Aviso que la crónica de la etapa de hoy en el Tour será de esas que más parecen el recuento de daños tras una batalla que el balance de una prueba deportiva. Muchas y muy serias caídas, un día más. Sustos constantes, mucha tensión. Una prueba de supervivencia, en la que pocos se han librado de irse al suelo. Empezó la sucesión de contratiempos poco después de dar comienzo la etapa, cuando Geraint Thomas sufrió una caída en la que se dislocó el hombro. A pesar de que le costó ponerse en pie, logró reintegrarse en el grupo, dolorido, gracias al apoyo de sus gregarios. En esa misma caída también se vio envuelto Robert Gesink, importante hombre de equipo de Roglic en el Jumbo-Visma, que se vio obligado a abandonar.
La mala suerte siguió cruzándose en el camino del pelotón. A 11 kilómetros se cayó, otra vez, Miguel Ángel López, a quien la suerte no está acompañado en este comienzo de Tour. En ese mismo lance también se vieron envueltos Madouas y Gaudu. Poco después se registró otra caída, en la que les tocó el infortunio a Roglic y Vingegaard. El ganador de la pasada edición de la Vuelta y segundo clasificado del Tour llegó a meta muy magullado tras perder más de un minuto. La renta perdida es casi lo de menos, lo inquietante de verdad es su estado físico. Habrá que esperar a las pruebas y la información que aporte el equipo.
Las caídas no habían terminado. A 4 kilómetros hubo otra montera, en un descenso muy veloz, en el que el más damnificado fue Jack Haig, pero en la que también se cortó y se fue al suelo Tadej Pogacar, el vigente ganador de la prueba. El grupo delantero quedó reducido a la mínima expresión. De los candidatos a ganar la carrera, sólo Richard Carapaz y, si queremos incluirlo como candidato, Julian Alaphilippe, entraron en el primer grupo. El colofón de la mala suerte llegó en la recta de meta, en descenso, por cierto, algo difícilmente comprensible, donde Caleb Ewan sufrió una caída y arrastró con él a Peter Sagan.
Carapaz ha sacado en meta 14 segundos a Mas, Nibali, Fuglsang, Quintana y Kelderman; 26 segundos a Pogacar, Gaudu, Urán, Thomas, Chaves, Porte y Martin, entre otros, y 1:20 sobre Roglic, el favorito que más preocupa ahora.
La general queda liderada por Van der Poel, con ocho segundos de ventaja sobre Alaphilippe, 31 segundos sobre Carapaz y Van Aert, 38 segundos sobre Kelderman, 39 segundos sobre Pogacar y 40 segundos sobre Enric Mas, que ya es séptimo y está empatado a tiempos con Quintana.
El triunfo parcial fue para Tim Merlier, a quien lanzó el líder de la carrera y su compañero en el Alpecin-Fenix, un soberbio Mathieu Van der Poel, antes de que Jakobsen terminara de ponerle a tiro la victoria al ciclista belga procedente del ciclocrós. Día grande para este equipo, de la segunda división del ciclismo mundial, que ha ganado dos de las tres etapas de este Tour y es líder de la prueba. Impresionante comienzo de la carrera para ellos. Aunque no hicieran nada más en lo que queda de Tour, el balance de su participación en la carrera sería muy positivo. Por cierto, fue un tanto inapropiado el gesto que hizo Merlier al cruzar la línea de meta, mandando callar. Viniendo de donde se venía, con esa caída de Ewan y Sagan, tras quedar notablemente mermado el grupo por las constantes montoneras, se lo podría haber ahorrado. En todo caso, debutó con triunfo en el Giro y hace lo propio en el Tour. Un fuera de serie.
Antes de que las malditas caídas fueran las grandes protagonistas del día, quienes más acapararon los planos televisiones fueron Jelle Wallays (Cofidis), Ide Schelling (Bora), Michael Schär (Ag2r Citroën), Cyril Barthe y Maxime Chevalier (B&B Hotels), quienes compusieron la escapada de las jornadas
Mañana, cuarta etapa, en la que los velocistas tendrán una nueva ocasión de luchar por la victoria y en la que, por encima de todo, confiamos en que no haya que lamentar más caídas ni más disgustos, porque no ganamos para sustos en este inicio de la ronda gala. Por algo se dice que el Tour es, antes que cualquier otra cosa, una prueba de supervivencia.
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