a su condición estelar del pasado, esa que nos deslumbró hace un par de años en el Tour. El ciclista colombiano del Ineos se marchó junto a Asgreen y De Buyst, aprovechando una de las ascensiones del día, la más seria. Se desató la fiesta, con muchos más ciclistas que se animaron a intentarlo como Marc Soler, Pello Bilbao o Simon Yates. Cazados Bernal y sus compañeros de aventura, fue el turno de Pavel Sivakov, Simon Yates, Joâo Almeida y Mikel Landa, que formaron un sólido cuarteto delantero. 


Se entendieron bien los cuatro componentes de la escapada y llegaron a tener, si los GPS italianos decían la verdad, que ya sabemos que a veces fallan lo suyo, más de 40 segundos de ventaja. El grupo de los hombres fuertes de la carrera no dejaron a los fugados escaparse, sabedores de que los cuatro pueden tener aspiraciones en la general, incluso Sivakov, que en teoría es la tercera baza del Ineos tras Bernal y Geraint Thomas. Trabajó primero el Jumbo del líder Van Aert y después el UAE de Pogacar, en teoría, el gran favorito a la victoria final, el favorito en todas las carreras que corre. 


La diferencia se fue rebajando más y más y reventó Yates, mientras que siguieron los tres en fuga. Cuando tenían apenas unos segundos de ventaja, los tres supervivientes de la escapada se atacaron entre ellos. Lanzó primero el demarraje Sivakov, mientras Landa sufría. El que más fuerte se mostró fue Joâo Almeida, quien se marchó solo hacia adelante. El final cuesta arriba se le hizo ídem al corredor portugués del Deceuninck-Quick Step, pero ahí estaba su compañero de equipo Julian Alaphilippe para rematar la jugada y llevarse la victoria por delante de Van der Poel y de Van Aert. Qué suerte tenemos de poder disfrutar de semejantes estrellas en el ciclismo actual. 


Van Aert sigue líder de la carrera con cuatro segundos de ventaja sobre Alaphilippe, ocho segundos sobre Van der Poel, once sobre Sivakov y trece sobre Landa. Almeida es octavo a 14 segundos, la misma distancia del primer puesto a la que están Pogacar, noveno, y Álex Aranburu, décimo, entre otros. 




Menos historia ha tenido la quinta etapa de la París-Niza, en la que Sam Bennett ha ganado al sprint ante Nacer Bouhanni y Pascal Ackerman. 


Sin escapada hasta entonces, a unos 70 kilómetros de la meta se formó un corte con ciclistas de nivel, como Campenaerts, Stuyven, De Gent, Theuns, De Gent o Declerq, entre otros. Parecía que podían hacer camino, pero finalmente fueron neutralizados y se impidió la lógica de la volata. 


La noticia extradeportiva de hoy en la París-Niza ha sido la imposibilidad de cumplir el recorrido de la etapa final de la carrera en Niza, a causa de las limitaciones por el coronavirus. ASO, la empresa organizadora de la carrera, buscará un recorrido alrededor alternativo sin concluir en aquella ciudad. 

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