Roglic arrasa en la fiesta final de la Itzulia


La Itzulia nos ha ofrecido hoy la enésima demostración de que las etapas cortas de montaña suelen ser sinónimos de un gran espectáculo. Claro que a todos nos gustan las jornadas maratonianas de desgaste, pero jornadas como las de hoy, con siete puertos en 110 kilómetros, casi siempre significan emociones fuertes. Hay algunos puristas a los que les cuesta reconocerlo, pero la realidad es tozuda y etapas como la de hoy así lo certifican. No digamos ya si esa etapa transcurre por Euskadi, claro, santuario ciclista, uno de los lugares del mundo donde este deporte de vive con más pasión. Cuánto echábamos de menos la Vuelta al País Vasco y qué maravilloso espectáculo nos ha regalado estos seis días, en especial hoy, la mejor jornada de ciclismo de lo que va de temporada y puede que en más tiempo. 


En el puerto de Gorla, situado a más de 70 kilómetros de meta, empezó la fiesta y continuó hasta la meta en Arrate. Un memorable día de ciclismo en el que Primoz Roglic ha asaltado la general, tras ganar en un portentoso duelo a la distancia ante su compatriota Tadej Pogacar. Llegó Roglic a meta en cabeza, junto a David Gaudu, a quien no le disputó el triunfo de etapa. Por cierto, el corredor del Jumbo-Visma le hizo un gesto al francés, chocar los puños, poco antes del final de la etapa, como si necesitara escenificar lo que era evidente y comprensible, que la victoria parcial sería para Gaudu, porque la colaboración del corredor del Groupama-FDJ fue importante para certificar el asalto a la general de Roglic. Desde que cayó derrotado el penúltimo día del pasado Tour ante Pogacar parece correr Roglic con un hambre especial de victoria, insaciable, necesitado de demostrar en cada oportunidad que se le presente lo inmenso ciclista que es. Hoy, en la foto de meta, aparece un feliz Gaudu celebrando una más que merecida victoria de etapa pero justo detrás, también alzando los brazos, Roglic, ganador de la Itzulia, amo y señor de la carrera. 


El Jumbo-Visma, cuya estrategia en la etapa del jueves fue muy discutida, corrió hoy de forma impecable. De entrada, metió a Tolhoek en la escapada inicial, donde también entraron Juul Jensen y Bevin, en un primer momento, y Fraile, Mas, Carthy, Carapaz y O’Connor, después. No se detuvieron los ataques y después saltaron a por ellos Padun y Verona. Pero seguían los demarrajes. Fue un festín. Un descontrol absoluto que intentó detener el UAE marcando un ritmo alto al frente del grupo del líder. Fue la primera victoria del Jumbo en su duelo ante el equipo de Pogacar y del líder de la carrera, McNulty, obligados a ir al límite ante semejante descontrol. Entre medias, aprovecho Guillaume Martin, siempre al ataque, para unirse al grupo delanter, en el que también entraron después Hirschi y Oomen. 


La etapa pasó a ser una partida de ajedrez, un juego de estrategia en el que cada equipo movía sus peones. En el descenso a Gorla llegó el movimiento decisivo de la carrera, ya que se formó un corte propiciado por Astana, con Aranburu, Izagirre, Landa y Valverde, entre otros, en el que entró Roglic y no lo hicieron ni McNulty ni Pogacar. Ese olfato del ciclista del Jumbo-Visma fue clave. Pogacar trabajó para McNulty. Lo dio todo para cerrar el hueco, igual que Hirschi, al que mandaron parar, lógicamente, y que se descolgó inmediatamente del grupo delantero para ayudar a su líder. Llegaron a estar a menos de 20 segundos, pero no lograron cerrar el hueco. Roglic, a rueda del Astana y del Movistar, muy activos todo el día, no tenia las que dejarse llevar. 


McNulty hizo la goma en la subida a Krabelin, por lo que la lucha por la general quedaba reducida al duelo entre Pogacar y Roglic. O, mejor dicho, entre Pogacar y el Jumbo-Visma, ya que el equipo neerlandés tenía dos opciones: Roglic, que marchaba imponente en cabeza, y Vingegaard, mejor clasificado que Pogacar, que se soldó a su rueda, dejándole claro que incluso si alcanzaba a Roglic él estaría ahí como segunda hada de su equipo. 


Cuando Pogacar tuvo que dejar de trabajar para McNulty, al quedarse éste cortado, empezó a hacerlo para sí mismo. Tiró muy fuerte y justo cuando más se acercaba al grupo delantero Roglic se puso a tirar en primera persona cuando faltaban 45 kilómetros para el final. Ante el acelerón de Roglic sólo aguantaron Valverde, Gaudu y Carthy. Valverde no resistió en la parte final de la subida y se formó un terceto. Pogacar, su parte, perseguía con Knox, Yates y Vingegaard. Valverde y Landa, descolgados, se engancharon en el grupo del ganador del Tour.


Ni Gaudu ni Carthy dieron relevos a Roglic, mientras que por detrás sí hubo entendimiento. Aun así, la distancia siguió por encima de los 40 segundos, incluso cerca del minuto, por momentos. La Itzulia se le ponía muy a favor a Roglic, pero Pogacar no dejó de tirar en ningún momento, no renunciaría a la victoria tan fácilmente. Es ese empeño de su compatriota y la extrema dureza de la etapa, con leña desde la salida casi, lo que da aún más valor al triunfo de Roglic y su memorable asalto a la general. A seis kilómetros de meta, ya en la subida final, atacó Gaudu y Roglic pudo llegar a su altura. Por detrás, aceleró Valverde (eterno) y le siguieron Pogacar, Vingegaard y Yates. Roglic y Gaudu colaboraron, conscientes de que a ambos les interesaba entenderse, y el resto ya es historia, una bella historia de ciclismo. En el podio final Roglic, que sale muy reforzado de esta carrera, estuvo acompañado por su compañero Vingegaard y por Pogacar, su gran rival, el enemigo que le arrebató el pasado Tour, al que hoy él ha ganado con maestría en la Itzulia. Sexto en la general fue Pello Bilbao, séptimo Valverde y octavo Landa. Ya queda un día menos para disfrutar de la Vuelta al País Vasco del próximo año. 

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